El 13 de diciembre de 1981 una brutal entrada –una de tantas– de Goikoetxea sobre Schuster dejaba la rodilla del díscolo alemán hecha trozos. El Barça, que en esos momentos era líder, se quedaba sin cerebro para lo que restaba de temporada.
El técnico blaugrana aquel entonces era el también germano Udo Lattek, un tipo de mollera dura y con las ideas muy claras. Tan firme y rancio era que, desoyendo los consejos de quienes sabían de su calidad, desestimó el fichaje de Toninho Cerezo como sustituto de su compatriota. A Lattek no le gustaba el carácter brasileño, pero ¿y si le ofrecían un brasileño medio alemán?
Núñez le sugiere –le impone- un jugador que acaba de fichar por 15 millones de pesetas a quien habían observado durante el homenaje a Costas y De la Cruz en el 80. Se trata de Cleo Inacio Hickman, hijo de unos alemanes que tuvieron que emigrar a Sudamérica durante la Guerra.
Mundo Deportivo tituló su portada después del primer día de entrenamiento de Cleo (6 de febrero del 82): “CLEO, ANTI-DIVO”. Luego, en la noticia, el redactor explicaba que en los rondos “Cleo le puso mucha aplicación y Zuviría la «guinda» del suspense cuando en una oportunidad quizá, para algunos, alargó el pie más de la cuenta. ¡Tampoco el brasileño es de mantequilla!”. El caso es que tanto a Núñez como a Gaspart lo que más les llamó la atención de Cleo fue su blonda melena y su porte (según dicen exclamaron “qué guapo es” y no lo malinterpreten). Él, por su parte, no parecía tener abuela: “Nunca prometo goles, pero no se me da mal. No vengo a sustituir a Schuster, sino a demostrar mis cualidades. En cuanto los técnicos me vean jugar, ficharé por 3 años…»
En los quince días que estuvo a prueba no demostró nada, aunque tampoco tuvo apoyo alguno del técnico Lattek ni de unos compañeros que nunca le vieron como tal. Pero Cleo hubiera pasado como el típico extranjero que ni chicha ni limoná si no fuera porque apenas un mes después de su llegada el diario Folha de Sao Paulo (por mucho que signifique “Hoja” en portugués el nombre no deja de tener su miga por lo que vamos a explicar) publicó una entrevista en la que Cleo –que por lo visto posó medio en pelotas- contaba que “el homosexualismo no era anormal entre los jugadores, aunque nunca se practicaba en las concentraciones» y que él mismo lo había ejercido en una juventud locuela.
Imaginen la que se pudo formar en la España recién salida del franquismo (por mucha Movida que hubiera). Pronto, la maquinaria del Barça se puso en guardia para rebatir aquella infamia –como si fuera un pecado mortal declarar la inclinación sexual- y el capitán del equipo, Antonio Olmo, explicó contundentemente a modo de advertencia: “si nuestro máximo rival nos ataca con este tema, publicaremos la lista de jugadores homosexuales que han pasado por ese Club –ya se imaginan a cuál se refieren– a lo largo de su Historia”. Mientras, la Directiva poco menos que obligó a casarse al jugador con su novia, María José Costa Silva, a la que trajeron a marchas forzadas desde Brasil. De testigo del enlace ejerció Núñez y Gaspart de padrino. No acudió ningún técnico ni jugador de la primera plantilla culé. Imaginen la escena.
Nunca encontró su sitio Cleo en el Barça. De hecho, apenas disputó 45 minutos en un amistoso ante el Hospitalet. A los tres meses se marchó (eso sí: casado, con los cinco millones de pesetas de ficha y con un Ford Fiesta blanco que le regaló un concesionario de Barcelona), de vuelta a su país para regresar “sin rencores” para llevarse el Trofeo Gamper del 83 con el Internacional de Portoalegre. Nunca se sabrá qué hubiera pasado si no hubiera hecho esa entrevista o si aquellos tiempos no hubieran sido aquellos tiempos.
Fuentes:
https://curiosidadesdelfutbol.wordpress.com/2012/10/23/cleo-inacio-hickmann/
http://www.elperiodico.com/es/noticias/ocio-y-cultura/mil-historias-del-balon-3367851
http://es.wikicule.wikia.com/wiki/Cleo
http://extremoizquierdo.blogspot.com.es/2011/10/grandes-mitos-del-barcelonismo-capitulo_11.html
http://www.elmundo.es/deportes/2014/12/22/54973978ca474179238b457e.html