En la convocatoria del Marbella F.C. que jugará este domingo en Córdoba se encuentra Mustafá Azman Zeinha. O Mustafá Troncoso. Un jugador con dos nacionalidades. Tres, si me apuran. Y una historia de superación y privaciones detrás.
Mustafá nació en Tinduf, una ciudad argelina en la que se encuentran cinco campos de refugiados saharauis que llevan por nombre los de ciudades de la República Saharaui: El Aaiún, Smara, Auserd, Dajla… En el de Dajla nació Mustafá y allí descubrió el fútbol de pies desnudos, pelotas de trapo, líneas de piedras y redes imaginarias. El tiempo pasaba lento y los partidos duraban hasta que el sol se ponía.
Su suerte empezó a cambiar a los once años. En ese 1999 Mustafá fue acogido dentro del programa “Vacaciones en paz” por la familia Troncoso de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Una familia normal -normal no: muy generosa- con un padre -Ángel- una madre-Magdalena Espinar- y dos hijos -Ángel y Magda-. Tres con Mustafá, que desde el primer momento fue querido como uno más. Que hubieran conocido de primera mano la realidad de los campos de refugiados les ayudó a empatizar más si cabe con la situación que viven los saharauis. Lo que empezó como un proyecto de seis meses terminó siendo una nueva vida.

El joven Mustafá descubrió pronto que en España también podía jugar al fútbol y en unas condiciones bastante mejores que en el desierto. Tal vez esa dureza le ayudara a despuntar en las categorías inferiores del Atlético Sanlúcar antes de recalar en el Coria, donde por fin se estrenó en la Preferente Andaluza. Desde entonces (2004) ya ha podido jugar de manera semiprofesional y profesional en Alcalá, Lepe, Alcoy, Villanueva de la Serena(donde jugó por subir a Segunda y hasta coló en el play off), Mérida (compartiendo vestuario con Javi Hervás), Melilla (allí coincidió con el cordobesista Zelu) y ahora Marbella. Es extremo de carácter y personalidad. Un talante que le causó algún disgusto en sus orígenes pero que ha aprendido a dosificar.
Mustafá es ahora uno de los jugadores importantes del Marbella. A pesar de no haber sido titular indiscutible el año pasado, su técnico Cubillo apostó por su renovación y esta temporada está contando con muchos minutos. Troncoso ha aprovechado su oportunidad como también la aprovechó su compatriota Silas, Sidahme Sidati de nombre, quien ya se ha retirado tras militar en Sestao River y Linares entre otros equipos.
Ambos, como muchos otros saharauis, anhelan que cambien las cosas allá donde nacieron. Que no tengan que vivir desplazados y en precario. Que puedan tener una selección de verdad bajo una bandera reconocida y, sobre todo, que sus chavales no se sorprendan -como le pasó a Mustafá en Sanlúcar- de ver salir agua de un grifo.
Fuentes:
https://www.racinguismo.com/2017/06/mustafa-el-messi-saharaui.html
https://rasdargentina.wordpress.com/2015/09/28/mustafa-espiritu-de-superacion/
https://unonueveocho.es/blog/seleccion-saharaui-de-futbol-camiseta/