Hay una nube de fatalidad futbolera en las provincias que rodean a la comunidad autónoma que alberga a la capital de España. Mientras coexisten cuatro equipos de Madrid en Primera y dos más en Segunda, las cinco provincias que la rodean por norte, sur, este y oeste no han tenido jamás un representante en el primer nivel del fútbol profesional. Ni Ávila, ni Segovia, ni Guadalajara, ni Cuenca, ni Toledo.
En la provincia de Toledo se ubica geográficamente -que no sentimentalmente según tengo entendido- Talavera. Su club de fútbol ha atravesado tiempos convulsos últimamente -con desaparición y consecuente cambio de denominación-, pero en los noventa vivió tres lustros de bonanza.
La primera experiencia del original Talavera C.F. en Segunda B fue un regalo del destino por la desaparición del Getafe Deportivo en 1982. Cuatro temporadas aguantó y otras siete tardó en regresar tras el descenso en las que vivió dos frustrantes liguillas de ascenso en las que fue superado por Real Jaén y Écija. Por fin, el 20 de junio de 1993 y tras un triunfo (1-0) al Polideportivo Almería en El Prado el Talavera retornó al bronce. Su pasaporte tuvo una caducidad de quince años en los que los aficionados de El Prado -tal es el nombre de su campo- vivieron casi de todo.

Para su regreso a Segunda B, su directiva decidió tirar la casa por la ventana a pesar de sufrir la pérdida del carismático técnico Felines, que fue fichado por el Rayo. Así, llegaron futbolistas veteranos con experiencia en Segunda como Mediavilla, Ángel Luis o Loren y otros dos cuyo nombre no resultará desconocido para cualquier aficionado al fútbol cuarentón: Mejías y Julio Prieto.
Ángel Mejías, nacido en Tembleque, encarna a la perfección la figura del portero profesional. Del portero suplente profesional, tendríamos que matizar. Tras despuntar en el Toledo chupó muchas horas de banquillo en el Atlético por culpa de Aguinaga, Fillol, Elduayen y Abel. En doce temporadas de colchonero ayudó a conquistar tres Copas y una Supercopa y mantuvo la calma a pesar de los pocos minutos de los que dispuso y de tener a Gil de presidente (sobre el ínclito dirigente dijo Mejías en El País: “Gil trata de asemejar un club de fútbol a una empresa normal. Y la verdad, no se puede”). Julio Prieto llegó al Talavera tras haberse curtido en un Atlético Madrileño entrenado por Peiró, alcanzado la sub-21 y despuntado en el mismo Atlético donde jugaba Mejías. Prieto también pasó por el Celta y por el Mérida (en el club extremeño coincidió con Cañizares y fue dirigido por Juanito el año de su fatal accidente).
Mejías y Julio Prieto pusieron su grano de arena para que el Talavera conservara la categoría. El meta se marchó, pero el centrocampista decidió quedarse un año más. La vida les llevó por distintos derroteros una vez retirados. Mejías siguió vinculado al césped como preparador de porteros en el Rayo, Málaga o Atlético, pero Prieto se metió a agente de jugadores y la última noticia que se tiene de él es una condena en firme del Supremo en 2017 a dos años de cárcel por coautor de una detención ilegal en el marco de una operación contra el narcotráfico.

En la 93-94 el Talavera se salvó con ciertos apuros, pero sentó las bases para los dos grandes éxitos de su historia. En 1997 un empate a cero en la última jornada de Liga regular ante el Manchego le privó de ser campeón del grupo I y le envió a una liguilla con Real Jaén, Figueres y Aurrerá en la que los del Santo Reino arrasaron. A aquel grupo lo entrenaba Gregorio Manzano, otro nombre propio de esta entidad porque también dirigió al Talavera de la 97-98 que disputó su segunda y hasta el momento última promoción por ascender a Segunda. Se quedaron los de la Cerámica a un tanto de subir en esa carambola extraña que permitiera subir al Málaga ante el Terrassa. El meta del Beasain que impidió en esa última jornada de la promoción que cataran la Plata fue el luego cordobesista Jauregi.
A partir de ese momento el Talavera fue viviendo una lenta decadencia que terminó dando con sus huesos en Tercera en 2008. Dos años después, concretamente a las once de la noche del 25 de agosto de 2010, el Talavera F.C. certificó su defunción por culpa de 400.000 euros. En el verano de 2011 la fusión de un nuevo C.F. Talavera con el Real Talavera C.D. dio pie al actual C.F. Talavera de la Reina, que tuvo como gran enemigo a la U.D. Talavera, un equipo creado por el Ayuntamiento y al que le prestaron el Municipal del Prado mientras el C.F. Talavera -entonces en una categoría más baja- debía jugar en el modesto campo Diego Mateo Zarra. Con el paso de los años el C.F. Talavera ha recuperado su prestigio y su hueco en la ciudad y también, sobre todo merced al gran trabajo de su técnico desde 2014 Fran Alcoy, su lugar en la tercera categoría del fútbol nacional.
Eso sí, lo que no cambiará nunca en Talavera es su ubicación en el mapa. Sigue formando parte de esa zona de España de la que hablábamos al comienzo de este texto en la que parece imposible progresar. Una región tan cerca como lejos de todo que este verano les ha llevado a pelear por competir en el grupo I… y a que les colocaran en el IV de Segunda B. Es el tercer grupo en el que tienen que competir en los tres últimos años en esta categoría.
“Quitando los partidos en Extremadura, todos los demás están a más de 400 ó 500 kilómetros, con lo que conlleva en comidas, alojamientos… Es una barbaridad lo que vamos a tener que soportar esta temporada, no solo en los kilómetros, sino en el bolsillo”, contó el presidente del club José Antonio Dorado. Lo dicho: la cercanía de la capital les sienta regular.
Fuentes:
https://elpais.com/diario/1994/11/04/madrid/783951859_850215.html
https://as.com/futbol/2018/07/19/mas_futbol/1531975228_030752.html
https://ahoraclm.com/tag/angel-jesus-mejias/