Los partidos de feria (1-1)

Siempre hay dos partidos en el año especiales en Córdoba. En la feria más larga del mundo –y nada más lejos de mis intenciones censurar o debatir su duración- los cordobesistas se apiñan durante cientoochenta minutos para alejarse mentalmente del albero mezclado con rebujito, de los paluegos de las hamburguesas Uranga y de las canciones horteras de la temporada.

En Cádiz la sensación era vieja y la situación era nueva. El Córdoba se había reconciliado con los suyos el sábado anterior y debía apurar esa dinámica para dar un paso para la permanencia. El salto –sobre todo sabiendo lo que había pasado el viernes- podría ser importante o definitivo. El plan más sensato era afianzar el punto. Y, ante un equipo que no arriesga nada y que juega con el error ajeno, era un juego arriesgado.

Por eso, y por el viento, el partido fue un coñazo. El Cádiz procuró regalar la pelota, pero el Córdoba la regaló más. Y así, entre errores, transcurrió una primera mitad insufrible que dio paso a una segunda algo más movida (más que nada porque se agitó el marcador).

golalfaro

Marcó Aketxe por culpa de su calidad y de otro error de coordinación de la defensa del Córdoba, que concedió otra falta en una posición peligrosa como la que le dio al Levante y al Getafe (por ejemplo). Pero el Córdoba está en buena predisposición. Carrión hizo cambios sensatos y fue avanzando a su equipo con criterio hacía el gol. Primero metió a Alfaro y luego a Rodri (poco después). Y el equipo, a trompicones, provocó el nerviosismo en el rival. Rodri pudo haber marcado y Alfaro lo logró en otra acción a balón parado (esta vez un saque de banda puesto por Bíttolo).

Y, contrariamente a otros choques, el Córdoba dispuso su buena situación a su antojo. Si bien es cierto que el Cádiz demostró que tampoco es tan fiero como refleja la tabla, los blanquiverdes terminaron bien colocados, bien enchufados y sobrados físicamente. Por eso sumaron.

Fue el partido de feria. El primero de los dos. Y fue festivo. Queda rematar la faena el domingo en El Arcángel contra el Oviedo. Pero cabe recalcar una idea: que el alivio no se confunda con la euforia. Están cumpliendo con el objetivo secundario, pero esta temporada en El Arcángel nos la han metido doblada mucho.

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