El debate sobre la sumisión del fútbol al dinero ni es nuevo ni tiene pinta de morir. Ángel Cappa –licenciado en Filosofía y ex técnico, entre otros equipos, de Real Madrid y Tenerife- y su hija María –periodista- han reflexionado sobre el tema en un libro (“También nos roban el fútbol”, Editorial Akal).
-Antes de nada, ¿de quién es el fútbol?
-Ángel Cappa: De la gente y los jugadores, pero para resumir podemos decir que es de la gente, porque nació de la gente más humilde y de los barrios. Los que tienen ese don de saber jugar, son los jugadores, pero en general es de la gente.
-María Cappa: Además, como deporte que es, es un derecho fundamental. Es, por tanto, de todos.
-En vuestro libro, sobre todo, hay denuncia e investigación
-María: forma parte de una colección que se llama A fondo, que dirige Pascual Serrano, de periodismo de investigación. He tenido la suerte de añadirle a la investigación la conceptualización filosófica que le da mi padre.
-¿Que el fútbol se haya convertido en un negocio de manera tan radical ha cambiado también la forma de jugarlo?
-Ángel: Claro, claro. Lo ha afeado. La intromisión del dinero ha cambiado también el significado del fútbol. Ha eliminado prácticamente en el imaginario popular el concepto de placer. El placer de jugar ya no tiene ningún valor, no cotiza en ningún mercado. Hay que ganar como sea, que es un eslogan absolutamente vacío pero que se ha generalizado. El juego ha perdido valor en función del resultado, que es lo que define todo.
-Alguien me dijo una vez que cuando Nike entró en el mundo del fútbol (europeo, no americano) éste empezó a cambiar.
-María: No, creo que fue antes. Nike ya entró cuando el negocio ya se estaba empezando a vislumbrar. Hay que lamentarlo por ellos, pero llegaron tarde. Luego se hicieron bien con el negocio, eso sí. Empezó, tanto para Europa como para América, cuando los políticos se dieron cuenta de que, dada la enorme afición que generaba, podía ser una oportunidad de asociar su imagen al triunfo y cuando los medios de comunicación se dieron cuenta de que podían explotar el producto hasta el infinito sumando anunciantes y también cuando las marcas deportivas se dieron cuenta de que patrocinando partidos y jugadores les generaba un beneficio inmenso.
-En Niños futbolistas, Juan Pablo Meneses habla del tráfico de menores en el fútbol, especialmente en América. ¿Se ha tomado conciencia ya de esta situación?
-Ángel: Aunque sea relativa la toma de conciencia de esa situación se hacen los distraídos porque es un tema muy grave. Sudamérica ha empezado a vender jugadores primero, desde hace ya muchos años, los más destacados, los cracks. Luego se fueron vendiendo los buenos jugadores y ahora el negocio ya se extiende a los niños. Tengo entendido que en Argentina se han vendido o, digamos, se han ido entre 12 y 15 años alrededor de seis mil niños en los últimos años. Es una barbaridad, porque después la mayoría se queda dando vueltas por ahí sin destino porque son muy pocos los que llegan a la élite.
-¿Cuánto tiene de política esta mercantilización extrema del fútbol?
-María: Todo. Date cuenta de que para que las empresas puedan servirse y las multinacionales lucrarse tiene que haber leyes para que puedan hacerlo y se lo pongan fácil. En España la Ley del Deporte que habilitó el gobierno de Felipe González para convertir los clubes que eran de todos en Sociedades Anónimas para quienes pudieran permitírselo. También son políticos los que han modificado la ley del Suelo para que los empresarios metidos a directivos que puedan especular con los terrenos y que ellos junto a las constructoras con las que se asocian pueden hacer negocios escandalosos que en muchas ocasiones han sido penados. De hecho, la propia conversión de clubes en SAD ha sido recientemente penada por la UE por considerarse que ha sido una ayuda estatal a los propios clubes. También han sido los gobiernos que albergan mundiales los que permiten que haya desalojos forzosos y que se modifiquen sus propias normativas para que no se cobren impuestos a las empresas que trabajan con la FIFA. De política tiene todo esta mercantilización.
«La derecha apuesta más al fútbol directo, de lucha… al que prescinde de la belleza, digamos»
-A colación de esto, ¿se puede decir que hay un fútbol de derechas y otro de izquierdas?
-Ángel: Bueno, sí, pero como una metáfora. Vamos a llevarlo teóricamente. No quiere decir que haya regates de izquierda y goles de derechas. Digamos que, en general, la derecha tiene puestas sus miras en la eficacia, en lo económico nada más y la izquierda le da valor a la belleza también por sí misma. Es curioso que en el fútbol no se tenga en cuenta que la belleza además es rentable, porque cuando mejor juegas o más bonito juegas más posibilidades de ganar tienes. Pero hoy prima únicamente el resultado y la belleza sería una pérdida de tiempo. El fútbol directo se dice, como si eso pudiera existir. Todos los juegos en general se fundamentan en el engaño, en anunciar una cosa y hacer otra: el mus, el ajedrez, el baloncesto… pero en el fútbol eso se considera una pérdida de tiempo. La derecha apuesta más al fútbol directo, de lucha… al que prescinde de la belleza, digamos.
-¿El accionariado popular sería una salida a la extrema mercantilización?
-María: El problema de que el negocio se haya apropiado del fútbol no atañe únicamente al fútbol. El concepto de sociedad como negocio está en todas las áreas de la comunidad. Se intenta privatizar la sanidad, la educación… y también el deporte. No se puede ser uno luchando contra todos. Es un paso que sirve a determinados equipos, como el Ceares, el Ciudad de Murcia, el Xerez Deportivo… les sirve como comunidad o barrio para recuperar su pequeña parcela, pero a nivel global hay que cambiar el concepto de que con dinero se puede hacer todo a costa de derechos fundamentales.
-¿Qué implica que los próximos Mundiales se celebren en Rusia y Catar?
-Ángel: Muestra la corrupción que hay en el fútbol. En el libro María explica muy bien de qué manera se elige eso, con sobornos y cuestiones políticas. Eso explica claramente, sin ningún tipo de posibilidad de escaparse, qué es la corrupción en el fútbol.
-¿Qué porcentaje de culpa de esa situación en el fútbol tienen (tenemos) los periodistas deportivos?
-Ángel: Hay que distinguir periodistas de medios. Los medios sabemos que están en manos no solo de empresas periodísticas sino de empresas y los medios buscan, como cualquier empresa, ganar dinero. Los periodistas tienen que vivir o sobrevivir dentro de esa filosofía. El periodismo se convierte en una fábrica de consumidores más que de gente que piense y se refiera al juego y tenga una reflexión serena de análisis del juego, aunque sea pasional en el momento. En lugar de privilegiar el juego para que lo entienda el espectador se habla más de lo que sucede alrededor del fútbol. Y, ¿ Qué sucede alrededor del fútbol? Prácticamente nada. Se inventan cosas, polémicas, la tristeza de Cristiano Ronaldo y todo ese tipo de cosas que hacen que el espectador de fútbol sea más que nada un consumidor del producto fútbol.
-Tras escribir el libro… ¿encontraron alguna solución para devolver el fútbol a la gente?
-María: No sé si hay solución, pero uno debe vivir como si sí la hubiera. No tiene sentido vivir resignado. Hay que ser realista, pero hay que vivir con esperanza para que la situación cambie. Hay que dedicar la vida a algo que merezca la pena.
-Ángel: El sistema social, económico y político en el que vivimos nos quiere convencer de que no hay nada que hacer. De que esto es así y punto. Lo relacionan con la naturaleza y una frase que tienen para ganar nuestra resignación es que luchar contra esto es como “luchar contra la ley de la gravedad”. Nos queda ver la posibilidad de que es posible un cambio, aunque no lo podamos ver inmediatamente.
-En El País dijo Ángel Cappa en 2010 que “en cualquier actividad, si vende está bien”…
– Ángel: … y si hablamos del juego, hay equipos que no juegan bien pero ganan y vuelven a ganar y si ya ganan tres o cuatro partidos se le buscan justificaciones, se dice que algo tendrán. Y se dice que es un equipo sólido, serio… porque gana. Y si gana, tiene razón, y si gana, hay que elogiarlo. Porque si gana vende y, por tanto, hay que estar del lado del que gana.
Agradecimientos: Editorial Akal