Caparrós dijo una vez que en fútbol se pasa de puta a monja en un minuto, pero no se acordó de que en la vida hay partidos de vuelta. Jesús Julián Lucendo Heredia necesitó 56 minutos en el José Zorrilla para conocer el fútbol de élite. Y no hubo flechazo.
Fue en una primera jornada de Liga, el 2 de septiembre de 1989. Lucendo había nacido en Pedro Muñoz (Ciudad Real), pero crecido en Cornellá. Es probable que durante ese verano tarareara a The Refrescos con su “Aquí no hay playa” en su walkman mientras cubría la distancia entre el cuartel del Bruc en Pedralbes y el Mini Estadi. Allí se ejercitaba con el Barcelona Aficionados (hoy Barcelona C) mientras hacía la mili.
Un día le dijeron a Lucendo que tenía que jugar con el Barça. Resulta que Cruyff necesitaba efectivos para completar la convocatoria de un amistoso en Figueres y el filial estaba en Alicante en un torneo internacional. Aquel Barça perdió 3-1 ante un rival de Segunda, pero el Eterno Flaco debió ver algo en ese interior zurdo porque le volvió a llamar para el último bolo veraniego, ante el Palamós (saldado con otra derrota).

Así que tampoco sorprendió tanto que el primer día de septiembre de 1989 Lucendo –gracias a un permiso de su capitán (capitán, del Ejército de Tierra, queremos decir)– entrase entre los elegidos para enfrentarse al Valladolid en Zorrilla. No había participado ni en el stage previo que llevaron a cabo en Holanda. “En el cuartel están muy contentos, y en casa… imagínese. Jugar aunque fuera unos minutos en Valladolid… sería un sueño”, le decía Lucendo a Mundo Deportivo. El jugador venía avalado tanto por Rexach como por Quique Costas y Toño De la Cruz, por lo que rehusaba hablar de que le había tocado la lotería: “prefiero creer que no es cuestión de suerte”. Lucendo viajó junto a otras dos figuras de talla mundial que iban a debutar de blaugrana en ese choque: Laudrup y Koeman.
Lucendo, por los nervios, ni comió ni descansó tras conocer que sería titular y el partido de Zorrilla no salió nada bien. Cruyff le dio la parcela zurda del centro del campo al manchegocatalán y a Koeman la derecha y en la casi hora de juego que duró sobre el terreno de juego el “semidesconocido” (así lo calificó Mundo Deportivo) apenas aportó. Cruyff, sin embargo, le protegió en rueda de prensa: “estuvo bien, tomó la posición, pasó bien el balón y por su parte no hubo problemas. Detrás suyo, sí”. El cambio, explicó, fue porque le vio cansado.
Lucendo contó después que había jugado lesionado el partido y que estaba “algo dolido de ese asunto, porque he salido rebotado de todo este asunto”.
Y tanto. Lucendo se rompió el adductor y no jugó más con el F.C. Barcelona. Ni con el primer, ni con el segundo equipo. Su bagaje -tres partidos, tres derrotas- es casi imposible de repetir en la actual coyuntura por un jugador culé. “Estuve en el mejor sitio, pero en el peor momento”, le dijo a Sport. Cuando jugaba en Tercera con el Barcelona Aficionados la crueldad de los aficionados rivales no tenía límites.
Su estrella se fue apagando hasta reaparecer en prensa el 10 de julio de 1990. Ese día, en un breve, se anunciaba su fichaje por la Balompédica Linense (Segunda B) después de haberse “recuperado” del daño que le supuso ese prematuro estreno. Lucendo se había estado entrenando en solitario ese verano y llegó a rechazar una oferta del Lleida porque confiaba en el conjunto campogibraltareño. Pero tampoco. En 26 partidos fue capaz de marcarle al Sanluqueño, el Valdepeñas y el Ceuta, pero acabó denunciando a su equipo porque no le pagaba y decidió regresar cerca de su tierra tras otro efímero paso por Cartagena.

Y aquí es donde empezó a jugar el segundo tiempo de su vida profesional. El Andorra estaba entonces en Segunda B y competía con mucha dignidad, quedando casi siempre en la parte media-alta del grupo III. Allí encontró la estabilidad que buscaba en lo deportivo, a su mujer y en suma un lugar tranquilo en el que desarrollarse como persona. Tan lejos en brillo de su efímero pasado glorioso como cerca de sus recuerdos en kilómetros. Tan feliz se encontró que se hizo andorrano. En 1996 se estrenó con su modesta selección, con la que llegó a disputar 29 encuentros (tres goles coló). Ninguno como el del 3 de junio de 1998.
Esa tarde en el mítico estadio del Red Star de París en Saint Ouen , Andorra iba a ser el sparring de Brasil. En ese campo indómito, de natural izquierdista y donde se rodara Evasión o Victoria los pupilos de Miuliur Macedo (brasileño, por cierto) debían ser masacrados por la campeona del Mundo, que preparaba el Mundial en ciernes. El partido generó expectación porque desde el propio gobierno andorrano se había pronosticado un humillante 15-0 como guarismo final.
Lucendo fue titular junto con los Koldo Álvarez, los hermanos Lima, Sonejee o Justo Ruiz. Y mantuvieron una dignidad extraordinaria sobre el campo ante -ojo- este once: Taffarel; Aldair, Junior Baiano, Cafu, Roberto Carlos; Dunga, César Sampaio, Giovanni, Rivaldo; Ronaldo y Bebeto. El escaso 3-0 final llevó al seleccionador Macedo a decir que en su microestado habría un antes y después de ese encuentro ante Brasil.
Lucendo es ahora comercial y entrena a las categorías inferiores de la selección andorra. El fútbol, con sus idas y vueltas, le recompensó casi nueve años más tarde el sudor y el sacrificio gastado con otra efímera y más satisfactoria gloria (y con otra derrota, por cierto).
Dijo en el Sport que Cruyff le reconoció un día que se había equivocado con él, pero probablemente sin la ida nunca hubiera jugado la vuelta de su propia carrera.
Fuentes
http://elfutbloglin.blogspot.com/2011/10/lucendo-la-cabeza-de-turco-de-johan.html
https://www.footballdatabase.eu/es/match/resumen/1044512-andorre-bresil
https://www.mundodeportivo.com/20140901/hemeroteca/lucendo-la-primera-cruyffada_54414195713.html
https://as.com/futbol/2013/01/18/primera/1358466023_781427.html
https://www.sport.es/es/noticias/barca/que-fue-lucendo-mili-primer-equipo-del-barca-5955870
Un comentario sobre “Lucendo, su único partido en Primera con el Barça y su tarde de gloria contra Brasil”