En el fútbol, como en la vida, un inesperado giro del guion puede generar unas imprevistas consecuencias. Bobby Frederick Duncan nació en junio de 2001. Tres meses antes su primo Steven Gerrard marcó uno de los goles que ayudaron al Liverpool a ganarle la final de la UEFA al Alavés. Gerrard fue casi un one-club-man del conjunto de Anfield (se retiró en Los Ángeles Galaxy en 2016), con el que conquistó dos FA Cup, tres Copas de la Liga, una Community Shield, una UEFA, una Supercopa de Europa y la Liga de Campeones de 2005 (en la que fue el mejor futbolista de la final). Puede presumir de ser el tercer futbolista que más partidos ha vestido la roja del Liverpool y sus 114 internacionalidades con los “Three Lions” le llevaron a ingresar en la Orden del Imperio Británico.
Bobby Duncan, supongo que en parte inspirado por los éxitos de su familiar, siempre tuvo claro que quería ser futbolista. Y no parece que le faltara capacidad. El Manchester City se fijó en él cuando apenas tenía diez años y se forjaba en el Wigan y luego fue el Liverpool quien le sumó a su academia a cambio de 200.000 libras. Era 2018 y todo tenía muy buena pinta para el centrodelantero. Sus goles formando pareja con Glatzel ayudaron a su nuevo equipo a ganar la Copa juvenil derrotando precisamente en la final al City y, además, seguía sumando internacionalidades en categorías inferiores con Inglaterra (hasta 32). Anotó 23 goles en esa temporada. Ya se veía en Duncan al futuro “nueve” de la selección inglesa.
Sin embargo, en 2019 su agente Salif Rubie -ay, los representantes- empezó a meterle prisa. Tras hacerle ver que su sitio debía estar ya en un primer equipo grande solicitó al director deportivo del Liverpool, Michael Edwards, que se marchara a la Fiorentina cedido. Edwards, aconsejado por el director de la academia del club, Alex Inglethorpe, rechazó ese ofrecimiento y el representante Rubie -no se sabe si con el beneplácito de Duncan- comenzó a atacar a Edwards e Inglethorpe por twitter acusándoles de un “acoso mental” que había causado “problemas de salud mental” al joven futbolista y de “tener preso” al primo de Gerrard.

Tan graves fueron las acusaciones que el Liverpool emitió un comunicado oficial negando la mayor. Era, claro, el final de la carrera de Duncan como “Red”. Con todo, Bobby Duncan llegó a jugar después un amistoso con el Liverpool ante el Tranmere Rovers en el que incluso anotó y celebró dicho gol con la euforia lógica de un chaval de 18 años.
El mismísimo Jürgen Klopp fue preguntado sobre el caso en sala de prensa y dijo que, aunque el Liverpool cuida a sus jóvenes jugadores, el tema de los contratos puede llegar a ser un problema. Una leyenda de la entidad como Carragher fue más contundente en twitter: “Creo que Bobby Duncan debería despedir a este tipo -a su representante- antes de que le echen del Liverpool”.

Al final, el representante Rubie, a quien luego la Federación Inglesa investigó y sancionó por su actitud, se salió con la suya. Duncan fue traspasado a la Fiorentina por unos 2 millones de euros. Pero en Italia las cosas tampoco le fueron como esperaba. El atacante quería ya formar parte del primer equipo viola y su sitio estaba en el conjunto primavera (el filial). A pesar de marcarle un golazo al filial de la Roma, tampoco se sintió cómodo. El Director Deportivo de la Fiore, Danielle Prande, dijo que “en su cabeza, quería jugar inmediatamente” con el primer equipo y acabó regresando a su país apenas cuatro meses después, concretamente al Derby County. Allí no pudo brillar el año pasado por una lesión. Jugó, eso sí, en un encuentro de la FA Cup ante el Chorley.
Y, de repente, en julio el presidente de la Real Balompédica Linense, Raffaelle Pandalone llevó a cabo el fichaje más mediático del verano acercando a Duncan al Peñón de Gibraltar. El todavía joven futbolista británico ya ha comentado en el diario Europa Sur que jugar en la Balona no supone un paso atrás en la carrera. El buen clima de la zona, la posibilidad de sentirse protagonista y la cercanía de “The Rock” podrían ser alicientes suficientes para obviar la púrpura de otras divisiones más elevadas.
Pero Duncan, entre unas cosas y otras, tampoco está teniendo suerte en La Línea. Problemas con el transfer le dejaron fuera durante los primeros meses de competición y después, supongo, el poco ritmo competitivo o su inexperiencia en la categoría le han alejado de la titularidad. El 7 de diciembre se estrenó en partido oficial de albinegro sumando veinte minutos ante el Algeciras y contra Unionistas, el 11 de diciembre, iba por fin a ser titular. Lo fue, de hecho, pero una terrible tromba de agua obligó al árbitro a posponer el encuentro veinte minutos después de su comienzo.
Fue el último renglón torcido de la carrera de un muy buen delantero -basta con ver sus momentos estelares en youtube para comprobar sus virtudes- al que su impaciencia y los malos consejos de un representante le han desviado de la fama y la gloria internacionales. Este domingo Duncan puede pisar El Arcángel. Quién sabe si no es el primer encuentro de una nueva oportunidad del destino para el primo de Gerrard.
Fuentes: