Mi crónica: Lo que viento se llevó (0-2)

Una galerna fuera de su tiempo y de sitio descargó sobre El Arcángel en el peor momento. Lluvia a ráfagas en una mañana como otras, cargada de sinsabor y de nostalgia reciente. El viento se llevó un buen puñado de nuestra ilusión y la confianza en nuestras posibilidades. Nos dejó, a cambio, unas cuantas interrogantes  y, paradójicamente, alguna que otra certeza. El Córdoba ahora mismo se asemeja a un yogur caducado. A un pájaro que se topa contra una ventana cerrada viéndola abierta. A todo lo que no le puede acercar al ascenso a Primera.

Y eso que la puesta de escena fue voluntariosa, lástima que en el 5’ un saque de esquina de Pedro se le envenenara a Razak. ¿Que hubo falta previa a Markovic de Cabrera? De acuerdo. ¿Que Razak está desastroso en su salida? También. Como quiera que ahora mismo un tanto –a favor o en contra- supone un trauma para los blanquiverdes, transcurrió cerca de media hora hasta que volvieron a dar señales de vida. Un disparo de Andone, un remate de cabeza de Héctor Rodas, un centro chut de Pedro Ríos. Poquísimo bagaje jugando en casa, por mucho que enfrente estuviera un bien plantado Zaragoza. Cabe matizar que el juego del Córdoba en las últimas semanas se ha vuelto tan previsible (esto es: balones en largo y esperar que Andone se las componga), que resulta mucho más sencillo de defender que antes (para buenas retaguardias, no como la del Alcorcón el otro día).

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Justo tas el descanso, el segundo puñal. Cada vez que el delantero Ángel caía a cualquiera de las dos bandas el peligro se mascaba porque ni Stankevicius ni Cisma eran capaces de hacer frente a la situación. En una de esas, por la derecha esta vez, el canario le puso un balón perfecto para Hinestroza que éste envío a la red sin oposición. 0-2 y sensación de encuentro finiquitado.

Entonces empezó a diluviar. En todos los sentidos. Oltra quemó sus cartuchos, que en algún caso son de fogueo. Nada más entrar, un nervioso Eddy casi le regala el tercero a Ángel en una incomprensible cesión a Razak. El propio Ángel marcó otro que anuló el cántabro Arias López (que estuvo mal, pero esa es otra historia). Fidel sólo estuvo en acciones a balón parado mientras que el chileno Pineda, que entró después, desperdició una clarísima ocasión delante de Manu Herrera demostrando que no merece la condición de delantero de esta categoría.

El viento también se llevó a un público hastiado y consumido a diez del final. Todos –o casi todos- rumiando por el incomprensible cambio de rumbo que ha tomado este proyecto. No resulta sencillo pensar que únicamente fichando más esto no estaría pasando. Pero… ¿y si se hubiera traído a otro lateral diestro y a otro delantero? ¿Y qué hacemos el sábado en Ponferrada sin Andone? ¿Y si los que juegan siempre tuvieran competencia directa en sus respectivos puestos (especialmente en ataque y defensa)?

Ucronías que se resumen en una única reflexión: ¿Y si el viento nos ha alejado de los sueños y nos ha llevado a la cruda realidad?  Ojalá no sea así.

JUGARON

POR EL CÓRDOBA: Razak, Stankevicius, Rodas (Jean Paul Pineda, 77′), Deivid, Cisma, Luso (Eddy Silvestre, 54′), Markovic, Pedro Ríos (Fidel, 54′), Nando, Xisco, Florin Andone

POR EL REAL ZARAGOZA: M. Herrera; Campins, Guitián, Cabrera, Rico; Morán, Ros, Culio, Pedro (Dorca, 90′); Hinestroza (Diamanka, 73′) y Ángel. 

ÁRBITRO: Francisco Manuel Arias López (cántabro). Amonestó a Razak (6’), a Pedro Ríos (25’), a Héctor Rodas (35’), a Florin Andone (52’), a Markovic (60′) y a Eddy (60′) por parte del Córdoba, y a Hinestroza (23’), a Pedro (37’), a Culio (63’), a Guitián (75′) y a Rico (85′) para el Zaragoza.

GOLES: 0-1: Cabrera, 5’; 0-2: Hinestroza, 48′

ESTADIO: El Arcángel. 16.000 espectadores.

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