En Ecuador también juega un Barcelona. En el barrio del Astillero de Guayaquil nació en 1925 el Sporting Club Barcelona. El que la reunión en la que se firmara su creación tuviera lugar en la casa del catalán Eutimio Pérez y el reconocimiento al apoyo que tuvo de la colonia de esa región en aquel país fueron claves para que se bautizara con ese nombre. También pudo influir la advocación de la ciudad costera a la Virgen de la Merced.
Su escudo es un calco del de los culés y uno de sus principales rivales -el otro es Emelec- viste de blanco (la Liga Deportiva Universitaria de la capitalina Quito). Con todo, la pasta siempre distorsionando, los dos Barcelonas han chocado en una ocasión. En 2012 el Barcelona europeo quiso registrar su marca en Ecuador con intereses comerciales, poniendo en solfa así la historia del club más laureado de su país y tratando de arrebatarle escudo y logo. Tras dos años de litigios se llegó a un consenso y ambas instituciones pueden coexistir en Ecuador. Por cierto, se han medido en tres ocasiones -al menos hasta 2016- con un equilibrado balance de una victoria, un empate y una derrota para cada equipo.
Dos curiosidades más: en 2009 entrenó a este Barcelona Benito Floro, con poca fortuna, y antes –en el 97- su presidente fue el mismísimo presidente de la República ecuatoriana: Abdalá Bucaram, a quien apodan “el Loco”.

El otro día repasando la plantilla del Cádiz B reparé en que sus dos jugadores ecuatorianos –el portero Gabriel Corozo y el delantero Hernán Lino, ambos internacionales en categorías inferiores- tenían pasado canario (el “Barce” de Sudamérica viste de amarillo). En la biografía del meta descubrí que antes de llegar al Barcelona había militado en el Academia Alfaro Moreno, a la sazón su filial y que ya no existe con esa denominación, porque el equipo del que se nutre el Sporting Barcelona de Ecuador se llama Toreros F.C.
El Toreros F.C. nació de la iniciativa de Carlos Alfaro Moreno, un ex delantero argentino que llegara a ser internacional y a disputar una Copa América y unos Juegos Olímpicos (en Seúl llegó a meter tres goles en una albiceleste que acabó cuartofinalista). Alfaro Moreno pasó por el Platense, Independiente… y tuvo una efímera estancia en Cataluña, donde disputó catorce partidos con el Espanyol de Biurrún, Galyamin, Kuznetsov o Wuttke y otros 28 con el Palamós de Toni Lima. Una vez de vuelta a América, Alfaro Moreno vivió grandes años en Guayaquil vistiendo la amarilla del Sporting Club Barcelona. Debutó con la camiseta número 7 a la espalda que lucía Carlos Martínez, quien había fallecido meses antes en un accidente de tráfico. En su honor llevó en su estreno una estrella sobre el dorsal. Esa tarde le dio suerte (“fue como si una luz divina me iluminara”, dijo algo místico) e hizo carrera con ese equipo.

Tras enamorarse de la exbailarina y empresaria Yesenea Mendoza decidió nacionalizarse ecuatoriano y crear el Club Deportivo Academia Alfaro Moreno en 2006. Una década más tarde, ya consolidada la entidad como un buen filial para el Sporting Barcelona, Alfaro Moreno -que se convirtió en vicepresidente del S.C. Barcelona- decidió cambiar la razón social y también el nombre de su Academia. Lo de Toreros F.C. viene porque es uno de los apodos que tienen los aficionados del “Barce” (así se acorta allí) de Guayaquil.
¿Se imaginan en Cataluña, donde no se puede torear, una penya del Barça denominada Toreros? ¿Y que un equipo filial del club hubiera sido creado por un ex del Espanyol? Eso sí, el primer equipo culé es ahora entrenado por un ex periquito. El fútbol y sus historias paralelas hacen cualquier cosa posible.

FUENTES:
http://www.larevista.ec/cultura/personaje/Alfaro-Moreno-me-quede-porque-me-enamore