Dos (o tres) lecturas ideales y un gran empate (1-1)

Aunque no lo pareciera, Zaragoza y Córdoba vivieron en La Romareda una historia de lectores y de escritores. Escribió Alberto Manguel en su Nuevo Elogio de la locura que “El lector ideal no reconstruye una historia, la recrea”. Oltra y Milla quisieron recrear una historia que favoreciera a sus intereses –las de sus equipos, se entiende- y, así, leyeron dos (o tres) partidos que luego se vieron sobre el verde. No es algo que suela pasar, por eso el choque fue curioso y entretenido (y, encima, el Córdoba regresará con un punto).

Primero, lo que quería que pasara el valenciano se iba cumpliendo a rajatabla. El Córdoba era valiente, realizaba una presión alta y alegre y, por eso, generaba inquietud cada vez que robaba una pelota. Con un Rodri muy activo y un Guille Donoso con chispa, no resultó extraño que se pusiera por delante. El penalti, fuera o no, lo coló muy bien Rodri.

La única pena de una primera parte fabulosa fue el chispazo de calidad de Manu Lanzarote, que a veces es todo lo que tiene un Zaragoza que es rico pero parece pobre. Su saque de esquina primoroso fue impulsado por Casado y remachado por Cabrera, su otro gran especialista en el balón parado.

El palo no fue tal porque el Córdoba estaba lanzado y pudo haber colado un par más, abusando de un desacertado Isaac Carcelén, que lo pasaba muy mal en su lateral derecho.

rodrigol

Pero –y aquí viene la segunda de las tres partes de este cuento- Milla también estaba viendo el partido por desgracia y recompuso a su equipo justo donde más lo necesitaba. La entrada de Fran Rodríguez por Carcelén cambió la cara al Zaragoza y al encuentro. Por esa banda derecha comenzó a gozar La Romareda, hasta que en el apogeo de su dominio –y del atolondramiento pasajero del Córdoba- obligó a Kieszek a hacer hasta cuatro paradas de enorme mérito casi consecutivas entre los minutos 57 y 60.

El tercer episodio del duelo llegó con la reacción desde el banquillo de Oltra, quien quitó a Caballero y Donoso para meter a Bergdich y Edu Ramos. Con estos cambios logró un doble objetivo, por un lado frenó a Fran Rodríguez y sus incursiones con el marroquí mientras que, con Ramos, contuvo un poco la zona creativa maña, que se estaba entonando.

De ahí que el marcador no se moviera más, aunque a fe que unos y otros, convencidos de que su escrito y su idea era la más acertada, lo buscaron hasta que no les quedaron fuerzas. Por eso disfrutamos y, por eso, la esperanza se plasmó en un cuarto partido sin perder y la constatación de que el camino sigue siendo correcto y de que Oltra está sabiendo dar con la tecla en las últimas semanas.

JUGARON

POR EL REAL ZARAGOZA Irureta; Isaac Carcelén (Fran Rodríguez, 46’), Cabrera, Marcelo Silva, Casado; Zapater, Erik Morán, Javi Ros (Pombo, 83’); Juan Muñoz (Edu García, 68’), Ángel y Manu Lanzarote.

POR EL CÓRDOBA C.F. Kieszek; Caro, Bijimine, Héctor Rodas, Cisma (Samu de los Reyes, 83’); Luso, Caballero (Bergdich, 61’); Guille Donoso (Edu Ramos, 61’), Alfaro, Juli; Rodri.

GOLES: 0-1 Rodri (23’, de penalti); 1-1 Cabrera (27’)

ÁRBITRO: Pérez Pallás (gallego). Amarillas a los locales Ángel (30’), Manu Lanzarote (45’) y Marcelo Silva (61’) y a los visitantes Carlos Caballero (50’), Domingo Cisma (81’) y Luso (93’).

ESTADIO: La Romareda, unos 20.000 espectadores. Presencia de seguidores cordobesistas de la peña Sangre Blanquiverde.

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