Acabo de regresar de México fascinado por el país, pero decepcionado por la falta de material bibliográfico sobre un fútbol potente y con arraigo y tradición como el de este extenso estado centroamericano. En ninguna de las librerías en las que pregunté en Ciudad de México, Puebla y Valladolid encontré textos al respecto, así que me he limitado a adquirir sensaciones, vivencias y recuerdos futboleros (que, desde luego, no es moco de pavo ver un partido en el Azteca).
Sí sabía, y de eso voy a escribir en esta entrada, que el fútbol mexicano debe mucho a España en sus orígenes. De hecho, durante treinta años fueron equipos fundados por españoles -o directamente compuestos por españoles- los que se llevaron el gato al agua en la entonces Liga Nacional y Liga Mayor.
El primer club mexicano se cree que fue el Pachuca Athletic Club, fundado en 1901 por empleados ingleses de la Compañía minera Británica Real del Monte. La mitificada revolución de -entre otros- Pancho Villa y Emiliano Zapata sirvió para que el fútbol se expandiera por todo el país, pero hasta 1922 no se crea la primera Liga. La relación de los primeros integrantes de la Federación Mexicana de fútbol la integraban el Club de Fútbol México, el Real Club España, el Germania Fußball-Verein, el América, el Asturias Football Club, el Club de Fútbol Aurrerá y el Necaxa. Nada más ver la relación se aprecia la clara influencia española por los nombres. El primer encuentro, parece simbólico, fue un América-España un 22 de octubre de 1922.
En esos años veinte y treinta existía una rivalidad real entre los clubes “españoles” y los “mexicanos”. La tensión marcaba los choques entre América, Necaxa o Atlante contra el Asturias o el España.

El Asturias, cuyo campo estaba en algún lugar de la extensísima Avenida de la Reforma, se llevó el campeonato inaugural y otros dos más -38-39 y 43-44-, así como cinco copas. A pesar de su arraigo social -inauguró su estadio de Parque Asturias en 1936 en un envite ante el histórico Botafogo- terminó desapareciendo en 1950. Se dice que en un duelo ante el Necaxa las gradas de su Casona -así llamaban a su hogar deportivo- fueron incendiadas por los seguidores visitantes tras una acción polémica.
Por su parte, el Real Club España fue fundado -primero sin lo de “Real”- en 1912 y se convirtió en un titán del balompié mexicano hasta 1950, conquistando seis ligas antes de la llegada del profesionalismo. En sus filas compitió el legendario atacante vasco Isidro Lángara, quien logró dos cetros de máximo goleador.
Pero si hay una historia singular que acerca el fútbol mexicano al español es la del combinado vasco en 1938. Un año antes, y en plena Guerra Civil, al lehendakari José Antonio Aguirre -quien fuera antes jugador del Athletic Club- se le ocurre reunir a los mejores futbolistas vascos para hacer una selección competitiva que sirviera para recaudar fondos para la causa republicana y, de paso, para hacer propaganda de su lucha. Dirige a ese club-selección de Euskadi Pedro Vallana y a sus ordenes se encuentran jugadores futbolistas como Aedo, Areso, Cilaurren, Lángara, Luis Regueiro, Gorostiza… Un elenco de estrellas de la época que en Europa derrotan al Racing de París o al Olympique de Marsella en Francia y se miden con dignidad a equipos checos, polacos y los más destacados del fútbol soviético, donde reciben la noticia del infame bombardeo a Gernika. Tras pasar también por Noruega y Dinamarca, deciden dar el salto a América. Tras un primer paso por México, en Argentina no les dejan competir porque ya entonces la FIFA le ha otorgado la oficialidad a la selección de la España franquista, por lo que -tras hacer un alto en Chile y Cuba, donde juegan en campos de béisbol- acaban de vuelta en México.
Escudo del Real Club España
Coincidió su regresó con los prolegómenos de la temporada 38-39 Liga Mayor (así se conocía entonces a la Primera división mexicana). Al empresario vasco llamado Ángel Urraza, de la compañía Hulera de llantas de automóvil, se le ocurre que sería buena idea inscribir al club-selección en esa competición y la Federación Mexicana entiende que también sería positivo para su fútbol. Así que el nuevo equipo sería inscrito como Club Euzkadi -así le gustaba llamarla a Sabino Arana- y competiría junto al Real Club España, el Asturias, América, Necaxa, Marte y Atlante.
Esa temporada los encuentros fueron una fiesta que mitigaba, en parte, el dolor que sentían los muchos españoles a los que Lázaro Cárdenas -presidente entonces de la República mexicana y defensor de la causa republicana- había dado asilo en el país.
La Liga Mayor 38-39 resultó un curioso mano a mano entre los tres equipos “españoles”, que terminaron jugándose el campeonato en la última jornada. Una victoria 7-2 del Real Club España al Euzkadi terminó dándole el título al Club Asturias. El Euzkadi se disolvería tras acabar esa experiencia y sus futbolistas siguieron practicando el fútbol en México, Argentina o incluso en algún caso en España. Eso sí, el legado de los vascos quedó en futbolistas como Luis Regueiro Urquiola -hijo del otro Luis Regueiro-, que llegó a jugar unos Juegos Olímpicos y un Mundial defendiendo a la “Tri”.
Por desgracia, la presencia de clubs españoles en México terminó de mala manera. En 1950 la selección mexicana se enfrentó dos veces a una España “B” formada por un seleccionado de esos equipos “españoles” de México en el Estadio Olímpico y fue derrotada 3-1 en primer encuentro (en el segundo empató a cero). El público de Ciudad de México se comportó de manera hostil con los jugadores y el público “españoles” debido -sobre todo- a que ya por entonces se confundía la situación dictatorial que padecía la España de Franco con el incuestionable legado que dejó la presencia de nuestra cultura en América (algo de lo que tiene bastante culpa el pintor y pensador Diego Ribera así como otros intelectuales de la época).
Así pues, presionados por el tirano Franco desde España y también por las propias autoridades del país mexica, el Club Asturias y el Real Club España decidieron retirarse de las competiciones antes de empezar la temporada 50-51.
Muchos de los clubs más potentes de la actual liga mexicana -Atlas, Puebla, América, Cruz Azul- heredaron esa tradición española entonces y la completaron en tiempos más recientes (con los pasos de futbolistas como Carlos, Míchel, Butragueño o técnicos como Paco Jémez). Afortunadamente, o eso al menos he sentido en estos días en México, el sentimiento más extendido hacia España y nuestro fútbol es de cariño y de admiración. Es mucho lo que, incluso en fútbol, México y España se deben mutuamente. Si no, recuerden al gran Hugo Sánchez. Casi nada.
Fuentes:
https://as.com/futbol/2016/10/10/mas_futbol/1476085009_819495.html