Cuando todo cambia, queda el fútbol. En una de sus reflexiones de su memorable recopilatorio Balón Dividido, Juan Villoro explica el síndrome de Cotard aplicado al giro del balón. Dice el mejicano que quien padece ese mal enfrenta un entorno donde todo es incierto, negando su nombre, su cuerpo y sus emociones. Concluye el escritor que el fútbol estructura –a los que nos gusta, claro está- nuestro calendario y permite transformar el destino en algo más o menos predecible. Lo predecible, dicho ha quedado en el título de esta previa, es la hora –el mediodía de mañana- y el lugar –El Arcángel- en el que regresa lo que nos egresa de nuestra comodidad. Lo que no es predecible es a dónde nos conducirá.
Con esa preciosa incertidumbre retorna el Córdoba a correr en un encuentro de trampantojo. El Mirandés no suena tanto como otros compañeros de categoría, pero su entrenador –Carlos Terrazas– plantea sus partidos de inicio con apenas tres defensores. Tal vez por eso sea uno de los mejores visitantes y el conjunto que más goles mete junto con el Oviedo. En el otro lado de la balanza, una fragilidad defensiva que se nota más, paradójicamente, cuando ha de conservar un marcador y aumenta el número de efectivos en su retaguardia. Se resfría cuando se tapa. Dos de sus zagueros –Kijera y Galán– no podrán estar (sus plazas las ocuparán Provencio y Gafoor). Sus fluctuaciones durante la primera vuelta han dejado a los rojillos justo en la mitad de la tabla. Están sobresaliendo Rúper, Lago Junior y Álex García, para que no les quiten ojo.
Es, en suma, el Mirandés el peor equipo para empezar el año porque resulta imprevisible. No es ser agorero si se recuerda lo imprevisible que puede resultar el primer partido tras la vuelta de las navidades. Por algo Oltra ha decidido concentrar a sus profesionales. No porque desconfíe de ellos, sino porque es la mejor forma de hacer que vayan aterrizando. Ya despegaron mal hacia sus fiestas en Elche y el torneo no da tregua (el Alavés está exultante y ya ganó 3-0 al Bilbao Athletic).
El parón, por cierto, fue relativamente movido. Pasó lo de la Junta y lo de Pineda. Y no sucedió nada serio en lo que ha refuerzos se refiere (sonaron Fernández y Jorge Molina, pero aún no se ha llegado a nada concreto). Para colmo, Fidel no completó el primer entrenamiento del año, por lo que será duda ante el Mirandés. Las bajas de Deivid y del chileno errante ya se conocían por sus expulsiones en Elche. En el once sí podrían estar de regreso si así lo deseara su entrenador Cisma, Rodas, Markovic y Xisco.
No ha sido un cambio de año especialmente tranquilo, pero el Córdoba es segundo y sólo eso debería servirnos para activar el resorte de la ilusión. No podemos predecir qué sucederá desde este domingo hasta el 5 de junio. Sí debemos saber, para paliar nuestro síndrome de Cotard, dónde tendremos que colocarnos para aguardar en gozosa espera lo que el caprichoso destino nos quiera regalar.