Eslava Galán tiene una doble virtud: sabe mucha historia y es capaz de explicarla sin abusar de datos, ni de tópicos, ni de relatos farragosos. El urganovense, fiel a la verdad, parte de la anécdota para explicar la realidad de los hechos tal y como cree que fueron. Sin apasionamientos ni partidismos. Sin revisionismos ni visiones tendenciosas. Pura historia. Sus dos libros más controvertidos –“Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar nadie” (2005) y “El catolicismo explicado a las ovejas” (2009)- lo son porque aporta visiones desnudas sobre hechos que han estado tamizados por el tabú de la moral o de la ceguera política.
Después de su espectacular “La Primera Guerra Mundial contada para escépticos” (2014) vuelve este año con la que podría ser su continuación: “La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos» (de Planeta). Porque Eslava entiende que este segundo conflicto universal no fue sino la continuación de la mal zanjada lucha del 14, que el Tratado de Versalles liquidó de manera cuanto menos discutible.
Resume el autor en una parte de sus 750 páginas que la Segunda G.M. la perdió Alemania porque al frente de sus ejércitos estaba un loco como Hitler, que prefirió buscar ingenios modernos que asestaran un golpe definitivo al rival (como los cohetes V1 y V2) antes que buscar soluciones más pragmáticas.
Pero lo que diferencia la obra de Eslava del resto de relatos históricos es cómo trata a los personajes más anónimos. A aquellos a los que el paso del tiempo condena al olvido a pesar de ser quienes más sufrieron en sus carnes el horror de la sangre derramada. Así, en “La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos” se puede leer el caso de una bailarina judía que hizo un postrero striptease ante una cámara de gas; cómo un submarino alemán fue descubierto por un caza porque uno de sus tripulantes tiró inapropiadamente de la cadena de su retrete o el relato de las orgías en el Búnker del Führer (quien, por cierto, podría tener tendencias homosexuales).
También dedica parte del libro Eslava a abordar la implicación de la España de Franco en el bando perdedor. Sostiene el escritor –como muchos otros- que contrariamente a lo que se mantuvo durante décadas Franco sí que quiso intervenir al rebufo de Hitler, pero que el dictador nazi le despreció.
Cuenta también Eslava –así lo adelantó en su charla coloquio de Córdoba del pasado 24 de enero en el Salón de Actos de Cajasur– la anécdota profética del corresponsal de EFE en París en el 40, Ramón Garriga. Éste, en el momento de apogeo del Reich, ya sostuvo en una charla con el falangista Dionisio Ridruejo: “estos tíos van a perder la guerra en 1945”.
Un delicioso libro que satisfará a buen seguro a los ‘historiófilos’ más exigentes.
Hola:
Para mí, fan incondicional de la Historia en todos sus formatos, una reseña tan interesante como el libro y el autor de los que habla. Lo apunto en ‘Libros pendientes’.
Saludos.
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