Ascenso 2- Realidad 0 (2-0)

Ando leyendo un ensayo que se llama “Paseo alrededor de la muerte” y que lo escribió un médico llamado Domingo García Sabell. En él, entre otras reflexiones, se cuenta la historia de un científico llamado Elie Metchnikov que sugería que para conseguir vivir unos 150 años y, en consecuencia, poder planificar bien su vida desde la felicidad los seres humanos debían comer mucha cuajada. Decía el francés que las bacterias del colon aceleraban el envejecimiento y tal y cual.

Bueno, pues al Córdoba se le acabó la cuajada de Carrión. El catalán aportó ideas, ímpetu y amor propio en los meses que lleva al frente del equipo, pero en Girona –y, sobre todo, ante el Alcorcón- ha quedado comprobado que no hay más cera que la que arde. Que por muchos buenos principios, voluntad e ideas que se quieran imponer el Córdoba –en estos momentos- no puede competir por subir a Primera división.

piovaccari

¿Los motivos? El principal que no ya el Córdoba, sino cualquier otro de los aspirantes tiene muy complicado pensar en subir ante el poderío de Levante, Girona y Getafe. Tras la primera vuelta, da la sensación que únicamente una pájara sonada que cualquiera de los tres antes del play-off –vamos, lo que le pasó al Girona en 2015– puede hacer que no asciendan los tres que más méritos y regularidad están haciendo.

Pero aunque eso sucediera, el Córdoba tiene que luchar contra dos factores que son justo los que cambian la suerte de un equipo: intensidad en defensa y acierto arriba. Y en Montilivi –campo definitivamente maldito- quedó demostrado desde el uno hasta el noventa.

Porque en el uno de juego Bijimine y Luso marcaron mal a Sandaza primero y luego le dejaron rematar hasta en dos oportunidades. Una contrariedad que bien pudo haber pasado igualmente –cambien esos zagueros por Samu, que fue quien erró entonces- en Alcorcón. Si un equipo comete esos errores por sistema en defensa (el segundo gol fue otra doble desaplicación defensiva) está condenado a, como mucho, no sufrir demasiado por salvarse.

Lo otro, la impotencia ofensiva, se evidenció en el único tramo salvable del choque del Córdoba. Durante veinte minutos de fe y vergüenza torera –ya con el partido perdido, eso sí- los arietes del equipo blanquiverde demostraron torpeza para convertir en gol sus clarísimos acercamientos.

La sensación que deja el duelo es, básicamente, que un equipo –el Girona- sí que ha sabido levantarse tras no ascender en junio pasado y otro –desgraciadamente el nuestro- ha empeorado considerablemente de un año a otro por no haber sido capaz de regenerar con acierto su plantilla. Que uno aspira en serio y el otro aspira a secas.

Por cierto, el científico del comienzo se infló a cuajada… pero al final se quedó en 71 tacos.

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