Mi crónica: Lo normal, lo superior y lo extraordinario (3-2)

Resulta curioso que en Córdoba el buen trabajo –a veces- sea la peor carta de presentación. Perder en Vitoria, donde el líder Osasuna palmó 3-0, es algo que entra dentro de lo posible. Hacerlo después de ir en ventaja en dos ocasiones duele mucho, pero refleja también que algo de bueno tuvo el encuentro de los cordobesistas. Y algo de malo, naturalmente. Pero que nadie se vuelva loco. Lo anormal es ganarlo todo. Derrotas, y como la de Mendizorroza, habrá más. Más vale que nos hagamos el cuerpo.

Empecemos por lo bueno, que fue casi todo en la primera parte. Planteamiento rocoso, centro del campo que maniataba al rival y contundencia a balón parado. Fidel centró divinamente en el 18’ y Andone remató de cabeza a la altura del centro. Para llegar a ese momento Razak tuvo que desviar un disparo de Juli primero y otro de Raúl García después.

MendizorrozaEl gol no modificó demasiado el panorama, aunque los minutos iban señalando más y más a Stankevicius. El defensor, castigado a ser lateral diestro, tuvo una tarde horrible con Pacheco. El malagueño le burlaba una y otra vez hasta que en el 29’ le puso un buen centro a Toquero que el -no tan tosco como parece- delantero envió certeramente de cabeza a la red.

El Córdoba se repuso bien y completó un gran final de primera parte. Tanto que volvió a pegar merced a un contragolpe perfectamente ejecutado entre Andone y Fidel. Del intercambio de regalos entre ambos el beneficiado era el espectador cordobesista, que se frotaba los ojos ante el despliegue de fluidez en uno y otro sentido. Pudo incluso haberle puesto la guinda el rumano con un remate que picó en exceso ante Fernando Pacheco.

Hasta ahí lo bueno. Porque desde que se volvió del vestuario el Córdoba no hizo mucho más. Pero el equipo de Oltra no se empleó con menos acierto que en Lugo, donde ganó. Cuesta entender que el técnico no viera –o, si lo vio, no supiera remediarlo- el hueco que tenía por el costado izquierdo del ataque vitoriano, por donde Stankevicius defendía mal y Pedro Ríos no le ayudaba. Por ese flanco llegó el empate. Pacheco le burló una vez más y su disparo seco con la diestra sorprendió a un Razak que no anduvo rápido de reflejos esta vez.

Con el gol, Oltra no tocó rebato, aunque pudiera parecerlo. Sus cambios cuesta entenderlos –Xisco dejó su lugar a De Tomás, Fidel a Pineda y ya muy tarde Gálvez entró por un tocado Luso-, pero no empeoraron el panorama. El Alavés empujaba a lo Bordalás: pegando duro y buscando a sus tanques a balón parado. En el 44’ el Córdoba incluso sacó de esquina, pero en la siguiente acción una falta dudosa permitió una postrera oportunidad que remató Guichón en primera instancia, no pudo blocar Razak (no tuvo su día) y remachó Pelegrín. 3-2.

Tres puntos volatilizados en pedazos porque faltó contundencia en ambas áreas, algo de entereza y fuerza en el tramo final ante un rival durísimo y porque hubo errores puntuales que costaron carísimos. Una derrota que castiga sobre todo por las numerosas tarjetas vistas.

Pero, volviendo al inicio, no hay nada de extraño en lo que pasó en Vitoria. Lo extraño sería buscar mayores conclusiones y encontrar dramas donde hay familia. Eso sería lo último.

JUGARON:

POR EL DEPORTIVO ALAVÉS: Pacheco, Carpio, La Guardia, Pelegrín, Raúl García, Femenía (Barreiro, 59’), Manu, Sergio Mora, Dani Pacheco (Estrada, 90+3), Toquero y Julio (Guichón, 80’).

POR EL CÓRDOBA: Razak, Stankevicius, Deivid, Rodas, Cisma, Markovic, Luso, Fidel (Pineda, 78’), Pedro Ríos, Florin, Xisco (Raúl de Tomás, 60’).

ÁBITRO: De La Fuente Ramos (Colegio Castellano Leonés) amonestó con amarilla a los locales: Mora (35’), Pelegrín (67’), Juli (69’)|visitantes: Andone (35’), Stankevicius (47’), Xisco (60’), Rodas(85’), Luso (80’).

GOLES: 0-1: Florin (18’), 1-1: Toquero (29’), 1-2 Fidel (41’), 2-2 Pacheco (72’), 3-2: Pelegrín (92’)

ESTADIO: Mendizorroza. 9.000 espectadores.

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