Las dos horas y media de margen entre el pitido final del árbitro y el aporreo del teclado para escribir estas líneas dan para mucho. El 1-3 ante el Getafe no aportó nada nuevo: nulidad en ambas áreas de los nuestros, impotencia con el balón en los pies por falta de un organizador, bandas torpes y sin profundidad, defensa sin defensa y un rival que rasca porque sabe explotar sus virtudes mucho mejor que el Córdoba aprovechar sus carencias.
Pero todo lo que de nuevo no trajeron los noventa minutos sí lo aportó el post-partido. La cara de Oltra y su aparente incapacidad para revertir la situación. Superado y alegando que el equipo está mal como argumento para explicar una derrota. Mezclando causa y efecto y obviando –también es cierto que ningún periodista tuvo capacidad de preguntarlo por evidentes- los múltiples errores que cometieron los jugadores que alineó y que, probablemente, también disponga en Reus (tampoco los otros han aportado mucho más).
Su cara no se diferenciaba mucho de la de los jugadores que pasaron por zona mixta. Fueron Luso y Pedro Ríos los que dieron la cara una vez más, pero los que pasaban a toda prisa hacia sus vehículos no mostraban un aspecto mejor. Obviamente, peor sería que se rieran, pero asusta la sensación de abatimiento y de no estar creyéndose ni ellos mismos palabras referentes a la superación, a la mejoría y al partido a partido (porque de ascenso ya ni se atreven a hablar ni deben hacerlo en estos momentos).
Son nueve partidos sin ganar dando diferentes imágenes, pero con un elemento en común: en más de dos meses el Córdoba no ha sido capaz en ningún momento de ser más inteligente que su rival. Cuando ha golpeado primero, el contrario levantó el match-ball. Cuando encajó, se hundió. Los rivales siempre han lucido mejor sus galones y exhibido con más orgullo y capacidad sus armas, por muy modestas que fueran. El Córdoba está, ahora mismo, mal dirigido en los despachos y en su dirección deportiva (porque ni se ha invertido lo suficiente y lo poco que invertido lleva sin funcionar dos temporadas) y tampoco da con la tecla el equipo que dirige a los que juegan, por mucha voluntad que ponga y muchos cambios que haga.
Lo más preocupante no es la situación deportiva, reversible sin duda, sino el daño que todo esto está causando a una masa social hastiada, agotada demasiado pronto y con unas esperanzas que se van desvaneciendo por culpa de un proyecto destinado a sufrir para luchar por subir (demasiado infinitivo seguido) que puede acabar llorando por no bajar. Miedo. Mucho. Ay (y no hay).
JUGARON
POR EL CÓRDOBA C.F. Kieszek; Antoñito, Caro, Bijimine, Cisma; Luso, Alfaro (Quiles, 67’); Guille Donoso (Pedro Ríos, 78’), Juli, Bergdich (Caballero, 56’); Rodri.
POR EL GETAFE C.F. Alberto García; Molinero, Cala, Gorosito, Damián; Lacen, Portillo (Emi Buendía, 61’); Pacheco, Paul Anton, Álvaro Jiménez (Facundo, 73’); Jorge Molina (Stefan Scepovic, 88’).
GOLES: 0-1, Gorosito (24’); 0-2, Jorge Molina (57’); 0-3, Facundo (83’); 1-3, Pedro Ríos (85’).
ÁRBITRO: Ais Reig (Comité Valenciano). Amarillas a los locales Bijimine, Cisma y Quiles y a los visitantes Cala y Molinero.
ESTADIO: El Arcángel, unos 13.000 espectadores.