En el “Mundo Deportivo” del 25 de mayo de 1982 se analizaba a la selección argelina que competiría en el grupo II del Mundial de ese año. Después de ponderar sus -escasas- opciones en el torneo, se destacaba al que estaba predestinado a ser el mejor jugador de ese equipo: “Sin embargo, la estrella de la selección es el defensa central Lakhdar Belloumj, de 23 años, del club Mascare, uno de los pocos jugadores de calidad que no ha sido fichado por algún club extranjero. Recientemente ha sido designado «deportista más popular de 1.981» por los periodistas deportivos argelinos”.

Belloumi (29 de diciembre de 1958) no era central como contaba el rotativo catalán sino mediocentro ofensivo. Llevaba, de hecho, el dorsal número 10 de aquella selección que había cambiado de técnico poco antes de empezar su primer Mundial -al ruso Rogov lo suplió el anterior seleccionador Khalef-. Nació en Muaskar, al norte de un país que entonces todavía era una colonia francesa. Su padre era un trabajador agrícola. Tras despuntar en el Olympic Sempac de su ciudad se marchó al SCAF El-Khemis de Segunda con apenas 17 años y la intención de aportar ingresos a su modesta familia. Ese mismo año, fue llamado a la Selección Nacional Juvenil de Argelia junto al gran Rabah Madjer.
Al contrario de la mayoría de los jugadores que alegraron la vida a los argelinos durante los ochenta, Belloumi apenas salió de su país para militar para seis partidos en 1988 en el Al Arabí de Catar. El resto de su carrera lo pasó entre el Orán, el GC Muaskar, el Alger y el Bel Abbés.
En 1980 fue elegido el mejor atacante de la Copa de África que Argelia perdió ante Nigeria en la final (0-3) y en ese mismo año también destacó en los Juegos Olímpicos de Moscú, en los que marcó un gran gol ante España tras asistencia de Madjer que supuso el 1-1 final (antes había anotado Poli Rincón) y que dejó a los de Santamaría fuera tras un calamitoso torneo en el que también igualaron ante la República Democrática Alemana y Siria.

A pesar de sufrir unas molestias musculares en los meses previos a la fase decisiva de clasificación para el Mundial, en 1981 Belloumi llegó a tiempo para marcarle dos goles a Níger, otro a Burkina Faso y dos más a Nigeria y certificar así la primera presencia de los norteafricanos en la fase final de la gran cita internacional.
Su buena labor le hizo acreedor al Balón de Oro Africano y también del interés de equipos como el Barça, el PSG, la Juventus y el Real Madrid. Si nunca llegó a Europa, según confesó, fue por las trabas que el gobierno argelino ponía para salir de su fútbol antes de los 28 años por decisión del presidente del período Chadli Bendjedid. En 1986 lo intentó también el Real Murcia en el que militaba el marroquí Timoumi, pero no cuajó la operación.
En el Mundial del 82 Argelia da la mayor sorpresa de la primera fase derrotando 1-2 a Alemania en Gijón (Derwall, técnico germano, cargó contra sus jugadores diciendo que algunos no se habían tomado en serio a los argelinos). El segundo tanto fue de Belloumi, quien tuvo que ser suplido en el segundo tiempo del 0-2 que les endosó Austria y no pudo participar en el 3-2 a Chile que resultó insuficiente ante el vergonzoso amaño en el Austria-Alemania que les dejó fuera de la segunda fase.

En julio de ese mismo año fue convocado en una selección de estrellas mundiales junto a Sócrates o Zico para un amistoso en Nueva York en el que Belloumi le marcó un gol a Dino Zoff y Pelé terminó reconociendo su talento a la conclusión del choque.
Su carrera sufre un duro revés en 1985 en un partido de Copa de África de clubs, cuando un defensa del Al Ittihad de Trípoli le rompe la pierna y le deja seis meses fuera de los terrenos de juego. No obstante, también ayuda a su equipo a clasificarse para el Mundial de México dejando fuera a Túnez. En Guadalajara y Monterrey, sin embargo, quedan lejos de emular el fútbol de la anterior edición y apenas logran un empate ante Irlanda de Norte a uno, perdiendo ante Brasil y España.
En el 88 guio a su país a las semis de la Copa de África y volvió a ser el máximo goleador del torneo igualado con el camerunés Roger Milla. Su brillante trayectoria con la selección de su país se salda con 100 internacionalidades y un último episodio muy singular el 17 de noviembre de 1989.
Ese día Argelia se jugaba ante Egipto el pase al Mundial de Italia’90. En El Cairo se había preparado una encerrona para hacer bueno el 0-0 que habían cosechado de su visita a Constantina. Los locales ganaron el choque y se clasificaron con un gol en el minuto cuarto de encuentro de Hassan, pero en el hotel de concentración de los argelinos la tensión fue tal tras el partido que se armó una monumental pelea en la que estuvo involucrado Belloumi. Tras la reyerta el médico de la selección egipcia, Ahmed Abdelmouneim Ahmed Abdelhadi, presentó una denuncia ante la policía de El Cairo contra Belloumi, a quien acusaba de haberle provocado la pérdida de la visión del ojo derecho al agredirle con restos de una botella. El Balón de Oro africano pudo salir de Egipto porque depositó una fianza de unos 30.000 euros al cambio actual, pero el asunto derivó en un conflicto internacional con graves acusaciones entre ambos gobiernos. Al final, las autoridades egipcias emitieron una orden internacional de busca y captura contra Belloumi, que sabía que si pisaba suelo del país de los Faraones se podría enfrentar a una pena de cinco años de cárcel y una multa de 3.000.000 de euros aproximadamente.
Lo más rocambolesco de la historia es que en 2005 la Confederación Africana de Fútbol incluyó el nombre de Belloumi entre las históricas estrellas del fútbol africano citadas en El Cairo para inaugurar los actos de la competición. Y, al conocer la noticia, el doctor Abdelhadi alertó a las autoridades egipcias y éstas le denunciaron a la Interpol. Belloumi, claro, no pudo viajar a Egipto tampoco para este homenaje por algo sucedido 16 años atrás y que, según decía, no había sido culpa suya sino del portero del equipo Kadri.
Hasta 2009 -veinte años después de la gresca- no se solventó vía diplomática el asunto con la renuncia del doctor a la acción penal contra Belloumi. Tal obstinación casi deriva en otro conflicto en 2010, cuando Egipto debía jugar la Copa de África en Argelia. La Federación de aquel país temía que los locales se tomaran la revancha por lo sucedido en 1989 y renunciaron a participar, aunque al final accedieron -tras presiones incluso del primer ministro del país- llevando un equipo plagado de suplentes que fue vencido con comodidad por Costa de Marfil, Nigeria y la anfitriona Argelia en un encuentro de alta tensión.
Es la vida y obra del considerado mejor jugador de Argelia y uno de los mejores de la historia del fútbol africano. Uno que dicen -menuda paradoja después de contar lo del doctor- que inventó una filigrana llamada el pase ciego.
Fuentes:
https://www.marca.com/reportajes/2014/02/el_poder_del_balon/2015/01/06/seccion_01/1420583446.html