Juan Lozano, el coriano que fue el fichaje más caro del Madrid y cuya nacionalización generó un debate jurídico y político en el Senado belga

Mucho antes de la Ley Bosman ya hubo un futbolista en Bélgica que peleó en las más altas instancias por ejercer su profesión sin trabas por su nacionalidad. Juan José Lozano nació en Coria del Río (Sevilla) en 1955, pero con apenas diez años se marchó junto al resto de su familia a tierras flamencas para mejorar sus condiciones de vida. Allí se aficionó a dar pelotazos, se hizo un centrocampista fino y de mucha clase y consiguió entrar en los juveniles del Beerschot. En el equipo de Amberes destacó hasta que, tras ganar la Copa belga, fue traspasado a la entonces pujante liga norteamericana, recalando en el Washington Diplomats de Johann Cruyff.

Después de ese breve y exótico periodo recaló en el que al final terminó siendo el equipo de su vida, el Anderlecht. Era la época dorada europea de los Paars-Wit, y Lozano resultó determinante en la consecución de la única UEFA que tienen en su palmarés. Un cabezazo suyo en plancha en Lisboa a centro de Vercauteren decidió la vuelta de la final ante el Benfica de Sven Goran Erikson en 1983. En ese equipo, y a las ordenes de Van Himst, jugaban Morten Olsen o Munaron entre otros.

Juan Lozano ante su ex equipo (Diario AS)

Ya por aquel entonces Lozano había mantenido un curioso litigio con la justicia de su país adoptivo. El centrocampista, que era conocido como el “Estratega andaluz”, aspiraba a entrar en los planes del seleccionador belga para el Mundial de España de 1982 ya que Santamaría -adiestrador de la España que luego fracasó- no se fijaba en él. Aquellos “Diablos Rojos” eran en los ochenta uno de los combinados más poderosos del continente. Con Guy Thijs en el banquillo habían sido finalistas en la Eurocopa del 80 y luego llegarían a las semifinales en México’86. Pues bien, Lozano llegó a posar para la prensa con la camiseta roja de Bélgica e incluso el parlamento empezó a tramitar a toda prisa su solicitud de nacionalidad. Tras crearse la denominada “Ley Lozano” una comisión de nacionalizaciones del Senado de aquel país rechazó la propuesta por vicio de forma y al entender que lo que quería el jugador era librarse de la “mili” española. Al final, renunció a sus anhelos y se presentó en el Consulado español en Amberes para cumplir con su patria natal.

El caché del futbolista, no obstante, no bajó y en el verano del 83 -y a pesar de haber renovado por seis años con el Anderlecht- Luis de Carlos le ficha para el Real Madrid por una cifra récord para esos tiempos: 200 millones de pesetas. Contó Lozano en su día que Roma, PSG y Verona también trataron de hacerse con sus servicios, pero al sevillano le pudo la opción de triunfar en su tierra. De paso, supongo, también demostrarle al Barcelona que se habían equivocado al rechazarle dos temporadas atrás (probó durante un mes, pero a Helenio Herrera no le convenció por motivos ignotos).

Lo mejor de Juan Lozano (Youtube)

Así que el liviano Lozano -68 kilos- llegó al Madrid con mucha ilusión y , menuda paradoja, con la condición de “oriundo”, pero no pudo triunfar. Apenas disputó 24 partidos en dos temporadas lastrado por sus lesiones -una de ellas provocada por el meta del Salamanca también apellidado Lozano- y por, parece ser, cierta tendencia a los vicios de la noche madrileña y su movida (alguna salida con el legendario Juanito debió ser antológica). Curiosamente, en uno de los escasos encuentros en los que participó fue en la remontada brutal del Bernabéu ante su ex equipo (6-1 al Anderlecht).

Al final, terminó “devuelto” al Anderlecht a cambio de 22 millones de pesetas, por lo que el fichaje resultó un fiasco para la casa blanca. Eso sí, Lozano se apuntó en su currículum otra UEFA y una Copa de la Liga con el Madrid. Posteriormente, recondujo con éxito su trayectoria y logró dos Ligas, dos Copas y una Supercopa más en Bélgica.

El cromo imposible de Juan Lozano (Panini)

Antes de su retirada Lozano volvió a ser un pionero en los tribunales. En 1992 consiguió que el Tribunal de Apelación belga reconociera su derecho a ser indemnizado por la lesión que le retiró del fútbol unos años atrás. La decisión judicial reconoció que una falta causante de una lesión, además de la sanción deportiva que acarree, puede constituir un delito. El 11 de abril de 1987, Yvan Desloover, jugador del Waregem y que en ese 1992 seguía en activo, le pegó una patada en un partido a Lozano que le rompió una pierna. En primera instancia un tribunal consideró la acción como un lance del juego, pero el tribunal de apelación le dio la razón al coriano e impuso una multa de 9.000 pesetas de 1992 a Deslover y a su club una provisión de 2.250.000 pesetas para atender una indemnización superior que luego sería fijada en el juicio definitivo. Para la resolución se apoyó en la declaración del árbitro, que expulsó a Desloover, y a la posterior sanción impuesta al futbolista.

Lozano se quedó finalmente en Bélgica y durante muchos años los medios españoles han requerido de su sabiduría futbolística cuando algún equipo de nuestra Liga se medía a uno de la Liga Jupiler (la Belga, vamos). Nadie le ha vuelto a preguntar si quiere más a Papá España o a Mamá Bélgica.

Fuentes:

https://www.marca.com/blogs/la-liga-hecha-un-cromo/2013/08/15/lozano-bale-y-el-betis.html

https://elpais.com/diario/1992/02/08/deportes/697503605_850215.html

https://elpais.com/diario/1982/04/23/deportes/388360811_850215.html

https://as.com/futbol/2010/02/25/mas_futbol/1267082861_850215.html

https://blogs.20minutos.es/quefuede/tag/juan-lozano/

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