Lo leí en “El fútbol tiene música”, de Petón:
“Quien fuera jefe de prensa del Atlético de Madrid, Antonio Olano, defiende que el flacucho que jugaba de portero con Sagi Barba, Piera y Samitier era el único cancerbero español que podía haberle disputado el reinado de las porterías a Ricardo Zamora; y hay quien asegura que era a la vez un loco divino y un farsante, siempre un artista, como Higuita, Gatti, Grobelaar o el Mono Burgos. Pero una tarde se puso una chalina, una corbata ancha y una boina. Como un figurín del siglo XIX se fue a Madrid y dejó en una percha de Cadaqués sus guantes, sus rodilleras y su gorrilla de portero. No se puso más entre los tres palos. Mató al portero: también me lo dijo Pepín Bello. Porque el cuarto de la pandilla, el amigo de Sagi Barba, Piera y Samitier, el hijo del notario de Figueras, se llamaba Salvador, Salvador Dalí”.
Dalí, portero. No, Dalí algo más que portero. Dalí, el ingeniero onírico, quien le dijera en su día a Paloma Chamorro que era “muy mal pintor porque soy demasiado inteligente para ser buen pintor. Para ser buen pintor hay que ser un poco bobo. Prefiero hacer cuadros malos y vivir más tiempo”; Dalí el gran masturbador… Ese mismo Dalí imaginándose con pantaloncillos cortos, guantes, rodilleras y boina como Zamora. Recordando tardes de pelotazos, aún imberbe, aún protegido por su madre, en una plazuela de Cadaqués. Estirando imaginariamente un brazo infinito y blando como uno de sus relojes.
Ese Dalí dos años más joven que Samitier y con el que compartía, parece ser, pelota, amistad y también extravagancias. Porque si Dalí subió un caballo blanco una vez a una habitación de su hotel en París, Samitier se vistió con un turbante en una concentración con la selección para vender las alfombras del hotel en el que se alojaban a los otros clientes.
Dalí se fue a Madrid para colgar los guantes, tomar los pinceles y departir con Lorca y Buñuel; Samitier también tras enfadarse con la directiva del Barça y para poder debatir en el Café Baviera con José María de Cossío… y también con su amigo Ricardo Zamora.
No hay ninguna imagen de Dalí lanzándose para detener un trozo de cuero.
Pero, desde luego, la relación entre el paranoico-crítico ampurdanés y el fútbol existió, como confirma el cuadro “Gol”, que donó al Sant Andreu en 1977 dentro de una campaña para salvar a la entidad cuatribarrada. Durante el acto de presentación comenzó a aplaudirse mientras decía: “¡Catalunya acaba de meter un gol!”. El Mundo Deportivo del 12 de octubre de ese 1977 le dedicó portada y una entrevista en las páginas 2,3 y 4 (¿se imaginan eso en estos tiempos?).

Contó en esa larga y espectacular entrevista que no conocía nada del Sant Andreu (entonces San Andrés) y que tardó en hacer su obra apenas un día porque tuvo una “inspiración cósmica” para hacerla. Cuando el periodista –Ricard Maxenchs– consigue que hable de fútbol, tarea nada sencilla por otra parte, Dalí reconoce que jugó de portero en Los Maristas y que se compró unos pantalones largos y unos guantes para parecerse a Zamora, “el ídolo de mi niñez, imagínense, ¡Hice hasta zamoranas! Sin embargo, lo mío es el arte. Lo cósmico”. Después le preguntaron por Cruyff y la conversación transcurre en estos términos:
-¿Cruyff? ¿Quién es ese?
-El «as» holandés del Barcelona
-¿Cómo dice?
-El genio mundial del fútbol actual.
-¿Algo así como yo en la pintura?
-Exacto.
-Pues sí. Me parece haber oído hablar de él, e, incluso, recordarlo de alguna fotografía,
-¿Qué preferiría ser: Cruyff o Dalí?
-¿Qué edad tiene ese hombre?
-Unos treinta años.
-Pues bien quisiera tener la edad de él con el genio de Dalí.
Por último, cuando le preguntaron qué le daría al fútbol Dalí, éste contestó que más que darle “le quitaría todo lo que tiene de política, porque como ya sabe Dalí es apolítico”.
Hubo controversia en 2004 con el destino de esa obra, porque el Sant Andreu acusó a Joan Gaspart –entonces dirigente de la entidad- de habérsela llevado. El ex presidente culé se defendió diciendo que “ese cuadro desapareció hace mucho tiempo y creo recordar que fue en un periodo en el que entraron varias veces a robar en las oficinas del club”. El óleo-acuarela de 90×70 cm se valoró en unos seis millones de pesetas y llegó a estar embargado por los jugadores, a los que se debía buena parte de la ficha y sueldos.
Al margen de esa obra cósmica para salvar al Sant Andreu, existen otras dos creaciones peloteras de Dalí: un cartel conmemorativo del 75ª aniversario del Barcelona (1974) y otra destinada a la inauguración del nuevo estadio Municipal de la U.E. Figueres, que acababa de ascender en 1986 a Segunda por vez primera. Por cierto, en la inauguración de ese campo el Figueres le ganó 3-1 a un Barça con todas sus estrellas.
Dalí pintando paradas imposibles con su brocha. Dalí haciendo la estatua a un lanzamiento de falta del Llagosta Samitier antes de decir que “lo menos que puede pedirse a una escultura es que no se mueva”. Que lo dijo.
Fuentes
“El fútbol tiene música”, de José Antonio Martín Otín, Petón
“Personajes de entonces…”, de Fernando Vizcaíno Casas
Hemeroteca Mundo Deportivo
http://anecdotariodeporteria.blogspot.com.es/2013/05/dali-tambien-fue-portero.html
http://victorcalleporteros.blogspot.com.es/2014/03/salvador-dali-y-el-futbol.html
https://republicaimaginaria.wordpress.com/2014/08/14/dali-y-el-futbol/
http://letrasexplicitas.com/un-portero-llamado-dali/
http://www.elperiodico.com/es/noticias/deportes/gaspart-sabe-nada-del-dali-del-sant-andreu-3632527
http://www.elmundo.es/especiales/2013/cultura/dali/extravagancia.html