Mirémoslo por el lado positivo. Si en lo llano tropezamos, tal vez en las cuestas nos convirtamos en Luchos Herreras. El Córdoba juega este domingo en Tarragona siendo octavo. Y el Nàstic es tercero. Nosotros acabamos de bajar de Primera. Ellos acaban de subir de Segunda B. Explicar la lógica del fútbol es como desarrollarle la dialéctica de Hegel a un concursante de cualquier programa de Tele 5. Lo del equipo de Oltra en esta segunda vuelta no tiene lógica, como tampoco tendría –tal y como parece estar- que subiera. Por eso mismo, es posible. Un silogismo raro, sí.
Para empezar debe sumar en Tarragona. Ganar o empatar, pero desde luego no perder. Y para venirse con algún botín del Nou Estadi deberá buscar algún planteamiento acorde con sus posibilidades. Esta semana probó el técnico con un 1-4-1-4-1 con Deivid por delante de una línea de centrales formada por Héctor Rodas y Bijimine. El canario ya jugó el año de Primera en esa posición y, verdaderamente, su concurso podría ser más útil ahí tal vez que de defensa (en las últimas semanas está cometiendo errores defensivos de bulto). La otra opción sería Luso, que estuvo tocado y podría empezar en el banquillo. En las bandas, Stankevicius y Abel repetirían mientras que como interiores estarían Pedro Ríos y Fidel (quien dio una detallada y realista exposición de los hechos esta semana en sala de prensa).
En el eje del centro repetiría Caballero con Markovic, que tratará de aprovechar la ausencia de un Eddy que –de momento- ha ofrecido más patadas que fútbol. Arriba, como una isla Florin Andone, esperando que le ayude si las cosas van mal y como revulsivo Xisco Jiménez.
Enfrente, un Nàstic que será un poco menos fiero sin Tejera y, sobre todo, sin su goleador (nueve lleva) José Naranjo. Un equipo alegre, que sorprendió con un juego ambicioso en la primera vuelta y que ahora ha madurado hasta aprender a no perder cuando no puede ganar. Lleva once semanas sin caer y tiene futbolistas interesantes como los defensas Mossa y nuestro ex Iago Bouzón, los medios Aburjania y Madinda y, sobre todo, el poderoso y rejuvenecido Achile Emaná. Apenas han perdido dos partidos como locales y, de hecho, son el equipo que menos encuentros ha palmado junto al líder Leganés (6) y también el segundo con mejor balance entre goles marcados y encajados. Si les sirve de consuelo o de acicate, en la primera vuelta cayeron con cierta contundencia en El Arcángel (2-0). Malo sería perder también este golaveraje.
En suma, ahora que nadie cree es cuando podemos empezar a creer. Porque si de algo estamos curados de espanto los que seguimos al Córdoba es de situaciones límite, absurdas, retorcidas y de gestas cimentadas en arenas movedizas. Ah, y encima a las doce del mediodía. Más motivos para soñar.