El día que Albania eliminó a Alemania de la Eurocopa

Albania disputará este verano en Francia el primer gran torneo internacional de su historia (si excluimos la extinta Copa de los Balcanes, que llegara a ganar en el 46). Hasta esta última, todas las fases de clasificación en las que habían participado las había cubierto con puestos bastante poco dignos, que pintaban al país del Águila bicéfala como uno futbolísticamente pobre.

Tirana dos

Pero hace ya casi cuatro décadas un puñado de albaneses protagonizó una gesta que no muchos recuerdan fuera de Albania…y de Alemania. Se disputaba la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1968, cuya fase final se disputaría en Italia. El único grupo en el que únicamente había tres equipos lo componían Alemania, Yugoslavia y Albania. Para los germanos era su primera participación en el torneo, al que habían renunciado en las dos ediciones precedentes. Por su potencial y su reciente subcampeonato mundial en Inglaterra eran los grandes favoritos.

La lógica se fue imponiendo y los albaneses fueron derrotados con contundencia en sus visitas a Dortmund (6-0 con cuatro goles de Müller) y Belgrado (4-0) e igualmente cedieron en su feudo del Qemal Stafa ante sus vecinos yugoslavos (0-2). Como quiera que Alemania había corregido su derrota ante Yugoslavia a domicilio (1-0) con un 3-1 en Hamburgo, apenas necesitaba de una victoria que casi todo el mundo daba por hecha en Tirana para acceder a la fase final.

Así que el 17 de diciembre de 1967 Helmut Schön –que siete años después haría campeona a esa misma selección- y sus muchachos se presentaron relajados para ese partido decisivo. Tal vez demasiado. Ni Sepp Maier ni Franz Beckenbauer ni Gerd Müller fueron requeridos, lo que no quiere decir que no contaran con un buen once para aquella tarde. Contaba Bernd Patzke, entonces en el 1860 München y que jugó de lateral diestro que “todo este viaje rodeado de un ambiente muy extraño. Se inició en el hotel, continuó durante el partido y no se detuvo en Alemania . En el estadio no vimos en las gradas ni una sola mujer. En el hotel, el ambiente no era exactamente cálido y durante el partido en algún momento nos dimos cuenta que podíamos estar jugando días seguidos y que no íbamos a marcar”.

Aquella Albania del 67 estaba tiranizada -nunca mejor dicho- por el extraño Enver Hoxha, que dado que tenía muy buenas relaciones con la china maoísta había importado unos sombreros corte mandarín que eran usados por muchos albaneses y unos trajes verdes muy llamativos de seda que lucía el personal del hotel donde se alojaron los alemanes y que les desconcertó. Willi Schulz, defensa del Hamburgo titular aquel día, contó: “no vimos ningún coche, únicamente muchas bicicletas. Para nosotros fue como estar haber viajado a la luna”.

schmach von tirana

Helmut Schön, quien luego diría que había sido “el día más negro de su trayectoria deportiva”, dispuso a jugadores como Overath, Netzer o el delantero del Gladbach Peter Meyer. Pero nada. Les afectó, cuentan, el estado del terreno de juego o, como lo calificó la prensa alemana, una “caja de arena verde para que jugaran los niños, no un recinto para un partido de clasificación para una Eurocopa”. Dicen que tampoco comieron bien porque no había más que huevos y leche en el hotel. También, es de suponer, los cerca de 30.000 enfebrecidos albaneses que poblaron las gradas y el pleno desconocimiento del posible peligro de jugarse el todo por el todo a domicilio.

La crónica de la agencia Alfil para el Mundo Deportivo llegaba a insinuar que la victoria incluso estuvo más cerca para los “albanos”. La defensa numantina en los minutos finales, según relatan alguno de los protagonistas del choque, de los locales fue bastante para superar al desconcertado equipo germano. Moritz von Grodeck, enviado especial del Bild en ese encuentro y ex campeón olímpico en remo, criticó con dureza el encuentro del equipo de Schön y su relato sirvió para describir lo que pasó a la historia del fútbol alemán como la “Schmach” (vergüenza) de Tirana. Yugoslavia, por cierto, acabó perdiendo la final de ese campeonato ante Italia.

Los gerifaltes albaneses, como no podía ser de otra manera en una Dictadura, encontraron en el modesto-gran logro todo un aval propagandístico. La alineación que dispuso el entrenador Loro Boriçi fue Koço Dinella; Frederik Gjinali, Frederik Jorgaqi, Teodor Vaso, Ramazan Rragami, Lin Shllaku, Panajot Pano, Ali Mema, Mehdin Zhega, Josif Kazanxhi y Sabah Bizi. Nombres de un puñado de héroes anónimos que protagonizaron la mayor sorpresa en años del fútbol europeo.

Fuentes:

http://www.fussballdaten.de/news/em/euro-1968-es-war-irgendwie-irreal-2008-06-02/

https://de.wikipedia.org/wiki/Schmach_von_Tirana

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