Patrick Ekeng fue el sexto refuerzo en llegar el año en el que el Córdoba regresaba a Primera 42 años después. Firmó por dos temporadas con opción a una tercera. Tenía 25 años, venía de acumular más de mil minutos en el Lausanne suizo y se esperaba que abarcase mucho espacio en el centro del campo. Se hablaba de él como el recambio de Obiora, que nunca agradó vistiendo la blanquiverde, en el puesto de mediocentro defensivo. Le avalaba su participación como titular con la selección de su país en el Mundial sub-20 de 2009 en Egipto.
Tardó casi un mes en ser presentado. Lo hizo junto al brasileño Ryder Matos el 5 de agosto y el Director Deportivo Pedro Cordero, que destacó del camerunés el buen rendimiento durante los partidos de pretemporada y sus condiciones físicas y técnicas. Ekeng, ayudado por su traductor, apenas pudo expresar que se sentía muy feliz y que iba a jugar donde le pusieran. Para Ferrer iba a ser su mediocentro titular. Al menos, eso parecía atendiendo a los encuentros preparatorios de verano.
Sin embargo, el campeonato lo comienza Ekeng en el banquillo del Bernabéu, como sustituto de Rossi y López Garai debido al sistema de cinco defensas que planteó su entrenador. En la segunda jornada se estrena como futbolista de Primera en los últimos 19 minutos del partido ante el Celta, sustituyendo a Garai. Poco a poco, los malos resultados y la necesidad de darle un nuevo giro a un centro del campo que sufría en exceso provocaron que Ekeng llegara a la titularidad en la cuarta jornada ante el Sevilla, aunque la desventaja en el marcador hizo que dejara su puesto por Abel.
Entre septiembre y octubre vivió Ekeng sus mejores minutos como cordobesista. Brillante en el 0-0 ante el Espanyol (ABC calificó su actuación de: “NOTABLE: Tiene desparpajo, pero le falta calma. Buen lanzador. De lo mejor”) y sobresaliente en el 1-1 de Getafe. En el Coliseo del sur de Madrid anotó su único gol en España. Lo hizo después de robarle un balón a Lacen con la ayuda de Borja –quien el domingo visitará El Arcángel con el Girona-, zafarse con un toque sutil de Velázquez y batir a Guaita con un chut cruzado. Un gol de fuerza y clase. Quien escribe estas líneas le denominó contando el encuentro para COPE “el sombrerero inagotable” por su colección de burlas con la pelota a sus rivales en el centro del campo. Era el minuto 78 y en su celebración –brazos abiertos hacia sus compañeros e impasible mirada- se presumía la euforia de la que iba a ser la primera victoria del año del regreso. Pero no fue así. Babá Diawará restó importancia al tanto de Ekeng y el mazazo precipitó el despido de Ferrer una jornada más tarde.
Con Djukic el africano fue al ostracismo, sobre todo desde la llegada de Krhin. En las 18 jornadas en las que duró su labor en el banquillo, apenas tuvo minutos en ocho (nueve, incluyendo la Copa). Su aportación fue escasa, aunque su carisma hacía que la afición del Córdoba se dividiera entre quienes veían en su caótica disposición táctica sobre el campo una licencia de genio y quienes pensaban que su concurso desequilibraba al equipo. Sus dos grandes lunares, dos absurdas rojas (ante Granada y Sevilla). Terminó jugando hasta de carrilero diestro en el último encuentro en el que Djukic dirigió al Córdoba.
Si con el segundo entrenador de la temporada gozó de pocas oportunidades, con José Antonio Romero –su tercer y último míster en Córdoba- apenas tuvo 33 minutos en el tremendo 0-8 ante el Barça con el que los blanquiverdes certificaron su descenso a Segunda en un Arcángel con media entrada.
Después de un verano de dimes y diretes –muchos pensaban que Ekeng podría resultar un futbolista interesante para una categoría tan física como Segunda-, finalmente el camerunés rescindió su contrato el último día del mercado de fichajes para que el Córdoba pudiera fichar a Raúl de Tomás. Se pensaba que iría al Mallorca, donde se reuniría con Albert Ferrer, pero finalmente quedó libre hasta que firmó por el Dinamo de Bucarest.
Tristemente, en Rumanía encontró su último destino. Fue uno de los ocho goleadores del último Córdoba de Primera. Fue un jugador con carisma y sin suerte. Fue uno de los nuestros durante un año. Descanse en Paz Patrick Claude Ekeng Ekeng.