Hoy llega a las pantallas la última película de Clint Eastwood, El Francotirador. Una cinta que viene con el desprestigio de cierta parte de la crítica –lo cual suele ser un aval en muchos casos- y envuelta en la polémica en torno a su temática y el presunto sesgo belicista que la envuelve.
Cuenta la vida –es real- del marine de élite Chris Kyle, experto en el arte de acabar con vidas enemigas de una manera discreta. Hasta 160 combatientes adversarios –iraquíes en este caso- abatió Kyle, lo que le puso en el punto de mira de la insurgencia de ese país. De eso, de venganza y de sentimientos bajos y nobles mezclados va la peli. Los retro-progres (suena antitético pero existen) entenderán en su elogio al patriotismo una ofensa. Allá ellos. Yo entiendo que una película, sea cual sea, es preciso verla sin el velo de la política o de las ideas particulares. Sobre todo, porque si nos ponemos así, la mitad de las películas españolas están sesgadas del mismo corte.
El tema de los francotiradores, por si os pica la curiosidad, ha sido abordado recientemente en este interesante reportaje del suplemento “Crónica”, de El Mundo sobre soldados del ejército español expertos en esa materia. Célebre también fue –a medio camino entre realidad y leyenda- el duelo entre el héroe soviético y pastor de los Urales Vasily Zaitsev y el Mayor alemán König durante la II Guerra Mundial en la batalla de Stalingrado.
Si vais al cine, lo dicho, disfrutad de una película que a buen seguro y con el sello de Eastwood, os va a dejar un buen sabor de boca.
Toni Cruz 