O el Córdoba gana esta noche (20:45) o la empresa de la permanencia se convierte en una quimera. Dijo Djukic en sala de prensa el domingo que lo de hoy ante el Getafe no es un “todo o nada”. Puede que sí sea eso para él como entrenador del Córdoba. Son seis envites seguidos perdiendo y siete en los que no gana (el último triunfo llegó el nueve de enero). Aunque su trabajo haya mejorado lo que había, de momento está siendo insuficiente –obvio- para el objetivo marcado.
Pero no nos pongamos en lo peor. ¿El Córdoba puede ganarle al Getafe? Sí. Sin duda. Los del sur de Madrid, aunque atraviesen una situación relativamente desahogada en la clasificación, viven entre andamios. Quique, el técnico que les reflotó, se marchó apelando a su dignidad profesional y hoy se sentará en su banquillo Pablo Franco, que era responsable del filial. En su once la novedad puede ser la vuelta de Lacen, sancionado ante el Málaga. De los otros, ojo a Pedro León, Sarabia, Álvaro Vázquez, Diego Castro o Hinestroza. No obstante, para mitigar la congoja, el Getafe lleva cinco salidas sin sumar. No es de otra Liga, como a algunos les gusta explicar a modo de salvaguarda ante el posible tropiezo.
De todos modos si hoy, me arriesgo a decir que ya siempre hasta el 24 de mayo, el Córdoba tiene un rival vestirá de blanco y verde. El enfermo está recibiendo una dosis moderada de lo que ha ido adoleciendo desde el descalabro ante el Almería: contra el Valencia no hubo sensación de grupo y sí ramalazos de calidad; contra el Espanyol la solidaridad y el esfuerzo se frenaron ante la falta de eficacia. Esta tarde la capacidad de sorprender a un rival que no querrá especular en demasía ha de llegar desde la concentración de Crespo atrás (su compañero puede ser Íñigo ante la baja de Pantic), la capacidad organizativa de Krhin, el desborde de Bebé, el trabajo estajanovista de Andone… y la efectividad del perdonado Ghilas. Si el argelino quiere reivindicarse tiene un escenario ideal.
Pero, sobre todo, que la sensación sea la de un grupo convencido de que se puede y de que quieren hacerlo. Muchos verbos, muchos deseos y un único sentimiento: ganas de ganar. Yo no me bajo hoy (bueno, ni hasta el final, como dice el himno). Quien hoy vaya al campo del Arenal, que no lo haga presa del pesimismo. No miréis la clasificación. No miréis la distancia. Mirad lo que podemos recorrer. Es la única salida a nuestro pesar cordobesista. Rendirse no es una opción.