Agustín Gómez Pagola, el niño de la Guerra español que fue internacional con la URSS y se reunió luego con el Che Guevara

Agustín Gómez Pagola nació en Rentería el 18 de noviembre de 1922. Con apenas 15 años, Agustín fue uno de los 1.469 niños españoles que embarcaron en el Habana rumbo a la Unión Soviética escapando de la Guerra Civil. Él se fue con sus hermanos Juan y Ramón y su primer destino fue la Casa N5 en Obninskoye, a las afueras de Moscú. Su primera experiencia con el fútbol en Rusia llegó en el impresionante Estadio Dinamo. El hogar del Dinamo de Moscú sirvió para celebrar un partido entre un club llamado Stadio y el equipo vasco del sanatorio de Obninsk. Agustín fue capitán del conjunto vasco que perdió 2-1.

Empezó a estudiar una ingeniería en 1940 en Moscú, pero la invasión alemana provocó su evacuación a Samarcanda. Cuando el peligro pasó, acabó sus estudios y se casó con otra española exiliada, Pilar, que acabaría siendo otorrino. Cuando nació su primera hija, Lina, Agustín Gómez ya era un ciudadano soviético. Y ya por entonces había jugado para el Krylia Sovetov de Samara y fichado por el poderoso Torpedo de Moscú (club que le correspondía por su condición de ingeniero). Allí se ganó la titularidad como lateral zurdo.

En 1949, como capitán, levantó la Copa de la URSS se ganó el Torpedo y en 1952 repitió dicho protocolo. Ese año, además, fue elegido el mejor jugador de la liga soviética y los aficionados le pusieron como apodo “el vasco legendario”. Cuentan que, además, protegió en una ocasión al árbitro de un intento de agresión durante un partido entre su Torpedo de Moscú y el Dinamo de Tblisi.

Con el prestigio ganado no resulta extraño que el seleccionador soviético Boris Arkadiev le convocara para los Juegos Olímpicos de 1952. El combinado rojo superó a Bulgaria en la prórroga en dieciseisavos, pero cedió ante Yugoslavia en octavos. Stalin digirió más bien regular la derrota ante el combinado de su rival Tito y llamó al orden inmediatamente a Arkediev. Agustín Gómez no tuvo problemas porque no jugó ese partido.

Agustín era un comunista convencido. Participa en el congreso del Partido Comunista Español en Praga del 54 y en el 55 es admitido en la Escuela Superior del PCUS. La muerte de Stalin en el 53 descongeló un poco las relaciones entre la URSS y la España de Franco. En el 56 Agustín aprovechó la coyuntura menos desfavorable para regresar con su familia en uno de los ochos barcos que arribaron a la costa levantina con españoles repatriados.

Pero Franco no se fiaba y las autoridades de su régimen interrogaban a quienes regresaban a través de la Dirección General de Seguridad, que además no les dejaba de espiar de manera más o menos velada detallando su adaptación al país, ubicación y posibles cambios de residencia.

Es más, la ficha recabada por la Dirección General de Seguridad se decía de Gómez que “Al parecer está pendiente de autorización de la FIFA para su fichaje por el Atlético de Madrid, en cuyo equipo se entrena y con el que formó parte el pasado día 8, y que se enfrentó contra el club de fútbol alemán Fortuna de Düsseldorf”. Una información de Marca, que le entrevista, confirma este extremo.

Y así fue. Agustín Gómez, que venía precedido por una fama de estrella internacional, quiso probar fortuna en uno de los grandes de España. Sin embargo, con 34 años y fuera de forma, su actuación no fue buena y sufrió con el atacante alemán Jansen. Si a eso sumamos la sombra de duda de su pasado y los insultos de “rojo” en el campo, la decisión sobre su contratación estaba clara.

Gómez volvió a su tierra y se dedicó a entrenar a equipos guipuzcoanos como el Tolosa o la Real Unión de Irún. Entre sus pupilos estaba quien luego fuera futbolista internacional Periko Alonso (padre de Xabi Alonso).

Sin embargo, la vida de Gómez estaba condenada a ser de sobresaltos. Su pertenencia al PCE hizo que las autoridades franquistas le detuvieran y enviaran a la prisión de Carabanchel, donde sufrió golpes y torturas. La presión de la URSS -Agustín tenía nacionalidad soviética- forzó su liberación para evitar un conflicto internacional.

Tras ser excarcelado, Agustín y su familia cruzan a Francia y luego viajan a Praga y después a Moscú, donde él trabaja en una fábrica de camiones. En 1962 viaja a Cuba y se entrevista con el Ché Guevara, quien le ofrece el puesto de Ministro de Economía, que Gómez rechaza.

El resto de su vida la pasó entre París, el País Vasco (de manera clandestina) y Moscú, con algunos viajes a Sochi. Agustín Gómez falleció de un tumor cerebral el 16 de noviembre de 1975. Y, a pesar de lo que se ha escrito sobre él, no hay ninguna evidencia de que espiara para el NKVD o el KGB.

Fuentes:

“Futbolistas en las trincheras”, de @miguelangelara . Editorial Libro Fútbol

Deja un comentario