No tener Estado propio no es óbice para no jugar un Mundial. Estar retirado o ser amateur, tampoco. Desde 2013 existe la CONIFA -Confederation of Independent Football Associations-, una institución cuya sede está en Suecia y que aspira a que aquellos pueblos, regiones o etnias que o bien no tienen Estado o bien la FIFA no los reconoce como tal puedan disfrutar de una competición internacional.
De momento no les va del todo mal. Ya han sido capaces de organizar con éxito dos campeonatos del Mundo –en 2014 en Laponia ganó Niza y en 2016 en Abjasia venció la anfitriona-. Desde el 31 de mayo y hasta el 10 de junio se está disputando el tercer Mundial CONIFA. Lo organiza el equipo de Barawe, que es el que representa a los exiliados somalíes y que -por pura lógica- no se disputa en su tierra sino en Londres, que es donde más presencia tiene la diáspora de este país.
Se han clasificado -más bien, han conseguido reunir apoyos y jugadores para competir- dieciséis conjuntos de lo más dispar. En el Grupo A se encuentran la anfitriona Barawa, Cascadia -la región más futbolera y ecologista de Estados Unidos-, Ellan Vannin -la Isla de Man, que es y no es Británica- y Tamileelam (los tamiles del sur de India y Sri Lanka). En el Grupo B Karpatalija (húngaros de una región de Ucrania), Chipre del Norte (la autoproclamada República Turca de Chipre), Abjasia y Tíbet. En el D, Armenia del Oeste, Punjab (Región de India), los Coreanos de Japón y Cabilia (norte de Argelia).
Me dejé para el final el grupo C, porque en él he encontrado a un viejo conocido del fútbol español (e italiano). En la selección de Padania -neologismo independentista que agrupa las ciudades del Valle del Po en el norte de Italia- juega la que es la gran figura del torneo: Marius Stankevicius. A sus 36 años y después de haber militado en Brescia, Sampdoria, Sevilla, Lazio, Valencia, Hannover 96… y Córdoba, ahora juega a nivel semiamateur en el AC Crema 1908 lombardo de la Serie D italiana.
Padania es una de las grandes favoritas para el torneo y, de momento, está arrasando. Venció 6-1 en la primera jornada a Matabelelandia -región de Zimbabwe que vive en tal estado de represión que su lista de convocados fue sorpresa para evitar represalias del gobierno del país africano y que la dirige el ex meta del Liverpool Bruce Grobelaar-; después arrasó 8-0 a la exótica y polinesia Tuvalu (la única nación reconocida por la ONU inscrita en CONIFA) y terminó la primera fase ganó 3-1 a Székely (húngaros de la Transilvania rumana).
Así que el equipo del bueno de Marius Stankevicus se encuentra representando a su nación adoptiva, teniendo que emocionarse con el coro del tercer acto de la ópera Nabucco de Verdi -el “Va, Pensiero” (el himno que han adoptado como propio)– y luchando por su primer mundial con 36 años. Si usted se encuentra en Londres y quiere ver al ex lateral de Córdoba y Sevilla jugar contra la selección del Punjab por un hueco en las semifinales del torneo puede ir al campo del Bracknell Town FC -Larges Lane se llama- mañana martes a las tres de la tarde.
¿Quién le iba a decir a Stankevicius después de perder el tren del ascenso a Primera en Girona que apenas dos años después iba a poder levantar una Copa del Mundo?
Si tienen más curiosidad…
http://www.conifa.org/en/wfc-2018/wfc-results-tables-2/
http://www.bbc.com/mundo/deportes-42237419
Toni Cruz 