Sentenció Elías Canetti en su Libro de los Muertos del 42 que “los muertos viven de juicios y los vivos viven de amor”. Es perfecta esa frase para asumir y cambiar. Para corregir y derivar un destino (cualquier destino, el del Córdoba por ejemplo, que es de lo que se va a hablar en estas líneas) hacia un puerto más feliz. No hay un apocalipsis más allá de la muerte de cada día cuando se pone el sol. No hay ninguna fecha marcada en el calendario para dejar de soñar.
El Córdoba –y perdonen el circunloquio- lleva seis partidos sin sumar un punto en casa. También lleva desde el 24 de enero sin perder a domicilio. El Córdoba está siendo más efectivo la mayoría de las veces que brillante y ordenado y más contundente en ataque que expeditivo en defensa, pero no hay casi rivales de la categoría que aúnen más de una de esas cualidades. El Córdoba ya no está en play-off después de pasarse meses en él o en ascenso, pero está tan cerca o tan lejos de la gloria como otros once equipos en la competición.
Así pues, quedando como quedan ocho partidos, lo único que resta es confiar en que el estilo que mejor les sienta a los jugadores sea respetado por su técnico y que éstos, agradecidos, le den toda la concentración e intensidad exigidas en un partido de fútbol profesional. Lo del sistema, parece que no se tocará atendiendo a la convocatoria (se queda fuera Eddy Silvestre, que estuvo toda la semana entre algodones). De hecho, Oltra podría (a mi juicio debería) repetir el once con el que venció en Huesca. Una defensa (Stankevicius-Rodas-Deivid-Cisma) que se ha juntado en siete de las nueve ocasiones en que los blanquiverdes han dejado su portería a cero; un doble pivote que se entiende a las mil maravillas (Luso-Caballero); dos interiores en buen momento de forma (Fidel-Pedro Ríos) y una pareja de delanteros que querrían todos los equipos de la categoría (Xisco-Andone). Con todos los efectivos disponibles, el técnico valenciano podrá argumentar a posterior que lo que hizo a priori fue lo que más inteligente le parecía. Sin ambages.
Enfrente, ojo, un Tenerife que se está manejando como pez en el agua en el calmado océano de la zona tranquila hasta acercarse a la chita callando a los puestos de play-off. Martí dotó de mayor profundidad y pegada al bloque ultradefensivo que proponía Raül Agné. Si a eso se suma la calidad a balón parado de Javi Lara, se explica la gran mejoría de un grupo que llegó a ocupar durante algunas semanas puestos de descenso. Dos bajas sensibles tienen los insultares para este choque: ni su buen portero Dani Hernández (uno de los mejores de Segunda), ni su lateral diestro Raúl Cámara por lo que su posible once sería el formado por Roberto; Cristian García, Saúl García, Carlos Ruiz, Germán; Aitor Sanz, Vitolo, Suso, Javi Lara; Choco Lozano y Nano (un delantero muy joven y en plena forma).
¿Claves a priori? Manejar bien las emociones, obviar lo que rodea de mística al envite, mitigar el hambre del enemigo y mantener la fortaleza mental a la hora de defender las acciones a balón parado. Y que reciban amor de vida, porque vivos están. Y, como dijo Oltra, pase lo que pase en El Arcángel los dos equipos seguirán vivos después de que terminen los noventa minutos. Ya habrá tiempo para juicios, finales… y para juicios finales.