Gorostiza y Friday, dos geniales truhanes del fútbol

Me contó el otro día mi amigo Manuel Campanero –conocedor de mi gusto por los buenos cuentos de fútbol- que buscando textos de Gorostiza el poeta se topó, en un genial artículo de Alfredo Relaño, con la leyenda de Gorostiza el futbolista. Como el que va a buscar níscalos y se encuentra con un enano. Agradecido, me veo en la obligación de recordar su figura e incluso subir la apuesta haciendo la semblanza de otro jugador genial y perteneciente a la escuela de los crápulas del balón: Robin Friday. Las similitudes y diferencias entre sendas leyendas son –salvando los años de distancia y las cuestiones culturales- fascinantes.

Guillermo Gorostiza disputando un partido con el Athletic
Guillermo Gorostiza disputando un partido con el Athletic

Gorostiza nació en 1909 una familia de clase bien de Santurce. En esto no se parecía a Friday, quien vio la luz por vez primera junto a su hermano gemelo en el 52 en Acton, un barrio obrero y en el que las tensiones raciales –multitud de inmigrantes, especialmente polacos- hacían del sobrevivir dignamente un arte. Los padres de Friday apenas ganaban lo necesario para comer.

A Gorostiza el fútbol le empezó a enamorar a escondidas. Friday no tenía mucho más que hacer, aparte de robar. Al vasco le trataron de ‘curar’ incluso enviándole a Argentina, pero allí no sólo siguió dándole a la pelota sino que incluso descubrió el lado oscuro y brillante del genio lunfardo (las piernas tangueras y el coñac francés le embelesaron). Por el contrario, a Friday le ponían en bandeja la práctica de su vicio favorito, acaso el único sano que tenía. Su padre le llevó a probar en la escuela del Chelsea con trece años y pasó las pruebas con tanto desparpajo que dio miedo a sus monitores. Le dejaron marchar. Desencantado, o no, prefirió probar el speed. Y le gustó.

Portada del disco de los Super Furry Animals en el que se le ve mandando al cuerno a un portero recién batido
Portada del disco de los Super Furry Animals en el que se le ve mandando al cuerno a un portero recién batido

Gorostiza empezó a ganarse la vida en el 28–había jugado ya en lo que sería el filial del Arenas, pero en plan amateur- enrolándose en la Marina. En Ferrol, claro, como mandaban los cánones. Y allí jugaba el Racing, que tuvo noticias de su talento  y lo incorporó a sus filas. Tras meterle un golazo al Divino Zamora, el Athletic no tuvo más remedio que rendirse a su talento y ficharle. Tenía veinte años.

Friday, a esa misma edad, ya se había casado con una chica negra llamada Maxine –provocando la indignación de sus intolerantes padres- y había acumulado ya varias detenciones al tratar de conseguir dinero para drogarse. En una de esas visitas al reformatorio se hizo amigo de varios obreros que le consiguieron trabajo como asfaltador.

Eran dos tipos fuertes. A Gorostiza, al que apodaron Bala Roja, no había quien le parara cuando tomaba la pelota desde una banda y buscaba la mejor posición para disparar a portería. Friday, que no tenía apodo pero daba miedo por su aspecto incorregible de delincuente, llegó a jugar apenas unos meses después de haber quedado literalmente empalado por un pincho en un accidente laboral. Tuvo la muerte a un centímetro de su pulmón.

Estampa de Gorostiza, ya como futbolista del Valencia
Estampa de Gorostiza, ya como futbolista del Valencia

Friday fue rescatado por un viejo central irlandés llamado Charlie Hurley para jugar en el Reading. Nunca le pidió que dejara sus vicios, pero sí que le fuera franco. Ambos cumplieron su parte y, por eso, el resultado fue un éxito. Los hinchas acudían al campo de Elm Park a ver sus exhibiciones sin tener presente si su ídolo estaba resacoso o golpeado por alguna reyerta en el Churchill´s, su pub favorito. Además, su rendimiento no se resentía nunca. Desde aquel centro del campo hacía mejores cosas que todos sus compañeros juntos. Un año subió a Tercera el Reading con Friday como mejor jugador de la categoría. Su gran logro palpable. El menos importante, en realidad.

Gorostiza llegó más lejos detrás de la pelota. Ganó ligas, copas, fue máximo anotador dos veces del campeonato y hasta se salvó en una guerra –se alistó en el bando nacional como requeté-. Friday vivía su particular guerra cada fin de semana. Con los despertadores, con las prostitutas, con la cocaína…Levantaba envidias, pero le daba exactamente igual. En los años más violentos del fútbol inglés, nunca usó espinilleras. Si le daban patadas, las devolvía. Jamás se quejaba. También le daban a Gorostiza, tanto que los italianos de Mussolini le lesionaron en los cuartos del Mundial del 34. Quién sabe lo que hubiera pasado en el partido de desempate con él sobre el verde.

Friday anotando un gol con la camiseta del Reading
Friday anotando un gol con la camiseta del Reading

A Robin Friday el Reading –único club en el que se sintió completamente feliz como jugador- le tuvo que vender porque ya no podía aguantar la grandeza de su estrella. No lo hizo a otro grande, pues su fama ya se había extendido por los mentideros del mundo futbolístico, sino al Cardiff. Nunca pasó de jugar en Segunda, pero tuvo tiempo de humillar en un partido de esa categoría al Fulham en el que jugaba sus últimos minutos el mítico Bobby Moore (en ese mismo equipo estaba George Best, pero una lesión impidió que ambos se enfrentasen sobre el verde).

A ambos, eso ya queda dicho, les gustaba castigarse el cuerpo. El veneno del vizcaíno eran los licores. Cuentan que una vez en Sevilla, cuando ya militaba en el Valencia, saltó tan ebrio al campo que envió un penalti al córner. Cuando escuchó las burlas de la grada, despertó su fútbol y acabó recibiendo una ovación de un Pizjuán perdedor puesto en pie. Friday, una tarde de esas de resaca de cerveza y de todo tipo de estupefacientes, hizo que el árbitro internacional Thomas aplaudiera un gol suyo de volea. Cuando terminó el partido, el del pito le tuvo que confesar a Friday que había sido el más bonito que había visto en su vida. “¿De veras? Deberías venir por aquí más a menudo. Lo hago todas las semanas”, fue la respuesta del genio de Acton.

Los dos vivieron un final difícil. Gorostiza acabó sus días pobre y solo el 25 de agosto de 1966 en un hospital para tuberculosos de Bilbao. El cadáver de Friday fue encontrado el 22 de diciembre del 90 en su piso de Acton, probablemente con una dosis letal de heroína en su sangre.

Los dos recibieron, tras su muerte, el reconocimiento de su público y de sus compañeros. Y de artistas. Manuel Summers rodó el documental “Los juguetes rotos” para honrar la memoria de Gorostiza y la de otros genios olvidados. Y el cineasta se desnudó en ella: “Hoy, en un viejo libro de texto, he vuelto a encontrar un cromo tuyo de los que entonces, cuando niño, tenía repetido. Porque éste eres tú, Guillermo Gorostiza, “Bala Roja”. Y ya…, ni me acordaba de ti. Perdóname. Por eso me he preguntado, ¿dónde estás?, y he salido a buscarte. Hasta he ido a una agencia de información y he pedido algunas fotografías tuyas. Sólo tenían tres y, las que tienen, son de las que yo tenía repetidas, de cuando tú jugabas al fútbol. Y me han dicho que sólo las tienen por si algún día te mueres. Ahora que puedo, quiero hacer una película contigo. Una película tuya”. A Friday le recuerdan hoy de una forma más gamberra a través de un libro escrito por el periodista y escritor Paolo Hewitt y el exbajista de Oasis, Paul McGuigan que lleva por título “The greatest footballer you never saw”. También su irreverente foto haciéndole un gesto despectivo a un guardameta recién batido ilustra el “The man don’t give a fuck” de los Super Furry Animals.

Dos iconos que hicieron de su vida un homenaje a la autodestrucción, pero que nunca defraudaron cuando se vestían para la batalla. Dos que encarnan el papel de héroes y antihéroes de leyenda, pero para los que nunca faltarán flores y admiración en el cementerio universal del fútbol.

Fuentes:

http://elfutboldepablo.blogspot.com.es/2011/09/pichichis-guillermo-gorostiza.html

http://www.sefutbol.com/7-cosas-que-quiza-no-sepas-guillermo-gorostiza

http://blogs.elpais.com/memorias-blanco-negro/2012/12/guillermo-gorostiza-el-george-best-espa%C3%B1ol.html

http://www.jotdown.es/2013/06/la-derrota-de-las-virtudes-frente-a-los-vicios-de-robin-friday/

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