Luis Fernando Garrido -«guerrero», «pitbull», «gladiador» son algunos de sus sobrenombres– será jugador del Córdoba en cuanto pueda ser inscrito. La vida de este centrocampista internacional por Honduras de 28 años ha sido un carrusel de experiencias con un aterrador punto de inflexión.
Nació Garrido en el seno de una familia humilde en la localidad de Juticalpa, región de Olancho. Teniendo apenas 18 años debutó en el Olimpia -el club más laureado de Honduras, con treinta ligas en sus vitrinas- y en los albos dio su mejor fútbol, conquistando tres campeonatos locales.
Muy joven también conoció la experiencia de defender la camiseta de su país. Formó parte, después de recorrer todos los escalafones inferiores, de la selección que -dirigida por el colombiano Luis Fernando Suárez- fue capaz de vencer a España en los Juegos Olímpicos de 2012 en un 0-1 en Saint James´ Park, dejando fuera de competición a los De Gea, Mata, Jordi Alba o Isco. Garrido fue titular en ese partido y también en el 3-2 de cuartos de final que decantó un tal Neymar Junior.
En 2014, y después de un efímero paso por el Estrella Roja, también tuvo el honor de disputar dos partidos como titular en un Mundial. Honduras fue superada por la Francia de Griezmann y Benzema en Porto Alegre (3-0) y por Ecuador en Curitiba (1-2).
Y aquí llegamos al punto de inflexión. Martes, 17 de noviembre de 2015. Estadio Olímpico de San Pedro Sula. 35.000 espectadores se aprietan en las gradas para un Honduras-México valedero para acceder al Mundial de Rusia.
Wilmer Crisanto, amigo y compañero de Garrido desde la sub-17, le contó a un canal de televisión hondureño – TUDN– que en esos momentos el centrocampista “estaba sin contrato en Houston Dynamos y me dijo que quería morirse en la cancha porque no quería volver a su país. Él llegó a la selección con botas y jeans. Es una persona ganadera y muy humilde”.
Minuto 38 de partido. El propio Wilmer hace una falta sobre el mexicano Javier Aquino y éste cae accidentalmente sobre la rodilla extendida de Garrido. La imagen es escalofriante. Guardado se presenta para levantarle y Garrido le pide que antes mire su rodilla. Guardado se asusta con la dantesca imagen y se lleva las manos a la cabeza junto a Chicharito. Por cierto, quien sustituyó a Garrido en aquel partido, Arnold Peralta, fue asesinado a balazos meses después.

Garrido sufrió la lesión más grave de rodilla que se puede padecer. Luxación y desinserción de toda la cápsula y el menisco; ligamento cruzado anterior, cruzado posterior y lateral anterior. El tendón del bíceps se le salió de su sitio y el ligamento poplíteo también. Además, estuvo a punto de perder mucho más porque el hueso comprimió la circulación arterial de la pierna y podría haber incluso sufrido la amputación de su extremidad. En el Hospital de San Pedro Sula donde fue atendido vio por primera vez la imagen de su lesión…con una sonrisa en el rostro: “Soy muy positivo. Sabía que me había lesionado fuerte, pero confiaba en Dios y nunca pasó por mi mente no volver a jugar”.
Y volvió. Poco a poco. Recibió el apoyo del propio Javier Aquino con mensajes a través de twitter y el cipote -así se llaman a los jóvenes en Honduras- hizo bueno el dicho que tienen en aquel país: “quien quiere azul celeste, que le cueste”. Regresó a Olimpia para jugar 52 partidos y luego pasó a la Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica donde se convirtió en una estrella a pesar de haber competido apenas en 48 oportunidades.
Su inquebrantable fe en Dios se ha vuelto a poner ahora a prueba tras fichar por un equipo en el que todavía no puede ser escrito, pero si fue capaz de superar que le partieran en seis la rodilla no parece fácil que este nuevo contratiempo le arredre.

Fuentes:
http://www.radiohouse.hn/garrido-a-guardado-mirame-la-rodilla/
https://www.marca.com/claro-mx/futbol/seleccion-mx/2017/10/09/59dae80c268e3e77538b458c.html