El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha ordenado el arresto del ex futbolista Hakan Sükür. Según la justicia de aquel país, Sükür formaría parte de un grupo terrorista implicado en el fallido golpe de estado del pasado 15 de julio. El único “delito” del delantero, sin embargo, sería su manifiesta simpatía por el opositor y predicador Fethullah Gülen, que ya le llevó hace un par de meses a ser procesado por insultar a Erdogan y a su familia a través de twitter (un acto castigado por el Código Penal turco con penas de hasta cuatro años). Sükür, prudente, decidió exiliarse en California con su familia, desde donde ha seguido exponiendo sus ideas.
Sükür, que ahora tiene 44 años, no es un ex jugador más de fútbol para los turcos. De origen kosovar aunque nacido en Adazapari , en la antigua región de Mármara, desde muy joven se aficionó a colar goles y a no callarse. Tras pasar por el Sakaryaspor y el Bursaspor, aterrizó en el gigante Galatasaray en el 92. En su primera temporada se ganó el apodo –“El toro del Bósforo”– tras meter 19 goles en 30 partidos y ayudar, de paso, al equipo Cimbom a ganar la Liga y la Copa después de cuatro años de sequía.
Habría que apuntar que el Galatasaray es –haciendo un símil no sé si afortunado- algo más que un club en Estambul. Su fundador, Ali Samí Yen, dejó un eslogan que refrenda su afán patriótico: “Nuestra meta es jugar juntos, tener un color y un nombre y derrotar a los equipos de fuera de nuestro país”.
De rojo y amarillo Sükür hizo historia. En parte gracias a sus goles el Galatasary se hizo con la hegemonía en Turquía –6 Ligas en el periodo comprendido entre el 92 y 2000– e incluso formó parte del once inicial que conquistó el 12 de mayo de 2000 uno de los dos únicos títulos internacionales que tiene el fútbol turco (la Copa de la UEFA, el otro fue la Supercopa del siguiente verano vencida al Madrid). Ese día los Sükür, Hagi, Arif Erdem, Popescu y Taffarel entre otros consiguieron vencer al Arsenal de Vieira, Henry, Overmars, Suker y Bergkamp en la tanda de penaltis.
Antes de esa fecha Sükur vivió su primera experiencia extranjera. No muy provechosa. En 1995 pasó efímeramente por el Torino –jugó cinco partidos y metió un gol-. Fue el segundo jugador turco en participar en la Serie A, competición a la que regresaría para ser el suplente de Vieri y Ronaldo en el Inter primero y para luego ayudar discretamente al Parma a conquistar la Copa de 2002 (el último título del ahora refundado club del Ennio Tardini).
En ese verano de 2002, mientras preparaba su salida hacia el Blackburn, Sükür vivió el verano de su vida. Fue titular en los siete partidos que su selección –que no jugaba un Mundial desde 1954- disputó entre Corea y Japón. Esa generación de jugadores –Rüstü, Bülent, Alpay, Hasas Sas…– llevó a la selección otomana al tercer puesto tras haber eliminado a Japón y Senegal, caer en semis ante la campeona Brasil y vencer en la consolación a Corea. Sükür apenas metió un gol, porque no estaba atravesando su mejor momento de forma, y su relevancia fue relativa porque llegó en el encuentro por el tercer lugar, pero aún sigue siendo el tanto más rápido conseguido en esa competición. Tras el pitido inicial, Hong Myung Bo perdió la pelota ante la presión de Mansuz y se la encontró Sukur, quien con un fuerte zurdazo superó a Lee Woon Jae. Habían pasado diez segundos y tres décimas. Al regresar a Turquía aquella selección al completo y su técnico Senol Günes recibieron la Medalla a los Servicios Distinguidos de la República de Turquía, el mayor reconocimiento civil del Estado.
Después de conseguir dos Ligas más tras su regreso al Galatasaray –el único club en el que se sintió realmente realizado-, Sükür se retiró recibiendo de la UEFA el galardón al mejor futbolista turco de la historia en 2004 y acumulando 260 goles con los clubes por los que trabajó y 51 con su selección.
Pero más allá del fútbol, la vida de Sükür se puede catalogar de turbulenta. En 1994 se enamoró de la estudiante de química Esra Elbirlik y, a pesar de las reticencias de su familia por la fama del jugador, la convenció para que se casaran. La ceremonia tuvo lugar en un lujoso hotel de Estambul y tuvo de testigo al clérigo rebelde Gülen y de oficiante al mismísimo Erdogan, entonces alcalde de Estambul.
El matrimonio fracasó pronto. Sükür acusó a Esra de robarle joyas y dinero y ésta regresó a casa de sus padres mientras el atacante decía que ella nunca le había amado. En 1999 Esra y toda su familia fallecieron en el terremoto de Izmit, un suceso que conmocionó y marcó a Sükur.
Tras rehacer su vida con su actual mujer Beyda (tienen tres hijos) el atacante se metió en política. En junio de 2011, Sükür fue elegido como miembro del Parlamento turco formando parte del conservador AKP (el partido fundado por Erdogan), pero en 2013 se desengañó por culpa de una reforma educativa que consideró nociva (el asunto dershane) y se sumó al movimiento opositor de Gülen.
Sükür nunca ha dejado desde entonces de criticar y censurar las medidas de Erdogan y el premier turco ahora le quiere incluir en su particular purga tras el extraño golpe de Estado como represalia. El mítico nueve, mientras tanto, reflexiona tranquilamente en California: “no me queda otra que aprender inglés”.