Despachemos pronto la exposición de los hechos, puesto que fue casi lo de menos, para atacar el nudo y el desenlace de este vodevil.
El Córdoba duró quince minutos en el partido. Lo que tardó el Elche de Escribá en ajustar su defensa a la propuesta ofensiva de Romero. A partir de ese momento la inercia fue cambiando y se mascullaba que la desgracia se iba a volver a producir.
Lo que nadie en El Arcángel imaginaba es que iba a llegar de ese modo. En el minuto 41 Edu Albácar lanzó una falta desde casi el centro del campo, el balón llegó sin impedimento alguno a una zona en la que si un portero y un central dudan puede generar peligro. Y los del Córdoba dudan siempre. 0-1.
A partir de ese momento, la vorágine. Saturno devorando a sus hijos. La segunda mitad casi ni existió en el imaginario colectivo del cordobesismo –por aquello de la memoria selectiva-. Otro gol con cantada de portero y defensa y una actitud y una concentración propias de equipo de Segunda B. ¿Que tuvieron pundonor? Sí, con 0-2 y con un estadio entero en contra. Cuando debieron reaccionar, como siempre, fueron incapaces.
Esta fue la narración somera de los hechos. El desenlace es que el Córdoba ya está descendido virtualmente. Sin posibilidad de enmienda. Es momento de ir señalando. Vamos al nudo.
El primer culpable es el Presidente y su directiva. Han sido incapaces de gestionar el premio gordo que les tocó en junio. Su actitud inicialmente disciplente y luego ya contrita cuando era tarde unida a la nula inversión en materia de fichajes y a la pésima decisión de darle las riendas a un técnico como Ferrer que –a pesar del ascenso- nunca se le conoció una idea de juego han sido letales a los postres. La afición ya les ha señalado como principales responsables. Lo son.
También culpable la dirección deportiva, que no ha acertado con las cesiones no ya por el fútbol del que eran capaz, sino por la actitud de algunos de ellos. Ficharon jugadores, pero en algunos casos no profesionales. Y eso, en una competición forzosamente de mínimos, se paga.
Y responsables en último (y primerísimo) término los miembros de una plantilla que sólo se han ganado el pan a ratos. Que se cansaron de Ferrer y terminaron echándolo; que no han interiorizado la necesidad de la afición de conservar una categoría que era tan bonita y que en algunos casos encima han demostrado estar más pensando en la fiesta y en su próxima temporada que en lo que tenían entre manos (o entre piernas). Suspenso deshonroso a prácticamente todos sus componentes.
¿Qué nos resta? Morir bien. Una eutanasia deportiva digna y una regeneración que nos permita afrontar la próxima campaña en Liga Adelante con opciones de algo grande. Esta vez no podrán excusarse en que el cambio de división les vino por sorpresa. Esta vez sí se han ganado su suerte. Desgraciadamente.
JUGARON:
POR EL CÓRDOBA: Juan Carlos, Gunino (Fede Vico, 54′), Pantic, Luso, Edimar, Khrin, Borja García, Fede Cartabia, Bebé (Fidel, 68′), Ghilas (Héldon Ramos, 54′) y Florin Andone.
POR EL ELCHE: Tyton, Damián Suárez, Roco, Lombán, Albacar (Cisma, 57′), Pasalic, Mosquera, Aarón (Álvaro, 73′), Fajr, Víctor Rodríguez (Coro, 90′) y Jonatas.
ÁRBITRO: Vicandi Garrido (vasco) roja a Borja García y amarilla al visitante Lombán.
GOLES: 0-1, Edu Albácar; 0-2, Pasalic.
ESTADIO: El Arcángel. Unos 16.000 espectadores.