Andrés Calamaro escribió en ABC que la final de la Libertadores River-Boca de Madrid iba a ser como el hundimiento del Titanic para la mitad de su país. También por esas fechas confesó en la SER que Batistuta, que jugó en River y Boca, le explicó una vez que se sentía más identificado con los jugadores que con las hinchadas.
El salmón -ídolo musical para muchos- ama el fútbol, a Independiente y a Maradona. Es amigo y admirador de muchos futbolistas que, a su vez, alaban las profundas letras de sus canciones. Uno de esos magos del balón de su particular santoral era -cuando jugaba y ahora que ya no- Ariel “Burrito” Ortega.
Calamaro define en el prólogo del No alcanzan las palabras de Federico Peretti a Ortega como “ejemplo imperfecto de futbolista talentoso, endiablado, humilde, universal, bohemio, sencillo, amado por su hinchada y temido por las defensas, vertical, indescifrable, conflictivo y adorado”.

Del Ortega futbolista, es más, dice el artista que “es la gambeta, un mago que saca galeras de los conejos, el auténtico dueño de la pelota”.
Un futbolista “de época” a juicio del cantante bonaerense, que fue instado a participar en el homenaje que el Monumental le dedicó al Burrito el 13 de julio de 2013. Ese día le pidieron a Calamaro que saltara al campo con las dos hijas del jugador a veinte minutos del final del partido entre su River de toda la vida y una selección de compañeros y amigos de la profesión.
Mientras Andrés caminaba por el verde del campo de Núñez ante los 60.000 espectadores presentes -los tributos en Argentina son de verdad- comenzó a sonar por la megafonía del coliseo millonario la cumbia Tuyo Siempre que era -y es, supongo- la favorita de Ortega. Calamaro abrazó a Solari, a quien conocía del Madrid, antes de rendir pleitesía a Ortega. “¿Quién es el ídolo de quién?”, se preguntó el narrador del acto.
Lo que no se vio por la tele lo contó Calamaro después. Quería “abrazar al último ídolo y susurrarle (en la intimidad del estadio repleto) lo que, en nombre de todos, me parecía fundamental y sincero: desearle suerte para la vida que empieza cuando el último partido termina, transmitirle el cariño del pueblo y darle un beso de varón”. “El beso de todos”, resumió. De todos los que aman al balón.
De la letra de Tuyo Siempre:
Si alguna vez no me vuelven a ver,
Porque a mi como a todos se me olvida,
Algo va a quedar adentro tuyo siempre,
Algo que yo te deje alguna vez.
Fuentes:
Paracaídas y vueltas, Andrés Calamaro.
https://cadenaser.com/programa/2018/11/22/el_larguero/1542919454_351536.html