Terminó el partido y Andone, cabizbajo, le respondía a Sergio Sánchez en movistar plus: “no soy capaz de entender que metamos cuatro goles fuera de casa y no hayamos sido capaces de ganar. Nos meten muchos goles y…” Les decía Helenio Herrera antes de salir al campo a sus defensas: “Hablad mucho entre vosotros. Une équipe, une famille”. Pues en nuestra familia habrá cuñados y primos. Pero los defensas no defienden. Es evidente.Y el equipo no juega a nada. A nada definido, al menos.
No hay señales de identidad. No hay concentración ni intensidad. No hay más que impulsos de calidad, chispazos de brillantez más o menos aislados y un jugador, Florin Andone, con entidad y presencia suficiente en ataque como para generarnos una ilusión que termina siendo pasajera por culpa de la mala cabeza de algunos de sus compañeros. O del técnico, que no sabe corregir lo que pasa.
Por partes. Casi sin salir de los vestuarios el Córdoba ya iba ganando gracias a un penalti justo (por justito, quiero decir) que transformó Fidel. Para cualquier equipo eso hubiera sido una bendición y le hubiera calmado. Para los blanquiverdes, no. Porque a partir de ese momento llegaron los nervios y el caos. El plan de frenar a Emaná –si tal era la función de Deivid por delante de la defensa- fracasó totalmente. El camerunés se movió a sus anchas por el campo y encima una amarilla a un desafortunadísimo Héctor Rodas –minuto 7- le dejaba todo el partido a merced del viento. Así, en el 17 llegaba el empate debido a una triangulación sencilla que permitía a Aníbal fusilar a Razak.
El Nàstic llevaba todo el peso porque su rival, a pesar de acumular hombres en defensa y en el centro del campo, resultaba un pelele. Las llegadas eran muy claras para los catalanes y con cuentagotas –una casi termina en autogol de Suzuki– las de los blanquiverdes.

Cuando menos posible parecía, apareció Andone. El vampiro del gol es ratonero, pendenciero, inteligente e incansable. Es un futbolista de Primera que juega, de momento, en Segunda. El centro de Pedro Ríos fue bueno y el remate, mejor. Era el 41, pero dos jugadas después una tremenda volea con su pierna mala convertía a Lobato en el justiciero del Nou Estadi. Aún quedó tiempo antes del descanso para que un pase de Caballero y un oportuno resbalón de Iago Bouzón permitiera a Andone batir otra vez a Reina. Locura.
Al descanso, 2-3 y sensación de que cualquier cosa podría suceder en la segunda parte. Oltra no movió el banquillo y el 4-1-4-1 resistió a duras penas porque al Nàstic le fallaba el fuelle o porque los cordobesistas parecían más centrados. Andone pudo haber colado otro en el 52, pero su disparo fue al palo y en el 69’ un saque de esquina de Muñiz lo remató fantásticamente bien Palanca a la red. Sí, un golazo, pero -como en el de Lobato- lo metió un futbolista totalmente libre de marca.
Parecía que la fiesta, con el 3-3, iba a terminar, pero no. A Andone le quedaba una bala en la recámara. Otro centro bueno, esta vez de Fidel, fue rematado con valentía por el rumano de cabeza. Estallido y delirio. Y miedo, porque el Córdoba es incapaz de conservar una renta. Así, otra triangulación libre de impedimentos en el campo del Córdoba permitió a Jean Luc plantarse ante Razak. Deivid, torpe y desproporcionado en el empujón, cometió penalti y Emaná lo transformó con calma.
Habrá a quien le baste el empate, habrá quien diga que la culpa es de una plantilla corta y descompensada, habrá quien diga que aún podemos subir directos. Me quedo con Helenio Herrera, con la familia, con que tenemos a uno de los mejores delanteros de la categoría (no lo tendremos en la recta final de competición, por cierto) y que, sin embargo, nada es suficiente para llevarnos a la felicidad. Y que, como concluyó Andone: «ya estamos fuera de play-off». En fin.
JUGARON
POR EL NÁSTIC: Reina; Suzuki, Bouzón, Marí, Mossa; Madinda, Aburjania (Juan Muñiz 65’); Jean Luc, Emaná, Lobato (Palanca 60’); Aníbal.
POR EL CÓRDOBA: Razak; Stankevicius, Bijimine, Rodas, Abel Moreno; Deivid, Caballero, Markovic (Luso 71’), Pedro Ríos, Fidel (Pineda 83’); Florín (Xisco 88’)
GOLES: 0-1 Fidel de penalti (5’) 1-1 Aníbal (17’) 1-2 Florín (41’) 2-2 Lobato (43’) 2-3 Florín (44’) 3-3 Palanca (69’) 3-4 Florín (79’) 4-4 Emaná de penalti (86’)
ÁRBITRO: Arias López (C. Cántabro) Expulso a Devid por doble amarilla (85’). Amarillas a Aburjania y Juan Muñiz por el Nàstic; y a Héctor Rodas y Caballero por el Córdoba.
ESTADIO: Nou Estadi. Unas 10.000 personas.