Mi crónica: Luchando contra su propia identidad (1-1)

Resulta difícil de comprender el empeño en modificar lo que estaba funcionando bien. Si el Córdoba ha hecho algo con criterio en estas catorce jornadas –e incluyo el partido de hoy ante el Tenerife- ha sido esperar y correr. El esmero en buscar un innecesario y estéril protagonismo con el balón en los pies nos está llevando por un camino si no peligroso sí intranquilizador.

Oltra quiso que la posesión fuera blanquiverde en el primer tiempo repitiendo con Víctor Pérez en el centro del campo. El experimento, y no por Pérez precisamente, fue un fracaso. Nadie acompañaba al manchego, que porfiaba en solitario por unir dos mitades que parecían a varios kilómetros de distancia. Si el marcador no se movió en esos 45 minutos fue por tres buenísimas paradas de Razak Brimah –hoy con la aureola de santo-. No hubo prácticamente indicios de actividad ofensiva. Si acaso, la habitual porfía de Andone.

HeliodoroSin fluidez, sin velocidad en las transiciones y con problemas en el costado izquierdo por la velocidad de Omar Perdomo, el Córdoba pedía a gritos que llegara el descanso.

Si a esto sumamos la lamentable actuación del leonés Valdés Aller –entre desconcertante y dolosa- el aficionado cordobesista se pudo sentir defraudado por la puesta en escena de su equipo.

Distinto fue el arranque del segundo tiempo. Con más decisión, fe o arrojo –o por deméritos del rival- los atacantes visitantes iban generando tímidos acercamientos a la meta de Dani Hernández. Pero no fue en una jugada de toque como llegó el gol del Córdoba. Fue, una vez más, en una acción de coraje, velocidad e inteligencia de Florin Andone, que se plantó delante de Dani Hernández luego de recorrer medio campo y le batió con la tranquilidad de los grandes artilleros. De la continuidad del rumano, y no es exagerar, depende en gran medida la suerte del Córdoba esta temporada. Es más que medio equipo.

A partir de ese momento, Oltra trató de proteger el resultado con sus cambios. Protegió el centro del campo quitando a Pérez –que tenía amarilla- y dando entrada a Markovic; buscó la velocidad de Pineda para las contras y la contundencia de Gálvez en el centro del campo. En ese concepto, le ganó la partida Martí, porque uno de los suplentes tinerfeñistas, Nano, anotó el gol del empate en una acción en la que Gálvez se queda pinchado rompiendo el fuera de juego tras el rechace de un saque de esquina.

Al final, el empate se puede considerar que plasmó lo que se vio sobre el terreno. Más allá de los dos puntos cosechados de los últimos nueve; más allá de la absoluta dependencia de Florin Andone; más allá de encajar tantas veces en los minutos finales… lo único inquietante del choque del Heliodoro es esa sensación de pérdida de identidad que mostró el equipo durante una primera parte horrorosa. A seguir remando con paciencia. Próxima estación, un Oviedo al alza el domingo en El Arcángel. Buena prueba será.

JUGARON

POR EL TENERIFE: Dani; Germán, Vitolo, Ricardo León (Nano, 74′), Suso, Aurtenetxe, Aitor Sanz, Jorge Sáenz, Raúl Cámara, Cristo (Martínez, 56′) y Omar (Jairo, 83′).

POR EL CÓRDOBA: Razak, Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Cisma, Luso, Víctor Pérez (Markovic, 71′), Nando (Jean Paul Pineda, 80′), Fidel, Xisco (Rafa Gálvez, 85′) y Florin.

ÁRBITRO: Valdés Aller (colegio castellano-leonés). Amonestó con amarilla a los locales: Jorge (45’) y a los visitantes Víctor Pérez (23’), Fidel (41’), Deivid (48’), Xisco (85′) y Florin (90′).

GOLES: 0-1: Florin Andone (60’); 1-1: Nano (85′)

ESTADIO: Heliodoro Rodríguez López. 9.000 espectadores.

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