Mi crónica: El misterio de la quinta llave del fútbol (1-0)

La lógica del fútbol se guarda en un cofre con cinco llaves. Una la abre el propio fútbol, otra la pericia del rival, la tercera la decisiva aportación de los aficionados, la cuarta está en manos de la fortuna y la quinta… ¿dónde está la quinta?

El Córdoba jugó al fútbol de maravilla en Oviedo. Hizo lo que le pidió el cuerpo en cada momento y lo hizo bien. Tuvo desparpajo, empleó la casta en la justa medida y ejerció la presión al rival para despertar a la furia que lleva dentro. Creó tantísimas oportunidades que duele ir recordándolas. Es preciso hacerlas para que esto parezca una crónica: tuvo dos Pedro Ríos, otras dos Andone (una de ellas errada incomprensiblemente y la otra enviada al palo), dos más Xisco (una salva in extremis por Miño, que hizo el partido de su vida).

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El rival, el Oviedo, que ganó (ya se lo anticipo o se lo recuerdo) aprovechó un error defensivo de marca para anotar su único gol tras un remate de cabeza de Verdés que luego Josete pudo aprovechar hasta en dos ocasiones sin oposición. Luego, aguantó sin alardes exponiendo lo justo y lanzándose al contragolpe cuando lo veía muy claro (Borja Valle también perdonó una ocasión pintiparada para sentenciar). Cuando se quedaron con uno menos en apenas seis minutos, no cambiaron su discurso sino que lo reforzaron (entró Bautista por Toché), porque les convenía. Defensa a ultranza apelando al factor del campo y al anímico del tiempo, que iba corriendo a su favor.

Oltra probó todo partiendo del equilibrado 4-4-2, terminando con tres defensas y siendo uno de ellos el atacante Pedro Ríos. Injusto sería resaltar a algún jugador por encima del resto porque si algo destacó del partido del Córdoba fue que actuó como un equipo en lo bueno y en lo malo.

Ver las caras de técnico y jugadores del Córdoba recuerda la cruda realidad de esa quinta llave del fútbol que no encontraron en el Tartiere y que, a veces, convierte en infierno lo que tenía que ser cielo. O en cielo, y miro a la euforia de los oviedistas al final, el infierno.

La distancia ahora es más grande pero el camino no parece tan duro. No ha acabado nada porque ni siquiera ha empezado nada. Jugando así, será difícil no encontrar esa maldita llave en los seis partidos que nos quedan.

JUGARON

POR EL REAL OVIEDO: Miño; Fernández, Héctor Verdes, Josete, Peña; Erice, Míchel (Edu Bedia, 64’), Susaeta, Borja Valle (Hervías, 75’); Koné y Toché (Dani Bautista 52’).

POR EL CÓRDOBA C.F.: Razak, Stankevicius (Nando García, 79’), Héctor Rodas, Deivid (De Tomás, 85’), Cisma; Eddy Silvestre (Markovic, 67’), Caballero, Pedro Ríos, Fidel; Xisco y Florin Andone.

GOLES: 1-0 Josete (12’)

ÁRBITRO: Cordero Vega (Colegio cántabro). Amarillas a Miño (40’) por el Oviedo y a Eddy Silvestre (29’), Fidel (56’) y Nando (90’) por el Córdoba. Expulsó a Héctor Verdés (50’) por doble amarilla.

ESTADIO: Carlos Tartiere, 12.827 personas, con unos 150 aficionados procedentes de Córdoba.

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