Durante la temporada 92-93 Canal Plus confeccionó con el consejo de su audiencia un equipo de feos de la Liga. Algo impensable en nuestros tiempos metrosexuales. Las votaciones -por carta, claro- no dejaron dudas sobre quién era el técnico más feo del país en esa temporada: el holandés Bert Jacobs. Lo que probablemente desconocieran los votantes es que el carismático Jacobs tenía el rostro deformado por un cáncer que terminó acabando con su vida siete años más tarde.
Jacobs dejó muchas anécdotas para los apenas 29 partidos que dirigió en España. Cuando llegó a Gijón después de haber metido en UEFA a Vitesse y Roda y alcanzar unos cuartos de final de la Recopa con el Fortuna Sittard dijo unas declaraciones bastante chocantes: “en España no se juega bien al fútbol, se lucha mucho pero no se pone cabeza”. Como buen holandés -recordemos que en ese momento Holanda acababa de ganar la Eurocopa y en la Liga estaban Cruyff, Hidding y Vonk en nuestros banquillos- primó la pelota a lo físico desde un primer momento. De hecho, Sporting y Barça tenían un acuerdo de colaboración y fue Cruyff quien recomendó a Jacobs a los asturianos. Con las últimas altas de Cela, Christiansen y Scotto y una plantilla formada en su gran mayoría por guajes, aquel técnico blondo comenzó sorprendiendo a todo el mundo y colocando a los rojiblancos entre los tres primeros en la jornada quinta e incluso séptimos mediado el campeonato.

En esos meses Jacobs fue dejando perlitas políticamente incorrectas -bueno, políticamente incorrectas ahora, no entonces-. Después de una derrota, comentó que sus defensas “no marcaban hombre a hombre, sino mujer a hombre, porque parecemos señoritas. Ya es hora de que salgamos de algún campo con silbidos o a pedradas”. Luis Sierra -calvo tipo Frasier– le contestó que “quizás parezcamos un poco maricones”. Ablanedo II, el mítico portero, comentó que no le parecía de recibo que le dijeran que se parecía a una mujer. A cual más gorda.
El peculiar entrenador no se llevaba muy bien con su Secretario Técnico, el ex jugador Enzo Ferrero. De hecho, Jacobs dijo que lo único que sabía de Ferrero es que era una marca de bombones que comía su perro. Un can con el que, por cierto, dicen que comentaba sus alineaciones cuando se daba paseos por la playa.
A Jacobs la suerte y el acierto le fue dando la espalda y fue despedido el 16 de abril del 93. No acudió a la llamada del Consejo de Administración sportinguista en el que le iban a comunicar su despido porque “estoy en otro nivel y no tenía nada que hablar en esa reunión. Yo mientras tanto estaba hablando con Dios”. Fue la primera vez que le despedían en 25 años de carrera. Jacobs dejó tanta huella que hasta, parece ser, una peña de la histórica institución lleva su nombre.
En uno de los pocos testimonios que he encontrado en youtube sobre su paso por el equipo del Molinón se ve a una cámara de la televisión holandesa RTL en el vestuario de Mareo antes de un entrenamiento y cuando Jacobs les dice que es una filmación secreta -en castellano, porque lo manejaba con soltura– alguno de sus jugadores le preguntó si acaso era un canal porno. Jacobs, con un rictus que denotaba humanidad, sonrió travieso. Así imagino que debía ser.
FUENTES:
http://srsportinguista.blogspot.com/2009/12/bert-jacobs.html
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