Mi crónica: Derrota con doble (o triple) lectura (2-0)

Dos lecturas de Albacete-Córdoba. Ninguna es necesariamente opuesta a la otra. Incluso se podría decir que son complementarias.

La primera nos llevaría a realzar lo (mucho) que de bueno que hizo el Albacete. Supo sufrir cuando le tocó –en ese sentido su portero Juan Carlos estuvo soberbio– y palió las acometidas iniciales del Córdoba, que se plasmaron en sendos disparos de Florin Andone y de Fidel Andone. Una vez contenidos los visitantes, los manchegos se enrabietaron ante lo que consideraron una injusticia arbitral. Con razones: Razak debió ser expulsado después de malentenderse con Deivid y salvar una ocasión manifiesta con sus brazos fuera del área; luego Cisma –horrible durante los noventa minutos- cometió un claro penalti por manos que tampoco vio Pérez Pallás. Así que, espoleados por su indignada afición y seguros de su potencial ofensivo se lanzaron en tromba tras volver del vestuario en pos de la victoria. La inestimable ayuda de la, ayer, mal sincronizada defensa cordobesista les ayudó a conseguir su reto. El 1-0 llega tras un disparo que Razak no pudo no supo despejar bien ni blocar y que empujó a la red Jona. El portero ghanés alternó momentos brillantes con otros de dudas, como de costumbre, pero no fue suya únicamente la culpa del segundo. Deivid retrasó el balón sin mirar y Razak salió como loco. Como resultado, César Díaz mató el partido cuando aún le restaban veinte minutos de teórica lucha sin oposición alguna. El tanto fue absurdo, ilógico. De falta de conjunción.

20151108_180216Con esa ilógica podemos empezar la segunda lectura del partido. Porque el Alba estuvo bien, sí, pero enfrente tuvo rival únicamente durante una parte. El Córdoba empezó entero. La tuvo Andone y la tuvo Fidel, pero se fue deshaciendo como azucarillo en café conforme iban sucediéndole los avatares del juego. Aun así, el balance al término del medio tiempo no era necesariamente malo, pero tras el descanso el equipo acusó una desorganización en defensa que imposibilitaba practicar el tan necesario fuera de juego y una falta de fuerza de centro del campo en adelante que hacía imposible pensar en la remontada. No fue el día de Markovic –que lo intentó casi al final-, ni de Fidel ni Pedro Ríos, ni de Pineda. Y desde el banquillo Víctor Pérez no aportó sino que restó (¿a qué espera este jugador?). Por todo esto los muchos desplazados fueron dejando aparcada la fe para darle paso al orgullo.

Porque, y esa es la tercera y final lectura del encuentro, una vez concluido el encuentro y ya durante los minutos de la basura, la afición del Córdoba estuvo superlativa. Ningún reproche; ninguna crítica; ningún pesar. Alegría de verse vivos y de sentirse parte de una familia que se sabe mortal, pero que quiere hacerse eterna; que se mira en la clasificación y se ve tan líder como vulnerable (y por eso resulta tan bonito sentirse grande).

Conforme los focos se fueron apagando un único cántico resonaba en el Belmonte. Era el que alababa a los vencidos y era coreado por locales y visitantes. No era un “vae victis”. Era una celebración. Unos festejaban –literal- haber recibido “a la mejor afición que había pasado por su estadio” y los otros –con intacto orgullo- que formaban parte de ese sueño colectivo.

Tal vez ahora se vea duro, pero con la lección aprendida, la pérdida de una batalla puede haber servido de paso enorme para la consecución de un objetivo. Juntos. Más fuertes.

JUGARON

POR EL ALBACETE BALOMPIÉ: Juan Carlos, Antoñito, Gonzalo (Pulido, 64′), Agus, Paredes, C. Díaz, M. Núñez, Edu Ramos, Santi Jara (Miquel, 90′), Jona (Jason, 70′) y Rubén.

POR EL CÓRDOBA CF: Razak; Dalmau, Héctor Rodas, Deivid, Cisma; Pedro Ríos, Luso (Víctor Pérez, 75′), Markovic, Fidel (Nando, 67′); Florin Andone y Jean Paul Pineda (Xisco, 58′).

GOLES: 1-0 Jona (52’), 2-0 César Díaz (69’)

ÁRBITRO: Pérez Pallas (colegio gallego). Amonestó a Edu Ramos (47′) en el Albacete y a Razak (25′), Cisma (46′) y Dalmau (57′) en el Córdoba. Expulsó a Markovic por doble amonestación (88′).

ESTADIO: Carlos Belmonte. 8.588 espectadores con unos 600 llegados desde Córdoba.

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