Alexandre Villaplane, el capitán de la selección francesa en el primer Mundial que terminó convirtiéndose en un asesino de las SS

Alexandre Villaplane pudo haberse cruzado por las calles de Argel con el literato Albert Camus a finales de 1919 o en 1920. Es más, no es imposible imaginarles a los dos jóvenes pieds-noirs -uno ocho años mayor que el otro- compartiendo campos de juego. Villaplane era un habilidoso centrocampista y Camus disfrutaba actuando como portero.  Uno llegó a ser el capitán de la selección gala y el otro recibió el Nobel en 1957. Ideológicamente, eso sí, no tenían nada que ver.

Villaplane regresó a la metrópoli en 1921. Tenía 16 años y se fue con sus tíos a Occitania en busca de mejorar un nivel de vida más bien modesto. Allí destacó jugando al fútbol e ingresó en el Sete. Cuentan que era un mediocentro habilidoso, veloz y con regate. Por eso hizo carrera luego en el Nimes y el Racing de Paris.

En 1926 debuta con la selección francesa y dos años más tarde ya actúa como capitán en los Juegos Olímpicos disputados en Amsterdam. Tiene alma de líder y un carisma que le convierte en popular dentro y fuera de los terrenos de juego. Tal vez demasiado.

Porque Villaplane frecuenta casinos, hipódromos y cabarets parisinos. Bebe, fuma y apuesta. Y comparte mesa y mantel con gente de todo pelaje. No siempre recomendable.

No obstante, su caché le otorga la capitanía también en la primera selección francesa que compite en un Mundial. Juega en Uruguay en 1930 ante México, Argentina y Chile y, aunque los bleus caen en la primera fase, el concurso de Villaplane resulta destacado.

En 1932 Villaplane se incorpora al Antibes para liderar un ambicioso proyecto deportivo, pero sus cualidades no son las mismas y, además, su carácter y sus vicios le habían alejado definitivamente por entonces del buen camino. Del Antibes es despedido por haber amañado un partido y de su siguiente equipo, el Niza, también sale por la puerta de atrás por demostrar poca profesionalidad.

Ausente ya del Mundial de 1934, Villaplane definitivamente cae al lado oscuro e incluso pisa la cárcel por sus oscuros negocios con el hampa. Estando entre rejas comienza la Guerra y el 14 de junio de 1940 Hitler y sus huestes pasean con tranquilidad por París. Se abre una nueva oportunidad para Villaplane, que es inmediatamente reclutado para formar parte de la Gestapo francesa, conocida como la “Carlinga”.

La eficacia del ex internacional francés como sanguinario represor es similar a la que producía en sus buenos tiempos como centrocampista. Lucha contra la resistencia sin escrúpulos. Detiene, tortura y ejecuta sin escrúpulos y, por supuesto, oprime y roba a todos los judíos de París que van cruzándose en su camino. Villaplane alcanza el grado de subteniente y viste con orgullo su uniforme de las Schutzstaffel (SS).

Se tiene constancia de que en Mussidan participa en la detención y ejecución de once partisanos, algunos menores de edad. También se le sitúa en la matanza de Oradour sur Glane en la que fueron asesinadas 52 personas.

Aparte de asesino, ladrón y traidor, a Villaplane también se le puede calificar de cobarde. Cuando intuyó que los alemanes iban a perder la contienda, comenzó a colaborar con sus antiguos enemigos liberando prisioneros (eso sí, cobrando por ello).

En agosto de 1944 Villaplane acaba siendo detenido por los vencedores. Las graves acusaciones de colaboracionista y de, concretamente, haber participado en al menos diez asesinatos llevan al antiguo capitán de la selección francesa al paredón. El 26 de diciembre de 1944, en el Fort de Montrouge se cumple la sentencia y Villaplane muere con 39 años.

Lucien Laurent, compañero de Villaplane en el Mundial de 1930 y autor del primer gol de la historia de los Mundiales, optó por defender su país y fue hecho prisionero por los alemanes regresó a Francia una vez concluida la Guerra. Cuando volvió a Estrasburgo comprobó que le habían robado todas las pertenencias que tenía en un almacén. Entre ellas, la camiseta que vistió con honor en 1930. Laurent perdió en la Guerra la camiseta, pero no el honor. Al buen centrocampista Villaplane no le quedó ni honra ni vida.  

Fuentes:

Historias insólitas de los Mundiales de fútbol, de Luciano Wernicke

https://ctxt.es/es/20180620/Deportes/20209/Mundial-futbol-Francia-Alexandre-Villaplane-Gestapo-Alemania-Jorge-Cuba-Luque.htm

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