Cuando el próximo diez de julio el capitán de una de las 24 selecciones que participan en la Eurocopa levante el trofeo que acredita a su país como campeón no estará levantando la Eurocopa, sino el trofeo Henry Delaunay. Así consta en el grabado de la primera Copa –de 1960- y así sigue constando tras la versión renovada en 2008.
Pero, ¿quién fue Henry Delaunay? En pocas palabras: el hombre que ideó este torneo.
Delaunay fue uno de los primeros locos por este espectáculo que, como todos en sus tiempos, ayudó haciendo las veces de hombre orquesta en pro de su pasión. Nació en París en 1883 y peloteó en el Étoile des Deux Lacs. Cuando colgó las botas, tomó el silbato hasta que –según la Wikipedia– en un partido entre el Garenne y el Benevolence un pelotazo le rompió dos dientes y le hizo tragarse el pito (con perdón).
Delaunay prefirió entonces pasarse a los despachos. Primero presidió el Étoile y luego se convirtió en Presidente del Comité Francés Interfederal (germen de la Federación Francesa de Fútbol). Era un dirigente visionario, curioso y ambicioso con grandes conocimientos del inglés, lo que le permitió ponerse en contacto con personajes de fútbol de toda Europa.
En su país creó la Copa Charles Simon, que más tarde se convertiría en la Copa Francesa y ya como Secretario General de la Federación gala, participó en las reuniones iniciales de la FIFA entre 1924 y 1928.
Por aquel entonces la UEFA no existía, pero en la mente de Delaunay estaba la creación de un campeonato regional de selecciones, así que desde mediados de los años veinte se puso manos a la obra con el austriaco Hugo Meisl.
En 1927 propone la creación de un campeonato europeo de selecciones, pero la FIFA prefiere aplazarlo porque se está centrando en la creación de un Campeonato del Mundo (idea de Jules Rimet). Se celebra un congreso en Amsterdam en 1928 en el que finalmente Delaunay apoya la idea de Rimet de que se celebre un Mundial con profesionales, una idea contraria al Comité Olímpico, que entendía que el Mundial de fútbol debería ser el propio torneo olímpico y sólo con jugadores amateurs. En ese sentido, el apoyo del francés a su compatriota fue básico para que se disputara el primer Mundial en Uruguay.
Tras el éxito de las dos primeras ediciones de los Mundiales, Delaunay no olvida su idea y sigue proponiendo la creación de una Eurocopa y también de una especie de Liga y Copa de clubs europea (estamos en los años treinta y ya estaba sugiriendo el desarrollo de la Champions League). La Guerra frustra todos su planes. Sin concordia internacional, el fútbol de selecciones no tenía sentido.
Por fin, el 15 de junio de 1954, en Basilea se funda la UEFA y en justo reconocimiento Delaunay es nombrado su primer Secretario General, pero el francés enferma y apenas puede ocupar su cargo durante un año. Muere en septiembre de 1955 y su testigo lo recoge su hijo Pierre. Finalmente –y a pesar de la oposición de Inglaterra, Alemania e Italia que boicotearon el proyecto– en un Congreso celebrado en Estocolmo en 1958 se decide la creación de la Eurocopa de naciones gracias al apoyo de 17 naciones (el número mínimo de contendientes exigido era 16).
Dos años más tarde, Igor Netto, capitán de la selección de la Unión Soviética, alza el Trofeo en París. El nombre de la Copa, desde entonces y hasta ahora lleva el de Henry Delaunay.