Henry Rowan Lemly fue soldado, escritor, ingeniero y sobre todo un emprendedor muy inquieto. Nació en enero de 1851 en Bethania (Carolina del Norte, Estados Unidos). Vive de infante la Guerra de Secesión y, sin embargo, cuando tiene edad de decidir profesión se decanta por seguir la carrera de las armas. Consigue entrar en West Point, graduándose con buena puntuación y siendo destinado a Fort Sanders, en la fronteriza Wyoming.
La misión del remozado ejército de la Unión en esas todavía inhóspitas regiones era mantener el orden y, si era preciso, enviar expediciones punitivas a territorio indio. En una de esas, formando parte del Tercero de Caballería que lideraba el General Crook, terminó siendo testigo de la muerte del legendario líder Sioux Caballo Loco. Tasunka Witko -tal era su nombre en su idioma sioux- se había ganado su leyenda derrotando a los federales en la masacre de Fetterman y, sobre todo, en Little Big Horn. Allí fue donde el general Custer pagó con su vida su altanería y soberbia.
El General Crook -a quien los apaches llamaban Jefe Lobo- era más precavido en su proceder y logró contener y detener a Caballo Loco en 1877. Lemly fue testigo de todo porque estaba sirviendo de guardia en Fort Robinson e incluso escribió una crónica que fue publicada en el New York Sun el 14 de septiembre de 1877 sobre la muerte de Caballo Loco: «Tomando de la mano a Caballo Loco, el capitán Kennington lo condujo sin reservas desde la oficina del ayudante hasta la caseta de vigilancia, seguido por Little Big Man, quien ahora se convirtió en el peor enemigo de su jefe. La puerta de la sala de la prisión llegó a un lugar seguro cuando, al descubrir su destino en las rejas de las altas ventanas, el salvaje amante de la libertad de repente colocó sus manos contra la cubierta vertical y con gran fuerza se empujó entre los guardias. cuyas relucientes bayonetas se volvieron instantáneamente contra él. Con gran destreza, sacó un cuchillo oculto de los pliegues de su manta, y arrebató otro del cinturón de Little Big Man, dándoles la vuelta al capitán Kennington, quien sacó su espada y lo habría atravesado, excepto por otro indio que se interpuso. Caballo Loco había avanzado imprudentemente a través del acero presentado, los soldados temían disparar y, al ganar la entrada, dio un salto para ganar el aire libre. Pero fue atacado por Little Big Man. Siguió una lucha entre el poderoso Little Big Man y Caballo Loco, con el cuchillo que accidentalmente perforó a Caballo Loco, que se hundió en una postura doblada sobre el suelo fuera de la puerta«.
Pues bien, después de esos años intensos a Lemly le enviaron en 1881 a Colombia como docente de la Escuela de Ingeniería Civil y Militar de Bogotá. El país cafetero vivía una guerra fría entre centralistas y federalistas y cualquier asesor extranjero era bien recibido (y pagado). Lemly retrata la sociedad bogotana en un artículo de 1885 en Harper´s Magazine: «los robos y los asesinatos son relativamente muy raros, aunque son comunes las peleas callejeras, frecuentemente entre dos o más mujeres» (?¿).
A partir de 1891 comienza su colaboración en firme con los sucesivos gobiernos de Rafael Núñez, Carlos Holguín y Miguel Antonio Caro como instructor primero, subdirector de la Escuela después y director titular por último. También se le confirió el grado de Teniente Coronel Honorario del Ejército colombiano.
Y aquí es donde nuestra historia se acerca a la pelota. Formó un Batallón de Cadetes al estilo West Point y como una manera de mantenerles en forma incentivó la práctica de los deportes entre sus subalternos. En 1891 hace en el Correo Nacional la primera referencia al fútbol que se conoce en Colombia durante una visita del general Ikegario Rivera: «Luego los cadetes jugaron al célebre juego inglés lawn-tennis, ayudados por el simpático Mr. Wheeler, encargado de negocios de su majestad británica. Pronto pondrán otros juegos de pelota al aire libre, tales como el football, que tanto conviene para el desarrollo físico…”.
Hay quien le atribuye a Lemly la importación a Colombia de los primeros balones y uniformes para la práctica del fútbol y también la traducción del inglés al español del primer reglamento de ese deporte que, eso parece probado, se practicó por vez primera en ese país en la Escuela Militar de Cadetes. Tanto le gustaba a Lemly el deporte que llegó a publicar en 1884 en Nueva York un libro sobre ejercicios gimnásticos.
La Guerra de los Mil Días -1899-1902- le hace abandonar Colombia para siempre. Lemly cumple su último servicio en la Primera Guerra Mundial en 1917 en la Intendencia y consigue ascender a Mayor antes de retirarse en 1920. En Estados Unidos se le considera un militar de tanta valía que en el Cementerio Nacional de Arlington se puede visitar la tumba del hombre que introdujo en fútbol en el país que luego vio nacer a Efraín Sánchez, Valderrama, Asprilla, Higuita…
Fuentes:
Historia mínima del fútbol en América Latina, de Pablo Alabarces
https://www.elespectador.com/deportes/henry-rowan-lemly-el-pionero-articulo-335875
http://www.arlingtoncemetery.net/hrlemly.htm