Mi crónica: Sueño, terror y pesadilla (1-0)

Decíamos que hoy no iba a meterse el Córdoba en play-off, pero podía asegurarse unas tristes vacaciones anticipadas. Si no es así, únicamente es porque esa última sexta (y pírrica) plaza sigue abierta por el titubeante deambular de algunos de sus compañeros de la zona noble.

El Córdoba fue de más a menos en Palamós. De más a nada, se podría decir. Empezó con el 4-4-2 y con los mismos de la semana pasada con la salvedad del lesionado Pedro Ríos (le sustituyó Nando García). En el centro del campo fue alineado Eddy Silvestre, lo cual no implica necesariamente que jugara el partido. No obstante, la puesta en escena fue animosa. Los dos costados del Llagostera sufrían y Carlos Caballero tuvo una primera oportunidad en el minuto seis que hubiera sido desesperante si no hubiera tenido otra infinitamente más grave Fidel dos minutos más tarde. Esa ocasión fue el infame prólogo de lo que fue una actuación lamentable del 16 del Córdoba, entre desaparecido y desesperado.

El optimismo inicial fue cercenado por un nuevo (y grave) desajuste defensivo. Deivid no tiró bien el fuera de juego e Imaz se plantó solo ante un Razak que se pensó si conceder penalti y roja o gol y optó por lo segundo.

Un 1-0 que no tendría que haber sido definitivo. Que podría haberse quedado en una anécdota…si no fuera por la enorme fragilidad en todos los sentidos que ha demostrado el Córdoba en esta segunda vuelta. Hasta el descanso (ojo: era el minuto 12 cuando llegó el tanto rival) , apenas un centro chut de Fidel y un par de disparos de Xisco y Nando.

Tras el descanso, Oltra tenía la opción de cambiar muchas cosas, pero empezó sin tocar nada. Tenía el ejemplo de lo que sucedió la semana pasada en ese mismo campo y ante otro equipo –el Oviedo- en su misma lucha. Pero o no vio similitudes en este choque o no fue capaz de cambiar el destino.

Palamos
Aficion cordobesista en Palamós (Sangre Blanquiverde)

 

Porque la segunda parte del Córdoba fue infame. Horrible. Cualquier calificativo que se le ponga se queda corto ante lo visto. El equipo blanquiverde no sólo no fue mejorado por las modificaciones de su entrenador, sino que terminó deambulado sobre el verde. No tuvo claridad alguna atacando. Apenas insuficientes dosis de amor propio en algunos de los profesionales.

El peor de los 22, Fidel, dispuso de la oportunidad más clara en ese segundo acto con un disparo que repelió René. Tal vez eso sea sintomático. Oltra fue acumulando efectivos de ataque en el campo que corrían como pollos sin cabeza detrás del balón, obviando que el Córdoba así no funciona y prescindiendo, de paso, de toda circulación por el centro del campo. Ni Pineda ni Markovic ni De Tomás le cambiaron la cara a un encuentro que, incluso, daba la sensación de que podía terminar de decantarse del lado catalán en un contragolpe. Desesperante, más aún, la nulidad a balón parado. Centros sin ton ni son que eran fácilmente defendidos por los defensores del Llagostera.

Así se fue apagando la vela de nuestra propia esperanza. Acaso no haya terminado la temporada hoy, pero desde luego la ilusión se limita ya a ese irredento espíritu del cordobesista que se quiere convencer de los imposibles aunque sea sin más argumentos que ese pasado de desazones que le acompaña y –parece- va a escribir otro capítulo en cuatro jornadas.

JUGARON

POR LA UE LLAGOSTERA: René; Edu Oriol, Escassi, Chus Herrero, Álex Cruz; Tébar, Pitu, José Carlos (Fofo 74’), Imaz (Ríos 83’); Juanjo (Tito 56’) y Natalio.

POR EL CÓRDOBA: Razak; Stankevicius, Deivid, Rodas, Cisma (Raúl de Tomás 76’); Nando (Pineda 56’), Caballero, Eddy (Markovic 66’), Fidel; Xisco y Florín.

GOL: 1-0 Imaz (14’)

ÁRBITRO: Trujillo Suárez (C. Tinerfeño). Amarillas por el Llagostera a Marcos Tébar, Edu Oriol, Álex Cruz y Juanjo; por el Córdoba a Cisma.

ESTADIO: Nou Estadi de Palamós ante unos 2.000 espectadores. Unos 60 seguidores de Sangre Blanquiverde.

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