Gloria y declive en los ochenta del FC Olt Scornicesti, el equipo-capricho del Conducator Ceaucescu

Scornicesti es una pequeña villa –“oras” es el término en rumano para designar a entidades menores de 15.000 habitantes- que durante unos años vivió unos años de locura por su equipo de fútbol gracias al capricho de un dictador.

En 1918 Nicolae Ceaucescu nació en una humilde casa de campesinos de esa localidad y en ella vivió hasta su marcha a Bucarest para trabajar de aprendiz de zapatero. Por la influencia de su mentor, un comunista llamado Alexandru Sandrulescu, se metió en política y poco a poco -pasando bastante tiempo entre rejas entre medias- logró hacerse con la secretaría general del Partido Comunista y, consecuentemente, con el puesto de Conducator en 1965.

Estadio Primero de Mayo (Youtube)

Una vez en el poder, y a pesar de que no es que le hubieran dejado un regusto muy dulce los primeros años de su vida, quiso convertir su modesta Scornicesti natal en una ciudad modelo comunista. En unos años derribó todos los edificios tradicionales de la villa y construyó en su lugar otros de inspiración socialista urbanizando el resultado con amplias avenidas. Todas las casas derribo menos, claro, su primer hogar -hoy visitable si se consigue localizar a su actual propietaria-. De paso, impulsó la industria textil y el desarrollo de supermercados y todo tipo de tiendas que, en años de escasez en todo el país, provocaban que incluso habitantes de la capital del país cubrieran los 161 que les separaban de esta pequeña villa junto al río Olt para pertrecharse de comida… o de pantalones tejanos.

Pero a Ceaucescu todavía le faltaba algo por hacer en su localidad natal. Tras visitar en 1971 China y Corea del Norte se percató que en Rumanía le tenían que querer mucho más. Y qué mejor que ganarse el cariño de su pueblo a través del fútbol. En el complejo panorama de deporte, poder y corrupción que se impuso en esos años, el dictador rumano ya tenía el control indirecto del club del ejército -el Steaua-, pero quería algún otro club con el que crecer y, de paso, equilibrar la balanza que representaba el poder de la policía -representada por el Dinamo y el odiado Victoria de Bucarest-.

Escudo del FC Olt Scornicesti

Así, en 1972 Ceaucescu dio instrucciones de impulsar el FC Viitorul (Futuro, en rumano) Scornicesti -que pasaría en unos años a ser el Olt Scornicesti-. Y para que no le faltara de nada le construyó un estadio que acabó teniendo una capacidad en 1988 para 32.000 personas -en Scornicesti lo máximo que vivieron fueron 14.000- y con un terreno de juego con medidas superiores a las del Camp Nou (de hecho, tuvieron que reducirlas). Los costes del Estadio “Primero de Mayo” fueron de 22 millones de dólares. Excesivos para la pobreza en la que vivía la mayoría de la población por la política de reducción de deuda externa que quiso llevar a cabo el Conducator.

Naturalmente, con el padrino que tenía casi ninguno de los logros deportivos del Olt Scornicesti fue del todo limpio. En 1974 ya militaban en Tercera rumana y en 1978 lograron un esperpéntico ascenso a Segunda. En la última jornada debían superar en la clasificación a un equipo llamado Flacara Moreni. El Scornicesti jugaba ante el descendido Electrodul Slatina y el Flacara contra el Fava Rosiori. Pues bien, como en aquella época no había móviles parece ser que hubo un error en la interpretación del resultado que dijeron en el campo del Olt que estaba consiguiendo su rival, que había empatado a uno. Se pensaron que el Flacara vencía 11-1 y se pusieron como locos a meter goles con el consentimiento de un rival amedrentado y también con la complacencia de un árbitro que sabía quién debía golear. Como tenía que superar una desventaja de cinco goles en el global -iban empatados a puntos- el Olt Scornicesti venció 18-0. Cuentan que el propio árbitro aconsejó que no se marcharan a las duchas tras su pitido final por si acaso necesitaban meter algún tanto más cuando le confirmaran el resultado del otro encuentro.

Una formación del Scornicesti (Editorial Puskas)

Duraron poco en Segunda. Bajo la gestión de Vasile Barbulescu -cuñado del Dictador- lograron el ascenso a Primera el año siguiente y, en ella, se reforzaron durante su era dorada con futbolistas como Dorinel Munteanu, Bumbescu, Dan Petrescu, Ilie Dumitrescu, Gheorghe Mihali, Victor Pițurcă o Ilie Bărbulescu. Al parecer, reclutaban jugadores que no tenían mucho protagonismo en el Dinamo o el Steaua prometiéndoles condiciones de vida muy superiores a la media. Por partido cobraban los futbolistas el sueldo de tres meses de un ingeniero y podían disponer de coche, televisiones en color y cualquier alimento que quisieran. Además, todas las empresas de Scornicești y alrededores colaboraban en la financiación del club.

La mejor clasificación del Olt fue un cuarto puesto en 1982, pero su ocaso fue tan rápido como su crepúsculo. Tras permanecer de manera ininterrumpida en primera durante toda la década de los ochenta, en diciembre de 1989 Nicolae Ceaucescu fue derrocado y fusilado y el Olt Scornicesti, directamente, descendido administrativamente junto con el también sospechoso Victoria de Bucarest. Nunca regresó a Primera.

Para lavar su pasado -o para renacer de sus cenizas, según se quiera entender- el Olt desapareció en 1990 para reaparecer como CS Olt 90 y en 2003-04 volvió a refundarse en el FC Olt Scornicesti, que -según Wikipedia- milita actualmente en la Liga IV dentro del distrito de Olt. El coloso de cemento que levantó Ceaucescu, que según se puede ver en vídeos de youtube está semiabandonado, no volverá a ver partidos de primera. Su estampa en mitad de la nada es una metáfora de un gran capricho.

Fuentes:

“Futbolítica”. Una vuelta al mundo a través de clubes políticamente singulares, de Ramón Usall (Editorial Altamarea)

 Wikipedia

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