Para salir un poco de la corriente melancólica que presidía mi elección de canciones semanales hoy he optado por el baile. En 1983 David Bowie compuso este temazo llamado Let´s Dance para liderar un álbum homónimo para EMI. Fue su primer gran éxito también en los Estados Unidos, llegando al número uno en el Billboard americano.
Supuso para Bowie una ruptura con su nihilismo y su pesimismo. En sus propias palabras, intentó producir “algo más humano y más cálido que todo lo había hecho en su vida”. Además, el videoclip –rodado en Australia- es un alegato en contra del racismo. En él se muestra la lucha de dos aborígenes contra el colonialismo occidental mientras todos a su alrededor tratan de bailar a su modo, como diciéndonos que la música es algo que sirve para unir culturas y pueblos (de hecho, no hay un estilo ni una coreografía única, cada protagonista va a su ritmo).
La letra habla de unos zapatos rojos que motivan a bailar un blues, lo que hace alusión a la fábula de Hans Christian Andersen, “Las zapatillas rojas” y, por ende, censura la desigualdad en el mundo y la injusticia social de un modo muy elegante.
Otro detalle curioso sucede en la escena del baile en el bar cuando unos blancos se ríen de las danzas de los aborígenes. No estaba preparado. Les salió de manera espontánea.
La canción y el disco tuvo tanto éxito que la gira europea “Serious moonlight tour” debió ser ampliada tanto a Norteamerica como a Asia y a Australia.
El guitarra de Bowie, Nile Rodgers, admitió en una entrevista en The Guardian que sintió alivio cuando comprobó que la canción causaba el efecto deseado porque “imaginen que creamos una canción que se titule Bailemos (Let´s dance es eso en castellano) y nadie la baila… me tendría que dedicar al mercado negro”.
Pues eso, aquí tenéis esta canción destinada y diseñada a y para bailar. Bien, mal o regular. Como os dé la gana. Que lo mováis bien.