Mi crónica: La épica de las pequeñas grandes cosas (1-1)

¿Cabe la gloria sin que esa gloria sea completa? Sí ¿Cabe la épica en un pírrico empate? Sí. ¿Cabe la felicidad plena sin ser conscientes de si devendrá tristeza absoluta en apenas una semana?¿Cabe la satisfacción por el sufrimiento compartido por unos cuantos aplausos al final? Sí. Todo cabe en la épica de las pequeñas grandes cosas. Porque a nosotros, a los que vamos a trabajar o a sufrir o a sufrir y trabajar, a El Arcángel nos va la marcha. Nos encanta saber que, si no es como fue, no nos sabrá igual. Nos fascina sabernos perpetuos sufridores pendientes siempre de un guion aún más enrevesado por escribir. Y mantenemos aquella llama de los genuinos seguidores de una afición que puede ser catalogada como una nueva forma de malditismo cuando no de masoquismo.

Pero vayamos por partes. Puesta en escena no tan timorata como podría esperarse. Oltra alinea un equipo sensato para todas las bajas que tenía y enfrente Soriano le complica la vida colocando en la misma banda, la izquierda, a dos laterales de largo recorrido que encima conocían lo que era correr por el Arcángel (Ximo y Dubarbier). A pesar de un aislado aviso del Córdoba –jugada por la izquieda de Fidel que no fue capaz de rematar Pedro Ríos- el balón y el desparpajo eran del Almería, que entraba como cuchillo en queso por ambas bandas. Salvó Falcón primero una de Míchel Macedo y luego otra, aún más clara, de Quique. Pero ya no pudo detener un lanzamiento desde la frontal de Quique, que aprovechó un error de un muy nervioso Abel Moreno.

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Era el minuto 35 y los mil almerienses vivían una hemorragia de placer en la grada mientras los 20.000 restantes trataban de bajarse los testículos a un lugar más natural. El Córdoba decidió entonces recurrir a la fuerza bruta y tuvo la fortuna de encontrar un aliado en Lolo Reyes, que lanzó un inopinado puñetazo que, a pesar de no impactar en la cara de Pedro Ríos, fue suficiente para que Arcediano el pistolero le mostrara una bendita roja.

Con el Almería ganando, el Llagostera goleando a un vergonzoso Zaragoza y Osasuna y Alcorcón imponiéndose al Elche, El Arcángel vivía como en la Ciudad sin sueño de Lorca (“no duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie”). Aunque la LFP se empeñara, el Córdoba nunca llegó a estar fuera del play-off, pero un gol en El Toralín de Ponfe o Girona sí le hubiera condenado con la derrota.

Quedaba la segunda parte para recuperar el mando sobre su propio destino. Como parecía previsible, con uno menos y ganando el Almería se obstinó en cederle balón y mando al Córdoba. Oltra retiró a Markovic para recuperar el 4-4-2 con Pineda junto a De Tomás y el equipo no mejoró lo suficiente como para tranquilizar al personal, pero sí para empujar más al Almería hacia su propia área. Eso sí, en un contragolpe que afortunadamente Kalu Uche frenó pudo haber estado la sentencia.

El gol que dio la vida lo colaron entre dos actores secundarios que han de crecer forzosamente para que el Córdoba aspire a subir. Pineda, escorado a la derecha, consiguió sacar un centro que De Tomás, en posición forzada golpeó bien a la red. Estallido. Era el 67 y el partido terminó ahí. Conforme iban sucediéndose los acontecimientos, los dos contendientes decidieron cesar las hostilidades en campo y grada. De los últimos quince minutos, apenas cinco serían de fútbol real. El resto, satisfacción general al conocer que el Girona mandaba a Segunda B a la Ponfe (el Almería estuvo jugando con fuego muchos minutos) y festejo sobre el campo de dos hinchadas que terminaron brindando por estos éxitos menores que son mayúsculos.

La épica de las grandes pequeñas citas se vivió en la jornada más emocionante que se recuerde. Y la moneda cayó de canto. Ahora será lo que sea el jueves y el domingo. Renovados y sin nada que temer. La vida pasa por morir y volver a nacer. Como hizo este sábado el Córdoba. Enhorabuena.

JUGARON

POR EL CÓRDOBA; Falcón, Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Abel Moreno (Dalmau, m. 76), Luso, Caballero, Pedro Ríos (Nando, m. 89), Markovic (Pineda, m. 56), Fidel y De Tomás.

POR LA UD ALMERÍA: Casto, Míchel Macedo, Ximo, Saveljich, Morcillo, Dubarbier, Fran Vélez, Azeez (José Ángel, m. 79), Lolo Reyes, Quique y Kalu Uche (Chuli, m. 89).

ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Manchego). Expulsó a Lolo Reyes (m. 44). Amonestó al almeriense Saveljich.

GOLES: 0-1, m. 35: Quique. 1-1, m. 67: De Tomás

ESTADIO: El Arcángel. 20.000 espectadores, mil de ellos almerienses.

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