Mi crónica: El fútbol es algo así (3-2)

El partido ante el Numancia fue a las cinco de la tarde. Una hora clásica. Tal vez por esa razón, puede que por el ambiente en la grada, o por las alturas de la temporada y la situación de ambos equipos… o puede que por todo en conjunto. El caso es que en El Arcángel se vio un partido de fútbol de antaño. Uno en el que las prevenciones se fueron desvaneciendo conforme el sudor iba manchando las camisetas.

Oltra tiró de lógica y la lógica le acabó dando la razón. Lo hizo en el once inicial y lo hizo –valiente, luego se dirá- en sus cambios. Razak, Rodas y Andone al once. Otros actores –secundarios pero menos- tuvieron su ocasión más adelante.

No había perdido el rival. Pronto se supo por qué. Un conjunto veloz, dinámico, fuerte y con personalidad. Óscar Díaz forzó un penalti pronto –en el 7’- que él mismo transformó. El público, contagiado de la fe de los suyos, no forzó la máquina de manera sabia. Y los suyos, liderados por un colosal Pedro Ríos, les agradecieron la paciencia generando fútbol en oleadas. Munir –un portero prometedor- salvó en dos ocasiones al Numancia, pero no pudo evitar la tercera. A bocajarro Pedro Ríos remachó un disparo de Xisco al poste.

20151018_172434El Córdoba había reaccionado muy bien. Nada que ver con aquellos tiempos en los que un gol en contra (o a favor incluso) suponía un abismo insalvable con la felicidad. Tan bien estaba el Córdoba que empezaba a alardear por ambas bandas, ayudado en la valentía del rival, que no se escondía ni guarecía. A pesar de que los dos rivales generaban peligro, la acción del 2-1 llegó merced a la mera porfía de un jugador mayúsculo en fe. Florin Andone presionó hasta provocar el error de Orfila y ejecutó muy bien ante Munir.

Euforia antes del descanso que aún pudo ser mayor si Arcediano hubiera errado –no sería de extrañar puesto que erró mucho en el encuentro- y no hubiera invalidado un cabezazo de Xisco a la red que hubiera sido casi definitivo.

Tras el descanso, el Numancia volvió a la carga con energías renovadas. Dos jugadores como Concha y Valcarce –Pablo, uno de los mellizos- asumieron el juego de ataque y entre ambos y Medina cocieron un empate que resultaba absolutamente lógico en el 53’.

Durante unos cuantos minutos el Córdoba zozobraba. Pero aguantó. Le vino muy bien la lesión de Razak, que paró unos minutos benditos el alocado juego. También acertó Oltra en sus sustituciones. Gálvez dio el aire que le faltaba a Markovic (luego, ya con el marcador a favor daría entrada a Pineda por Fidel, dando un mensaje de confianza al grupo).

Y cuando más se sufría apareció ese extra que necesita cualquier equipo que busque ser grande: la calidad. La tuvo Pedro Ríos –el mejor sin duda del encuentro– en un golpeo esquinado de falta y la tuvo Andone al saber colocarse justo en el lugar justo para empujarla de cabeza a la red.

Con el 3-2, el estadio terminó de jugar su papel determinante. Equilibró el empuje del rival e hizo que la incertidumbre fuera menos. Suyo es el mérito, junto al de Oltra y el puñado de jugadores que hacen buenas sus acertadas decisiones. Colíderes y, lo más importantes, con una renta de cinco puntos con el séptimo. Sueñen hoy tranquilos, porque mañana seguirán estando arriba.

JUGARON:

POR EL CÓRDOBA CF: Razak; Stankevicius, Deivid, Rodas, Cisma; Pedro Ríos, Markovic (Gálvez 68’), Luso, Fidel (Pineda 78’); Xisco (Víctor Pérez 87’) y Florin Andone.

POR EL C.D. NUMANCIA: Munir; Medina, Orfila, Juanma, Valcarce (Natalio, 78’); Gaztañaga, Pedraza (Marc Mateu 82’), Luis Valcarce, Concha; Óscar Díaz (Aquino, 78’) y Álex Alegría.

GOLES: 0-1 Óscar Díaz 7’ (penalti); 1-1 Pedro Ríos 18’; 2-1 Andone 38’; 2-2 Concha 53’; 3-2 Florin Andone 73’.

ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (manchego). Amonestó a Cisma, Rodas, Markovic, Luis Valcarce, Óscar Díaz, Juanma y Medina.

ESTADIO: El Arcángel, unos 20.000 espectadores.

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