Repasen la lista de elegidos para el último partido de Liga –por cierto: ¿no iban a ir todos?-. Siete de los que nos subieron, siete fichajes y cuatro del filial (uno de ellos juvenil). Muy probablemente ninguno de los que estamos de una manera o de otra vinculados a este sentimiento de locos hubiera apostado por ver en una misma lista a estas alturas a, por poner un ejemplo, Bijimine y Heldon Ramos.
Es el mejor ejemplo de la descomposición. Del desastre. Del fracaso total en el que se ha convertido la segunda vuelta más desastrosa que ninguna generación de cordobesistas haya tenido que sufrir. No. No es un premio para los canteranos –aunque para ellos lo vaya a ser, con toda lógica-. Es un marrón en el que se van a curtir ellos y del que van a eximir a otros que merecen el mayor de los desprecios deportivos. Cartabia debe sentir agobio en una uña. Otros, como Ghilas, Íñigo, Bebé o Pantic, directamente han sido premiados con unas vacaciones pagadas antes de tiempo. Según cuentan, incluso algunos profesionales en el entrenamiento bromeaban con los cánticos con los que desacreditaban al argelino. Si se ríen de su trabajo, si se burlan de que les consideren unos mierdas en lo suyo… ¿qué clase de profesionales son?. Sin orgullo. Sin dignidad.
Por eso, temo mucho el partido del sábado. Pase lo que pase la imagen del Córdoba como club quedará dañada. Si no compiten –lo más lógico dada la trayectoria- en Coruña, Almería y Granada les señalarán por malos y pasotas. Si compiten, Ipurúa entero será un clamor tildándoles de peseteros. Al final, esas cosas perviven (¿a que recuerdan a Bizarri y su Valladolid de 2005?).
Lo único que no puedo ver por ningún lado son los cimientos de los que habla Romero. Sólo veo escombros. Un erial de ilusiones sobre el que otro vendrá -¿Emilio Vega?- para construir un proyecto verdaderamente firme. Algo con identidad y con auténticas garantías si no de éxito sí de esfuerzo y trabajo.
El Eibar necesita ganar y, por lógica, vencerá. Aunque no haya sumado nada más que cinco puntos en su triste segunda parte del campeonato. Puede bajar igual aunque gane, así que el final del encuentro puede convertirse en el primero de los partidos de Segunda para el Córdoba. Como si hubiera saltado antes de tiempo de una dimensión para lo que no estaba preparado. Que les sea leve el tránsito.
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Toni Cruz 