El fondo es la forma de las cosas que pesan poco (y en algunos casos de las que pesan demasiado). Como quiera que lo que se buscaba era ganar este domingo, todo ha de darse por bien empleado. Probablemente –coincido en esto con Carrión- si el cabezazo de Rodri se hubiera marchado a Alcolea ahora se estaría crucificando al técnico por algunas de las decisiones que adoptó al comienzo y durante el partido. El fútbol es “ansí”, que diría aquel.
Pero la pelota entró y con ella la ilusión pequeña y grande (qué más dará ahora) de los que ocupaban las gradas en El Arcángel y de los que renunciaron a estar. El gol en acción de estrategia era una de las dos variables que contemplaba un partido que, si no, parecía destinado al 0-0. Con lógica, porque se veían las caras la mejor defensa contra una de las delanteras con más problemas para marcar.
El 3-4-3 del Reus Deportiu funcionaba con un reloj. Tocaban con criterio y defendían con solidaridad. Lo que hacen desde que empezó a fallarles el cerrojo hace tres semanas. Incluso, aprovechando que el Córdoba no tira el fuera de juego, tuvieron una ocasión para ponerse por delante (afortunadamente el fuerte de Folch –un buen futbolista- no es el chut a puerta).
El Córdoba, por su parte, apostaba por amor propio y fe como recetas para romper a su rival. Carrión confió en Aguza para hacer de improvisado media punta en un 4-1-4-1 en el que la presencia de Edu Ramos dotaba de libertad a Javi Lara. La entrada de un hipermotivado Piovaccari ayudó a que los aficionados se enchufaran en las gradas… al menos en la salida en tromba que motivó las dos primeras ocasiones de un Pedro Ríos que sigue sin reencontrarse con su mejor versión.
En la primera mitad el equipo de Carrión fue de más a menos y en la segunda de menos a más. La entrada de Rodri resultó providencial –más que la de Markovic y la de Alfaro-, porque Piovaccari había dejado hasta la última gota de sudor sobre el verde. No fue primoroso, no fue bonito… pero fue auténtico, fue honrado, fue extenuante… fue todo lo que un partido de estas características puede ser. A quien le guste la épica, hoy habrá salido contento de El Arcángel. Quedarán cinco o seis puntos por conseguir. La mitad del camino teniendo en cuenta que quedan doce en juego. Que no se pierda, al menos el empeño en conseguirlo.