De las conversiones de Lutz Eigendorf y Danny Blum y de cuando a Hitler le hicieron alemán en Braunschweig

El título de esta entrada no pretende engañar a nadie. Es un popurrí en toda regla de tres vidas absolutamente dispares, pero con un marco común. Vayamos por orden cronológico.
Tal vez no sepan que Adolf Hitler no fue alemán hasta 1932. Nacido en Braunau, un pueblo del lado austriaco de la frontera, el pequeño cabo renunció en 1925 a su nacionalidad de origen, quedando así como apátrida (lo cual, de paso, no le vino nada mal a la hora de evadir impuestos por los derechos de su Mein Kampf). Sus planes de conquista del poder le exigían ser alemán para acceder a la Cancillería y lo consiguió al aceptar en febrero de 1932 un puesto para el que en realidad nunca trabajo de funcionario en el Ayuntamiento de Braunschweig. Hitler, tan criminal como ególatra, cuentan que le dijo a quien le felicitó por su nueva condición que «no es a mí a quien tienen que felicitar, sino a Alemania». En tiempos recientes se han promulgado diversas mociones sin éxito para retirarle la condición de alemán al dictador.

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Hitler presidiendo un desfile

En Braunschweig, la misma localidad sajona en la que Hitler se hizo germano, juegan los leones del Eintracht de Braunschweig. Un equipo singular. Aunque actualmente es el colista de la tercera categoría teutona, fue uno de los elegidos en la primera edición de la Bundesliga y la llegó a ganar en la 66-67. Además, puede alardear de ser el primer club que lució publicidad. El ciervo de Jägermeister manchó la camiseta de, entre otros, Breitner a cambio de 100.000 marcos. Otras dos curiosidades del Eintracht son que se tiró 322 partidos seguidos sin sufrir una expulsión (entre el 63 y el 73) y que en el 87 descendió a pesar de tener más goles a favor que en contra.
Pues bien, el de Braunschweig fue el último club en el que militó Lutz Eigendorf. A Eigendorf le conocían como el Beckenbauer del Este. Jugaba en el Dynamo de Berlín que controlaba el director de la StasiErich Mielke y que, en consecuencia, casi siempre ganaba todo para felicidad del regimen. En 1979 aprovechó un viaje con su equipo para un amistoso en el Oeste para salir huyendo en taxi sin avisar a su mujer y hacer de paso que el muro se tambalease. La RDA denunció a la UEFA el incumplimiento de contrato y Eigendorf fue castigado con un año sin jugar para el equipo que se había hecho con sus servicios, el Kaiserslautern. La venganza de Mielke no se iba a hacer esperar, diseñando incluso una operación específica para castigarle. En la Operación Rosa un agente llamado Peter Hommann fue enviado a seducir a la mujer de Eigendorf, Gabi, y así hundirle psicológicamente. Hommann lo logró, provocando el divorcio e incluso adoptando al hijo que el jugador tuvo con la que era su mujer. El rendimiento de Eigendorf, que se dio a la bebida para olvidar, en el Kaiserslautern bajó y fue traspasado al Eintracht de Braunschweig.

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Eigendorf, con el Kaiserslautern

Allí se volvió a enamorar y casar, pero la Stasi remató su obra el 5 de marzo de 1983, cuando un comando especializado en sabotajes en territorio enemigo fue capaz de deslumbrar con habilidad al futbolista mientras conducía a toda velocidad su Alfa Romeo, provocando un grave accidente contra un árbol. Dos días después, murió por las heridas sufridas. Se especuló con la posibilidad de que condujera borracho, pero lo más probable según las últimas investigaciones es que -si lo estaba- hubiera sido forzado a beber. Dos semanas antes Eigendorf había concedido una entrevista delante del Muro de Berlín reclamando libertad para sus antiguos camaradas. Eduardo Verdú se ha inspirado en Eigendorf para su novela » Todo lo que ganamos cuando lo perdimos todo».

coche eigendorf
Así quedó el Alfa Romeo de Eigendorf

Cierro el círculo con la tercera historia. La de la Alemania más actual. La de Danny Blum, el interior zurdo de la U.D. Las Palmas que decidió convertirse al Islam en 2015 cuando jugaba para el Nürnberg tras visitar una Mezquita en Turquía y anunciarlo en el Bild. Blum, cuyos padres son católicos practicantes, explicó a la publicación que «el Islam me da esperanza y fuerza. La oración apacigua mi alma. Antes de mi conversión, estaba colérico y no encontraba mi lugar».
Tres historias de conversiones con un entorno en común y el trasfondo de la evolución hacia la libertad de la sociedad alemana.

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Danny Blum, jugador de Las Palmas, orando en una Mezquita.

Fuentes

https://blogs.20minutos.es/quefuede/2013/09/20/quien-fue-lutz-eigendorf-el-futbolista-al-que-la-alemania-del-este-no-le-perdono-que-desertara/

https://elpais.com/cultura/2018/03/08/actualidad/1520525301_552320.html

https://elpais.com/deportes/2013/03/07/actualidad/1362684912_117937.html

http://www.verdadypaciencia.com/article-el-futbolista-aleman-danny-blum-se-convierte-al-islam-125467864.html

https://www.abc.es/hemeroteca/historico-13-03-2007/abc/Internacional/hitler-un-sin-papeles_1631951152717.html

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