Mi crónica: No lloréis (3-1)

No lloréis por no haber podido hacer lo que habéis querido hacer. No lloréis por no haber conseguido aquello a lo que habéis opositado con entereza. No lloréis por no conseguir aquello por lo que habéis dado hasta la última gota de sudor. No le debéis esas lágrimas a vuestra conciencia.

Hay cuentos tristes que lo son por tener que contarlos y tristezas que abundan en la llaga hasta hacerse seña de identidad. El Córdoba no subirá a Primera. No lo hará por un cúmulo de factores que inciden en su tradicional paroxismo. Nada es sencillo si formas parte de algún modo de esta familia. Ni las victorias ni las derrotas se pueden resumir en una línea. Ni siquiera en un libro. Ganar es vivir y perder es morir, siempre hay drama y tragedia. La comedia no tiene hueco en el club de la ciudad del sieso Séneca.

El Córdoba se plantó en Montilivi consciente de que podía pasar de muchas maneras. Ganando y empatando, claro, e incluso perdiendo por un gol si el partido tenía más de un gol. La disposición de Oltra fue impecable. Dos líneas de cuatro bien plantadas y un par de delanteros con movimientos inteligentes que incomodaran la salida de balón del rival. Con el mismo once los nuestros mientras que Machín, por su parte, revolucionó el suyo dando entrada a cuatro diferentes al once con el que perdió en El Arcángel.

Nolloreis

Durante la primera parte todo fue bien. Incluso hubo alternancia de dominio. De Tomás, participativo y generoso, disparó a puerta en una ocasión y Caballero en otra. Los que realmente necesitaban marcar mostraban un ataque muy timorato que apenas inquietaba a Razak. Un disparo de Herrera y otro de Eloi. Poco bagaje.

Como no le debía agradar lo que veía, Machín movió dos fichas en el descanso. Entró Sobrino por Lekic y Granell por Eloi, pero el Girona no mejoraba y era el Córdoba el que se iba soltando poco a poco. Después de un aviso tras una gran acción de Fidel que no pudo culminar Xisco, el balear anotó su tercer gol tras una exquisita asistencia de Carlos Caballero. Fue un calco del segundo gol de la ida. Era el minuto 56 y en esos instantes éramos tan felices como pudiéramos imaginarnos. O más.

Y entonces, en lo más llano, nos caímos. Mientras que el Córdoba se gustaba y generaba acciones para ponerle la sentencia a la eliminatoria ante unos aficionados que se frotaban los ojos por la comodidad del encuentro, apareció Borja García de la nada para lanzar un derechazo ante el que Razak reaccionó tarde. Que hubieran pasado apenas nueve minutos desde que marcara Xisco fue clave para que los catalanes se metieran de lleno en el coche.

Víctor Pérez suplió a un agotado Xisco y luego Pedro Ríos, que no estuvo fino, a Nando. Los cambios no cambiaron el panorama. El Córdoba no sufría en exceso las acometidas de un Girona que no encontraba huecos. Muy bien Caballero y Luso, al igual que los dos centrales. Daba la sensación, al adelantar líneas los locales, que podría llegar a sentencia al contragolpe en cualquier lance.

Sin embargo, en el 80’ llegó la cita cotidiana con la miseria. Un balón rebotado, una pequeña descoordinación de la defensa, un disparo de Aday –jugador que iba a ser sustituido en esa misma jugada si llega a irse el balón fuera- y un rebote en Cisma que despistó a Razak. Una sucesión de desgracias que termina con la pelota en las redes. Aún no lo sabíamos, pero la eliminatoria había muerto ahí.

El Córdoba aguantó el tipo con integridad hasta la prórroga y, ya en ella, busco la heroica con fuerza. Debía marcar con uno menos porque Alberola expulsó a Stankevicius por una faltita. El manchego buscó siempre agradar al público de Montilivi, culminando su labor con el escamoteo descarado de un penalti descarado en el que a Fidel le parten la mano de una patada.

El tercer gol de los gerundenses –una contra que culminó Cristian Herrera- daba un poco igual porque otro de los nuestros nos hubiera devuelto el pase. No pudo ser. Ni con Rodas de delantero centro ni apelando al factor Las Palmas.

Este año el Córdoba lo dio todo y se lo dejó luego sobre el verde. A veces todo no es suficiente para lograr una meta. Bravo por ellos. Ay de los vencidos. Ay de nosotros.

Volveremos.

JUGARON

POR EL GIRONA FC: Becerra; Aday (Maffeo, min. 86), Lejeune, Richy, Kiko Olivas, Clerc; Pere Pons, Eloi (Granell, min. 46), Borja; Lekic (Sobrino, min. 46) y Cristian Herrera.

POR EL CÓRDOBA CF: Razak, Stankevicius, Deivid, Héctor Rodas, Domingo Cisma; Nando (Pedro Ríos, min. 67), Luso (Pineda, min. 96), Caballero, Fidel; Xisco (Víctor Pérez, min. 71) y Raúl de Tomás.

GOLES: 0-1, min. 56: Xisco; 1-1, min. 65: Borja García; 2-1, min. 80: Aday; 3-1, min. 117: Cristian Herrera.

Árbitro: Alberola Rojas (manchego), que expulsó a Stankevicius y amonestó a los locales Lejeune y Sobrino, así como a los cordobesistas Deivid, Víctor Pérez y Caballero.

ESTADIO: Montilivi unos 9.000 aficionados, unos 150 cordobesistas en la grada.

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