Aquí tenéis el texto del artículo de opinión que sobre el Sevilla-Córdoba publiqué este domingo 15 en ABC Córdoba:
La fealdad es infinita
Cuando conoces el bienestar, cualquier dolor se hace más difícil de sobrellevar. Casi insoportable. El Córdoba –el cordobesismo, por ende- ha sabido ya lo que es sentirse bonito en Primera, aunque fuera por unas semanas. Sin embargo, Umberto Eco ya advirtió de que la belleza puede ser aburrida mientras que la fealdad es infinita.
Tal vez Djukic no se equivocara en su planteamiento inicial. Como no soy técnico, no se lo puedo discutir ni reprochar (obvio decir que en el debe sí se le puede apuntar el marcador final). Pero desde luego al serbio o a alguien se le ha olvidado desde hace unas semanas explicar lo que significa funcionar en equipo. Lo imprescindibles que son la solidaridad, la cohesión y el compañerismo para salvar el pescuezo.
No vamos a eludir el descenso confiando en cabalgadas aisladas de Bebé. O en genialidades de Cartabia. O mediante el acierto de Ghilas. Únicamente la concentración, la implicación, el esfuerzo y el sacrificio de todos pueden hacernos mejores que otros rivales que –ojo- no son más guapos ni más fuertes que los nuestros.
Ayer en el Pizjuán el único momento de rabia de un jugador del Córdoba se sintió cuando Krhin se revolvió tras ser golpeado por Krychowiak. Al esloveno le dolió la patada. A los que estaban en la grada les dolía notar cómo al resto de sus compañeros parecía no dolerle verse superados en todos los conceptos.
No, no dio motivos para la esperanza el Córdoba. Los presentes tuvieron –tuvimos- que soportar que la afición de un equipo que ha ganado una Liga, cinco Copas y tres Uefas nos deseara con sorna el descenso, en un detalle nada elegante e impropio. Lo peor, que está claro que sin saltar, ni patear y sin correr más que el enemigo… el Córdoba no derrotará ni al Sevilla, ni al Valencia ni a ninguno de los otros rivales. Y ya saben, en consecuencia, cuál será nuestro castigo. Que espabilen. Ya.
Toni Cruz 